En una mirada atrás

30 marzo 2012 9:09

#editorial

Lea el final del post sobre la génesis de este texto

En una mirada atrás

Había soñado con un mundo en el que cualquier libro, editado en cualquier momento, pudiera estar disponible en cualquier lugar; en el que se mantuviera la justa retribución de autores y editores, pero abriendo sin cortapisas la difusión de las obras en el dominio público o las que sus autores quisieran legar al futuro. Un mundo en el que los libros fueran arquetipos platónicos que se encarnaran en tiradas, en impresos bajo demanda, en dispositivos dedicados o en aparatos de amplio espectro, bajo la forma más conveniente para el lector. Un mundo en el que los libros se consiguieran en las librerías, llegaran por correo, bajaran del éter a nuestros aparatos, o se retiraran calientes, recién hechos, de distintos establecimientos (empezando por las librerías). Un mundo en el que la cultura fluyera y la tecnología permitiera el diálogo lectores/autor, el de editor/lectores y el de lectores entre sí. Un mundo en el que autores y editores tuvieran, y compartieran, completa información sobre el destino de sus libros. Un mundo en el que se pudieran crear y difundir libros hechos a la medida de una persona o de un colectivo, para sus propósitos particulares. Un mundo en el que la producción editorial de cualquier país en español se difundiera sin fronteras entre los países hispanohablantes, y en el que en general cualquier obra creada en cualquier país pudiera llegar a cualquier parte. Un mundo en el que las propuestas editoriales minoritarias encontraran su nicho. Un mundo en el que los autores pudieran escoger contactar directamente con su público y en el que el público pudiera en ese caso recompensar directamente al autor. Un mundo en el que nuevos agentes de recomendación y filtrado guiaran a un público ávido entre una oferta cada vez más rica.

Había soñado un mundo así, y creí que la digitalización del proceso editorial podría proporcionarlo: la digitalización de las obras, claro, pero también la de los mecanismos que las llevan hasta el público. Por creerlo así, desde el lejano comienzo de mi sitio web me dediqué a explorar esos temas, y por eso desde hace ya once años fui sistematizando mis indagaciones en un blog.

Se habían previsto problemas en ese proceso, claro, y todos y cada uno fueron haciendo su entrada: irrupción de poderosos agentes de fuera del sector editorial español, lenta y escasa adaptación de los operadores locales a una revolución digital ajena, mantenimiento de las fronteras para las obras, barreras a la comunicación de libros entre los lectores, digitalizaciones reprivatizadoras de obras en el dominio público por parte de la Administración, dispositivos que encadenan las obras compradas, nuevos canales cuasimonopolísticos de adquisición y lectura de libros…

Sería injusto no señalar igualmente que mientras tanto se ponían gratuitamente en la Red cientos de miles de obras, que aumentaban los sistemas de contacto entre lectores (mediante clubs de lectura y similares), que algunos autores y editores empezaban a gestionar bien la relación con su público…

Pero el saldo general no me parece satisfactorio, y tampoco me parecen positivas las tendencias que se apuntan, como la destrucción de un sistema que funcionaba, aunque imperfectamente (librerías, ciertas editoriales), para ser sustituidas por el ascenso de conglomerados prácticamente monopolísticos desde el punto de vista empresarial y tecnológico. Puede ser que estemos entre las convulsiones de una época que está alumbrando algo diferente, pero algunos rasgos de este nuevo mundo son más bien para echarnos a temblar.

Resulta que la Sargento Margaret de la Patrulla de salvación me pidió que respondiera a unas preguntas relacionadas con esto de la edición, y cualquiera se niega…

Bien: me negué. Al día siguiente, y con la certeza de ser obedecidos que tienen los que han cursado la carrera de armas, me indicó la conveniencia de deponer mi actitud. No quise un tercer aviso, y empuñé la pluma. No sé cómo, en vez de contestar a lo preguntado, me encontré recordando el estado de ánimo que me había llevado, hace ya años, a ocuparme de estas cosas. Y el texto que salió, de carrerilla, fue éste.

Ayer lo publicó la Patrulla, abriendo una serie bajo el sugestivo título de “La transición ¿lampedusiana? del libro”. Seguirán las respuestas al cuestionario que han dado mis colegas Silvano Gozzer (Anatomía de la edición), Arantxa Mellado (Actualidad Editorial) y Fernando García (Sin Tinta, El País).

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Blog en huelga

29 marzo 2012 0:00

#29M

 

Cerrado por huelga

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Códigos QR en la solapa

26 marzo 2012 11:11

#QR

Una de las tareas clave de los editores en un mundo de novedades tan superpoblado es facilitar la información sobre las obras. Lo que voy a contar lo he encontrado en un libro de la Editorial Rayo Verde: se trata de añadir codigos QR a las solapas de los volúmenes, donde se informa de otras obras publicadas.

Com es sabido, un código QR, capturado por un teléfono avanzado (iPhone o similar), lleva a una página web concreta. Los editores siempre han aprovechado las solapas o las últimas páginas de sus libros para promoción, y muchos de ellos tienen buenas páginas web. No es que no se pueda poner una dirección URL, correspondiente a la ficha de un libro, en una solapa, pero visitarla transcribiéndola en un ordenador es algo que sólo haría un fan devoto. El código QR lo pone inmediatamente al alcance de cualquiera.

Los códigos QR se pueden crear por procedimientos simples y gratuitos, de modo que  no es algo gravoso para el editor. Y probablemente se puedan encontrar buenas ideas de promoción con este sistema (códigos que lleven a noticias, entrevistas, booktrailers, concursos…). Por otra parte, no sólo los compradores de un volumen pueden usarlos: cualquier visitante de una librería puede desenfundar el móvil y ver al instante qué le propone el editor.

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“El responsable de los errores”

21 marzo 2012 11:11

#calidad

El 16 de junio de 1911 la Bibliographie de la France, periódico oficial de editores y libreros, publica un anuncio de las ediciones de la NRF. El anuncio concierne a tres libros, los tres primeros de la joven editorial: L’Otage, de Paul Claudel, una obra en tres actos que se convertirá en un ornato de la tragedia francesa; La Mere et l’Enfant, de Charles-Louis Philippe, quien narra en ella sus recuerdos de infancia y juventud; y, finalmente, Isabelle, un relato breve, desenvuelto y rápido de André Gide.

Gaston [Gallimard] está ansioso: cree haber cometido una equivocación. Cuando los primeros ejemplares están sobre la mesa, llama a Gide. Éste, particularmente maniático, los sopesa, los hojea, los examina antes de saltar indignado al leer su Isabelle: hay páginas con veintisiete líneas, otras con veintiséis, y, además, hay erratas y faltas que no son ciertamente suyas. Gallimard intenta calmarle y le explica que los tipógrafos de Brujas [donde se había compuesto e impreso el libro] son flamencos, que no todos dominan el francés…

Es inútil. Gide está furioso. Con todo su nerviosismo conduce a Gaston al almacén de la NRF, en la calle Bonaparte, y allí los dos hombres destrozan, a petición del escritor, todos los ejemplares de su libro. Gaston cumple dócilmente; no tiene siquiera la presencia de ánimo necesaria para conservar algunos. Gide, más astuto, guardó cinco o seis a escondidas: más adelante, revenderá muy cara esta edición totalmente original. Para ser el hijo de un célebre bibliófilo, a Gaston Gallimard le había faltado olfato.

Con esta pequeña pifia de la que es menos responsable que su impresor, Gallimard aprendió que el editor es considerado siempre por el autor como el responsable de los errores que pueden mancillar su producción.

(Pierre Assouline, 1987)
Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

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Las letras opacas del retablo de Gante

19 marzo 2012 10:10

La adoración del místico Cordero es un retablo finalizado en 1432, obra de  Hubert y Jan van Eyck: una auténtica joya de la pintura flamenca que acaba de sufrir un proceso de restauración. En el curso de él se ha podido fotografiar con todo detalle, y el resultado, Closer to Van Eyck: Rediscovering the Ghent Altarpiece, proporciona un mosaico navegable con un grado de detalle asombroso. Está compuesto por 100 mil millones de pixels (como comparación: si hace clic en la imagen superior del retablo, obtendrá una imagen de unos 230.000 pixels).

El centro del retablo representa a Cristo (o Dios Padre), y a su derecha está San Juan Bautista, una pintura que tiene aproximadamente 1,70 metros de alto.

San Juan sostiene un libro en su regazo, con una hoja entre los dedos, como si acabara de girarla. Por obra de la perspectiva, la página par queda casi completamente a la vista, y se puede observar que está a dos columnas, encabezadas por una capitular miniada. La página queda invertida con respecto a la mirada del espectador. Aquí la hemos girado, para su mejor apreciación:

Es un manuscrito (aún faltarían dos décadas para que se inventara la imprenta de tipos móviles), y en él se pueden percibir perfectamente las líneas de escritura, curvadas por la tensión de la página abierta.

Para realizarlo se ha utilizado tinta negra y roja, y las iniciales se han coloreado de rojo y azul. La tradición iconográfica de la época quiere que los santos escritores se representen con su obra en las manos, pero nada sabemos de que este Juan hubiera escrito algo. ¿Estará Juan el Bautista leyendo quizás el Apocalipsis, dado que de ahí proviene la escena de la adoración del Cordero que es el centro del retablo? Si lográramos descifrar el texto pintado podríamos confirmar de qué libro se trata.

La capitular, con su inscripción CONSOLAMT, parece orientarnos hacia alguna forma abreviada del verbo latino consolo, que sin embargo no figura en el Apocalipsis en la versión latina de la Vulgata. ¿Y el resto del texto?

A medida que aumentamos el zoom, la primera impresión se confirma: las líneas perfectamente ordenadas, la sucesión de ascendentes y descendentes, los puntos de las íes, los puntos finales de oración ( situados en el centro de la línea, como era usual en el momento) y las iniciales ornadas, todo es un mero simulacro: una reproducción aleatoria de trazos que siguen la distribución global de las letras en una palabra, pero que no son letras, son evocaciones de letras que componen palabras fantasmales, trazadas con un pincel finísimo a una escala diminuta (compárese su tamaño con el craquelado de la pintura).

Letras opacas que componen palabras que no pueden descifrarse, pero que fingen pertenecer a alguna de las lenguas de los hombres…

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A Vicente Rojo, en su 80 cumpleaños

15 marzo 2012 10:10

#cubierta

Hoy cumple esta bonita cifra Vicente Rojo, uno de los diseñadores clave del mundo del libro. El Boletín del  Fondo de Cultura Económica, editorial para la que realizó muchas de sus obras, contiene un artículo sobre su trayectoria.

La efeméride me ha hecho rememorar mi primer encuentro con (la obra de) Vicente Rojo: su cubierta de Cien años de soledad de Sudamericana (1967). Busqué en mi biblioteca el ejemplar que compré en 1971, y mientras escaneaba su azacaneada cubierta, pensaba que ésta era realmente la prueba de fuego del diseño de un libro: que te acompañara durante cuarenta años, envejeciendo contigo, y que contemplarlo te siguiera deparando un íntimo placer.

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“El olor del libro es la quintaesencia de todos los olores”

15 marzo 2012 10:10


#libro#autor

Porque el olor del libro es la quintaesencia de todos los olores, la geografía del héroe, el trópico de la quietud y los bosques nemorosos. Todo libro es pasaje. Cuando abro un volumen y aspiro sus páginas, ya no estoy allí. Mucha gente no puede entender que Tucídides huela a aurora de islas griegas, pero así es. (Nunca he estado en Grecia, pero mi convicción es irrefutable precisamente porque es irracional.) Se puede vivir sin leer, es cierto; pero también se puede vivir sin amar: el argumento hace aguas como una balsa capitaneada por ratas. Sólo quien ha estado enamorado sabe lo que el amor regala y quita; sólo quien ha leído sabe si la vida merece la pena de ser vivida sin la conciencia de aquellos hombres y mujeres que nos han escrito mil veces antes de que naciéramos. Y que nadie se sonría ante estas líneas. Por una vez, y sin que sirva de precedente, han sido escritas sólo desde la emoción.

(Ricardo Menéndez Salmón, 2009)
Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

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Fonética de la Academia: un libro y un DVD mejorables

12 marzo 2012 11:11

Ya ha aparecido la tercera y última parte de la Nueva gramática de la lengua española de la Real Academia, Fonética y fonología (libro más DVD). La obra, aunque con muchos aspectos estimables, adolece de una serie de defectos que tienen que ver: a) con ciertas peculiaridades de las publicaciones de la institución, b) con mal diseño de la obra multimedia y c) con el desaprovechamiento conjunto de ambas modalidades de edición.

En Para la voz presento un detallado análisis de aspectos editoriales del libro y el DVD.

En Ante la gramática trato los dos primeros volúmenes (Morfología y sintaxis)

[Debido a su temática, este post ha sido también publicado en mi blog lingüístico; pido excusas por la repetición]

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“No me gusta corregir ni tachar”

07 marzo 2012 11:11


#autor
#autor

No hay obra en que yo haya tardado más de veinte días. No me gusta corregir ni tachar. Las cuartillas téngolas numeradas de antemano […]; para que juzgue usted cómo escribo, le diré a usted que cuando tengo dos o tres capítulos escritos, envío la obra a la imprenta.

(Ramón María del Valle-Inclán, 1915)
Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

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Las app de Planeta

05 marzo 2012 11:11

#iPhone #iPad

Las apps gratuitas son un interesante medio de promoción editorial. La semana pasada examiné algunas características de las app de la editorial Maeva para iOS (Apple). Voy a pasar revista ahora a algunas desarrolladas dentro del Grupo Planeta.

La app de Lorenzo Silva es un buen ejemplo de app de autor para iPad e iPhone: Silva es un escritor con muchos seguidores, y que además tiene una interesante interacción con sus lectores digitales, de modo que cuenta a priori con una base de de usuarios de esta aplicación. Quienes se la descarguen tendrán todo lo que puedan desear sobre su autor: videos, relación de sus obras, muestras de capítulos, noticias renovables que se amplían mediante conexión a la Web…  Y, por supuesto, enlace a la compra de los títulos.

Cercano a éste es otro caso de una autora también con numerosos  fans: Matilde Asensi.

La app de Planeta de Libros (para iPad e iPhone), sin embargo,  adolece de los mismos defectos de la general de Maeva que comentábamos: es un app sólo para fans de Planeta, si es que tal cosa puede existir. Además, mezcla promoción de libros que tienen edición electrónica, y de otros que sólo existen en papel (abajo). En su organización general refleja el mismo caos conceptual del sitio web de Planeta de libros.

Caso aparte es la app de Para Dummies (iPad),  que reúne los libros que empezaron en la famosa serie For Dummies, dedicada al libro práctico y de referencia, y hoy son una franquicia donde alterna la traducción de títulos originales y la creación de propios.  Como declaró hace dos días en Twitter su editor Roger Domingo:

Viendo las ventas de libros a través de la app de @ParaDummies del 1º mes. Sin duda, mucho mayores de lo esperado.

Haciendo números: si la app de @ParaDummies fuera un punto de venta estaría entre los 5 que + venden. Conclusión: tenemos nuevo gran p[unto ]d[e ]v[enta].

Bien: esta idea de app está más cerca de la app vertical, por área de interés, que comentábamos la semana pasada. Y es cierto: constituye en sí misma un punto de venta al que van asomando novedades, promociones, ofertas… Los libros de la serie tienen una identidad lo suficientemente marcada, y abarcan un abanico lo suficientemente grande de temas como para  hacer que los fans le reserven un espacio en un lugar donde éste es un recurso escaso: la pantalla del iPad.

La aplicación se convierte así en una mezcla de escaparate, librería de ebooks, y punto de encuentro para aficionados a la serie.

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