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16 junio 2009 11:11

Richard Curtis publica en e-Reads un bonito artículo sobre títulos, titulado:

Mi vida en títulos
o
El juego de los títulos,
o
Aventuras de un experto en títulos,
o
Títulos: la herramienta indispensable del escritor
o
¿Qué hay en un título?
o…

El autor empieza recordando que las obras que empezaron llamándose Trimalchio in West Egg y My Valley vieron la luz bajo títulos más apropiados, como The Great Gatsby y East of Eden, y se pregunta si habrían tenido el mismo éxito caso de haber aparecido con sus títulos iniciales. Quizás los lectores conozcan casos similares en la literatura española o hispanoamericana.

El título es básico: puede conquistar al lector o rechazarle, marca el tono de la obra y puede influir sobre su desarrollo. Hay también convenciones de título dentro de los géneros. Por ejemplo: el de una novela policiaca o de serie negra puede empezar con El caso de…, y contener las palabras muerte o asesinato.

Hay modas en los títulos: los largos y rocambolescos de los 60, como la obra teatral. Oh, papá, pobre papa, mama te ha metido en el armario y a mí me da tanta pena, de Arthur Koppit.

Pero, ¡ay!: no siempre está de acuerdo el escritor con el editor o su “fuerza de ventas”, y ahí están algunos de los ejemplos más divertidos del artículo de Curtis, como cuando cuenta sus choques con el Vicepresidente a Cargo de Rechazar Grandes Títulos de Bantam. Aunque a veces la enmienda editorial puede ser una bendición: si se me permite un ejemplo personal, mi propuesta de título El triunfo de Tomate mejoró claramente, por insistencia personal de Jorge Herralde, en El día intermitente, como título de la novela proto-cyberpunk que me publicó Anagrama en 1990.

Las obras de no-ficción, dice el autor, se pueden beneficiar de subtítulos explicativos qu compensen títulos opacos. ¡Que me lo digan a mí, que tuve que suplementar mi tal vez extraño El candidato melancólico con De dónde vienen las palabras, cómo viajan, por qué cambian y qué historias cuentan!

En fin, aparte de recomendar leer entero el artículo de Curtis (vale la pena), conviene recordar que los títulos se cambian también en la traducción, y eso da lugar a fenomenos monstruosos, sobre todo en el cine español.

2 comentarios

Anonymous dijo...

¿No tuvo La Regenta inicialmente otro nombre? Algo me suena.

17 junio 2009 07:28
Anonymous dijo...

El asunto de los títulos daría para un libro. Hay un texto, disponible en línea (www.cinvestav.mx/Portals/0/Publicaciones%20y%20Noticias/Revistas/Avance%20y%20perspectiva/mayjun06/13%20Darnton.pdf)de Robert Darnton que menciona algunos ejemplos tomados de su experiencia como miembro del comité editorial de Princeton University Press. Vale la pena leer todo el texto, pero en particular las páginas 117-119, que realmente valen la pena.

17 junio 2009 15:25