Hablando de migraciones…

19 abril 2010 9:09

El blog Libros en la nube publica un post llamado “Migraciones forzosas” sobre Cecilia Tan, escritora, editora y fundadora de Circlet Press. Esta fue la suya:

No llegué a los ebooks ni me coloqué a la vanguardia de la innovación de las tecnologías del libro porque pensara que los ebooks eran la nueva onda y quisiera estar en el centro de la acción. No, en lo esencial, me vi forzada a convertirme en una experta en ebooks o mi editorial se iba a la deriva.

El caso de Circlet Press es muy significativo, y lo cuenta la misma Cecilia Tan en Digital Book World bajo el titular: “Discoverability: Still A Book’s Biggest Problem”: “Capacidad de ser descubierto: aún el mayor problema de un libro”. Julieta Lionetti traduce en su post sus palabras, que no tienen desperdicio. Primero, como editorial tradicional vinieron los problemas:

Si le echaran una mirada a mi lista de Clientes Importantes de hace diez años, verían una relación de al menos 50 mayoristas y minoristas que o bien han cerrado el negocio, o que han dejado de comprar libros o que han disminuido drásticamente sus pedidos y dejado de lado nuestros títulos.

Luego, las migraciones forzosas:

Como ya no tenía nada que perder, empecé a convertir nuestro fondo en ebooks y a ponerlos a la venta en la tienda de Kindle o en el sitio de Fictionwise, tan solo por hacer *algo*. No tenía dinero, pero si para empezar a vender ebooks lo único que hacía falta era una inversión de sudor, bueno, eso estaba en condiciones de ponerlo. Aprendí a formatear para Kindle por mis propios medios y pasé por el aro de Fictionwise, et voilà!

Después, decepciones:

Las ventas eran irrisorias. Pero, teniendo en cuenta que, en aquel momento, los costes de puesta en marcha de un ebook eran casi equivalentes a cero, porque empecé con títulos cuyos derechos ya tenía y tan solo ponía capital sudor, hasta esas ventas insignificantes eran mejor que nada. Después, empezamos a hacer ebooks originales.

Y sin embargo luego… (No voy a desvelarlo: léanlo)

La segunda parte del texto se refiere a la “capacidad de ser descubierto” de un libro: libro desconocido, libro que no vende. Por ahí desfilan desde la desaparición de las librerías a las redes sociales y los curiosos aliados de la difusión: los sitios de piratería.

¿Quieren saber dónde se congregan los más ávidos lectores de libros electrónicos que navegan por la Red? En los sitios piratas. Y aquí está el asunto. La gente que piratea libros no es gente que odia los libros ni a los autores. Es como decía Nietzsche. El águila que se come al cordero no odia al cordero. El águila adora al cordero. A esta gente la chiflan los libros. Son insaciables.

Pero, de verdad, me detengo aquí: vale la pena leerlo íntegramente: Migraciones forzosas

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2 comentarios

Mario dijo...

Este artículo de esta joven editora de una editorial que desconocía es una joya! Hay que leer lo del autor como ayuda de la promoción!

19 abril 2010 18:23
Daniel dijo...

Los que pirateamos libros (confío en tu discreción) no sólo amamos los libros, muchos hasta los leemos y no sólo eso, además algunos hasta los escribimos!

Ahora bien, el problema de la visibilidad de un texto, lo que apuntas en la entrada, es un gran problema histórico pero que hoy adquiere tintes de apocalíptico porque se editan millones de títulos al año. La nueva praxis editorial es editar mucho para que el mucho compense lo poco que se vende, y trabajar su presencia en las librerías por “islas” (así las llaman, yo no tengo la culpa) en las mesas de novedades. Si a eso le sumas el trabajo de las editoriales pequeñas (algunas excelentes) y además de las publicaciones periódicas de todo tipo le sumas la red, sitios, revistas, blogs y muchos etcéteras, la pregunta no sé bien cuál pero si sé que se vuelve abrumadora. Con esto lo único que quiero decir es que si un escritor novel por ejemplo, sin una red de contactos que lo difunda y que genere expectativa, decide digitalizar su libro y ponerlo a disposición de los internautas, con eso sólo no tiene garantizada ni la visibilidad ni la recepción. Es un problema infinitamente más complejo. Quienes descargamos algún libro de algún lado, en general, sabemos lo que estamos descargando. Lo hacemos porque no podemos conseguirlo de otro modo porque es inhallable, o bien porque es un libro que nos provoca curiosidad pero para leer algunas páginas, o bien porque necesitamos un texto por una información específica, o por cualquier otro motivo que son muchos más pero todos tienen absoluta lógica. Cuando descargamos un libro de un autor que no conocemos, lo hacemos por exactamente el mismo motivo por el que compramos un libro de un autor que jamás leímos: curiosidad y expectativa. ¿Cómo generamos expectativa que a su vez genere curiosidad? Bueno, las editoras lo generan con marketing y con su método de promoción, los suplementos literarios u específicos, la crítica, etc. Ahí es donde reside el núcleo del problema. ¿Cómo moverse por fuera de un mercado que además esclaviza a sus trabajadores (o sea a sus autores, convengamos que la mayoría regalan(mos) sus textos a cambio de un apretón de manos)? El problema es de una magnitud y una complejidad, para la que aún nadie ha encontrado respuesta.

A esta respuesta, lo que dice esta mujer, en general, le encuentro un defecto por exceso de entusiasmo. Pero es lógico está entisiasmada con que el efecto Kindle e I Pad, le hagan crecer económicamente. A mí particularmente, el mundo ideal que imagina, con Facbook y los blogs y el libro como descarga inmediata, me suena a pesadilla. Y amo la red y comencé a escribir blogs y a seguirlos como lector hace ya más de diez años. Prefiero los fenómenos que nacen en la red, sin marketing publicitario de las editoras detrás, y luego llegan al mercado. Wu Ming el grupo italiano por poner un ejemplo. Quiero decir, hay un modelo por discutir aquí, tranquilos, déjenme pensar, no me apuren. ¿Ustedes quieren venderle a Kindle hoy? Pues es problema de ustedes, como escritor ya me acostumbré a la miseria y vender mil ejemplares no me cambia la vida, así se trate de un formato
exportable a un reloj. Son modos de verlo.

24 abril 2010 18:17