Los muchos que escriben

31 enero 2008 18:18

Stanislav Lem, La voz de su amo, Barcelona, Edhasa, 1989 (edición original de 1967), traducción de Rubén Masera, pág. 34:

No puedo entender, aunque en ello me fuera la vida, por qué mientras a la gente que no tiene permiso de conducir no se le permite el acceso a las carreteras, en las librerías uno encuentra cantidades de libros escritos por personas sin decencia, para no hablar ya de conocimiento. Sin duda la inflación de la palabra impresa es consecuencia del aumento exponencial del número de los que escriben, pero en igual medida también lo es de la política editorial. […] Hoy, con la inundación de basura, las publicaciones valiosas tiene por fuerza que hundirse, porque es más fácil encontrar un libro valioso entre diez que mil entre un millón. Además, se vuelve inevitable el fenómeno del pseudoplagio: la repetición inintencionada de ideas de otros que son desconocidos.

6 comentarios

jincho dijo...

Es la clásica paradoja de la cantidad frente a la calidad. Hoy, con el nuevo mundo de los blogs y de las webs ocurre lo mismo, la cantidad ahoga a la calidad. Una idea similar la expresaba Edward O. Wilson en “Consilience”: “Nos ahogamos en información, pero morimos por falta de sabiduría”.Peeeeero…. ¿Estamos seguros de que esto sigue siendo así en internet?. Yo creo que algo ha cambiado, ya que internet nos aporta, es evidente, mucha “basura”, pero entre tanta cosa escrita, siempre hay posibilidad de encontrar algo de calidad, incluso a veces de mucha calidad, ¡Para eso están los buscadores!, y su próxima generación, la “prometida” Web Semántica….Saludos.

31 enero 2008 20:46
Mikel Alvira dijo...

Cuán acertada es la expresión “morirnos por falta de sabiduría”. Personalmente asisto horrizado, por ejemplo en las aulas, al acopio de información que hacen los alumnos vía internet sin saber después cribarla, utilizarla siquiera. De igual manera, creo que en el mundo editorial la sobreabundancia ahoga la calidad.Sin embargo, y pese a lo complicado que resulta establecer criterios de calidad, creo que no se consigue nada quejándonos, sino, más bien, poniéndose manos a la obra. En lo que respecta al papel del escritor, ese ponerse manos a la obra significa cuidar la calidad hasta el último granúsculo de la obra a editar.Mikel Alvira

01 febrero 2008 14:51
Jean Val Jean dijo...

Ya se ha dicho que la moderna censura es la sobre información.Y en este caso este principio opera en este lacerado sector con total inpunidad y sin freno alguno.

01 febrero 2008 23:11
Silvia Senz dijo...

Yo llevo casi veinte años en el sector, y desde un inicio tuve la certeza de que el romanticismo del trabajo de edición era un mito, raramente encarnado, y que a lo que yo me dedicaba en realidad era a hacer churros.Y de verdad que por mucho que me hablen de ese pez financiero llamado “sobreproducción”, aún no entiendo por qué se produce tanto, sin criterio ni selección, para nada y para nadie.

02 febrero 2008 11:16
Ana dijo...

Mediocres existen en todas las profesiones… Querer ser profesional… acabar por ser aprendiz querido.

06 febrero 2008 23:24
Jean Val Jean dijo...

Comparto con Silvia la sensación y creo que la situación dentro de este sector. En ocasiones estar dentro tampoco ayuda. Demasiada publicaciones para que finalmente sean muy pocos libros los que funcionan. Un librero me comentaba hace unos días que estaba convencido de que acabaría, si no estaba ya en ello, vendiendo el mismo número de libros pero de una decena de título. También el libro puede ser un campo de concentración.

18 marzo 2008 12:08