Descanso estival

24 julio 2012 14:14

Trabajaré (aún) menos…

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Buen verano

El marcapáginas, y otras publicidades

10 julio 2012 10:10


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He hablado un par de veces de Hibris. Revista de Bibliofilia, bimensual editada en Alcoy (Alicante). Por el momento se publica sólo en papel, aunque me informan de que planean colgar en su web números atrasados. En el último número (65-66, septiembre-diciembre 2011) hay varios artículos de gran interés.

Uno de ellos es “Crónica de una señal anunciada: el biblión de los Manuales Soler”, de Concepción del Valle, que estudia la promoción que realizaba el editor barcelonés Manuel Soler desde finales del XIX, sobre todo con exitosa colección Manuales Soler luego rebautizada como Manuales Gallach, y por fin integrados en Espasa-Calpe, que los comercializó hasta los años 50. Pues bien: los Manuales Soler tuvieron un despliegue publicitario asombroso, con anuncios incluidos en otras publicaciones de la casa, regalos, cupones para conseguirlos, e incluso un mueble para agruparlos todos (la Enciclopedia Espasa también adoptaría luego ese poderoso argumento de venta).


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La difusión de los manuales se equiparaba, en la publicidad interior de los mismos (por lo general en las guardas), con el avance de la patria:

LA SIGUIENTE DEMOSTRACIÓN GRÁFICA DEL AUMENTO DE LECTORES  ES UNA PRUEBA DE QUE ESPAÑA PROGRESA
[sic, por tanta versal].

Por cierto; el histograma situado al pie de la página, que ilustra el aumento del número de lectores, que es vagamente proporcional al tamaño del personaje ilustrado, es toda una joya de la arqueología de la representación de datos. Además, obsérvese que los pocos que comienzan a leer los Manuales son ricos y eclesiásticos, y al final hay hasta un agricultor… [Esta imagen es la única que he encontrado, y si un lector en cuyo poder obre un Manual Soler con esta publicidad en las guardas me facilita una reproducción mejor se lo agradeceré eternamente]:


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Otro recurso promocional, nos dice Concepción del Valle, eran las postales humorísticas, que recalcaban el regalo. En una de ellas, un niño le dice al otro:

Oye, mamá ya no le riñe a papá si compra libros. ¡Como que los compra a la casa Sucesores de Manuel Soler de Barcelona y los regalos se los queda mamá!

Pues bien: uno de los obsequios era un marcapáginas, el primero que se registra en el mundo editorial español, y el primero con nombre propio: biblion (o biblión, como también lo escriben). Se presenta bajo los nombres de señal y de punto de lectura, lo que parece indicar cierta vacilación, o una terminología no asentada. La autora ha recopilado los siguientes nombres para el artefacto:

registro,
punto de libro
señal
guía de lectura
indicador
señalador
marcador

y los más infrecuentes

sujetador
marcapautas
indicador para señales
memorándum

En 1903, dice la autora, el impresor Víctor Oliva usa el anglicismo book-mark y el catalán senyal de plana (que sólo utilizó él). El que más se ha asentado hoy en día es marcapáginas, que creo de origen francés (marque-page o marque-pages, como este antiguo sitio web de coleccionista).

La casa Soler intentó el término biblión, que como sabemos tampoco se impuso, y lo ensalzó de esta manera:

Más que orientarse a recordar el punto donde se dejó la lectura, el biblión parece orientado al trabajo de estudio o consulta, como se ve por este ejemplo del folleto promocional:

Por su tipología, el biblión pertenece a los marcapáginas exentos (a diferencia de la cienta de registro y el punto de cursor); externo, porque se coloca en el corte delantero del libro, en vez de albergarse en  su interior; y lineal, porque apunta a una línea concreta del texto (en vez de señalar una página entera):

Para terminar, haré una referencia de pasada al futuro (o quizás el presente) de los marcapáginas en el medio digital: en iBooks para iPad una pulsación coloca en las páginas deseadas esta esqueuomórfica cinta:

Acudiendo después al menú de Marcadores, se pueden ver todas las páginas donde se ha llevado a cabo esta operación.

Coda: más marcapáginas, o como se llamen, en este blog:

Ring, riiiing… ¡Marchando!
Regalar saber
Marcapáginas

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Rocambolesque, exposición en Barcelona

06 julio 2012 10:10

En la Galería Alejandro Sales (Julián Romea, 16), durante el mes de julio se podrá visitar la exposición Rocambolesque del gran Miguel Condé.

En la imagen, un libro deconstruido, en uno de los preciosos collages que contiene la muestra.

Recomiendo ardientemente su visita…

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“Lo peor es cuando has terminado un capítulo…”

04 julio 2012 10:10

#lectura

Lo peor es cuando has terminado un capítulo y la máquina de escribir no aplaude.

(Orson Welles, 1985)

Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

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5 vías de acceso al contenido de New Yorker

02 julio 2012 10:10

Vimos hace poco, en el estudio del caso Vis-à-Vis, cómo las tabletas eran el medio natural para las revistas.

Sin embargo, estas publicaciones tienen un contenido muy heterogéneo. ¿Cómo guiar al lector por él? ¿Cómo hacerle participar de la multiplicidad de obras que contiene un número dado? Hoy veremos el caso del New Yorker en su aplicación en iPad. Nos servirá además para tratar algunas cuestiones sobre la relación entre la edición en papel y en tableta.

No voy a presentar a estas alturas al New Yorker… Es probablemente la mejor revista del mundo, y la única suscripción que he mantenido durante años. De hecho, un día me encontré con la sorpresa de que la edición íntergra en la Web y en iPad era gratuita para los suscriptores del papel (uno se encuentra con políticas diferentes en esto: los suscriptores al New York Times en la web no tienen acceso a la edición en iPad).

New Yorker fue durante toda su existencia una revista con una cubierta gráfica, que no informaba sobre el contenido interior. Cuando la compró Condé Nast, los ejemplares en kiosko (no así los enviados por correo) empezaron a mostrar una faja lateral con el índice. La versión iPad reproduce el mismo juego, y la faja aparece o desaparece a voluntad (arriba).

El índice detallado aparece en la misma posición inicial que en el papel, aunque ahora informa sobre los contenidos multimedia de cada artículo (arriba). Hay que señalar, de todas formas,  que antes de llegar a él se pasa un número variable de anuncios a toda página que no están presentes en la versión papel (a cambio, los pequeños anuncios a columna que salpican esta versión no aparecen en la app).

De todas formas, y accesible desde el menú hay un nuevo índice deslizable que presenta otro tipo de acceso a los contenidos. Hay que señalar que estos siguen muy fielmente la puesta en página del papel, excepto en el hecho de que a veces tienen adiciones multimedia. Por ejemplo, en este poema un icono indica que se puede oír leerlo al autor (curiosamente, la versión que lee difiere en bastantes puntos de la publicada):

Sigamos con las formas de exploración del índice: un cursor situado en el menú permite ver en su desplazamiento, bajo la forma de un cuadro inserto sobre el artículo abierto, los artículos que se encuentran antes o después de él:

Por último, un icono en el menú permite acceder a un plano (o mejor dicho, a la imagen íntegra de las páginas a menor tamaño) de la totalidad del número. La imagen se puede desplazar usando también un cursor, y he aquí dos momentos del recorrido:

Hay que recordar que New Yorker tiene una diagramación clásica, reconocible por sus lectores desde hace décadas. Los lectores habituales puede, así, detectar fácilmente la pieza de su interés a partir de este recorrido “a vista de pájaro”, que sustituye eficazmente a un hojeo de la revista en papel.

En resumen, y si no se nos ha pasado por alto alguna, he aquí cinco formas distintas de no perderse en el interior de la versión en tableta de un número dado de la revista.

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