Los libros, ¿servicios?

22 abril 2010 9:09

La aplicación de la decisión europea sobre el IVA del libro electrónico (aplicarle el tipo normal , es decir: pronto el 18% en vez del 4% que tiene el libro físico)  ha despertado las quejas esperables, pero quizás no se está poniendo el dedo en la auténtica llaga: ahora se considera el libro digital “servicio electrónico”, de modo que ¿dónde está la obra?, ¿dónde quedará el precio fijo? ¿No abre esto las puertas a un aauténtica batalla en la que los grandes se coman todo el mercado del libro digital, rompiendo los precios? Como dice Beat internacional:

A pesar de que el negocio del libro digital representa hoy por hoy un porcentaje marginal para las editoriales europeas, éstas harían bien en presionar a la Unión Europea para que reconociera que un libro digital es un libro es un libro es un libro es un libro es un libro…

La medida contradice lo que anunció triunfalmente la ministra Sinde hace escasos meses.  Quedarán sujetos al tipo reducido las obras digitales que se vendan en soporte físico, como CD-ROMs, lápices USB y (supongo) tarjetas de memoria… La picaresca a que esto dará lugar no quiero ni pensarla. Ya la experimentamos hace años cuando los CD-ROMs tenían tipo normal, y se vendían adjuntándoles un miserable folleto para que se pudieran acoger al tipo de libro…

Pero, insisto: eso no es lo más importante. Lo importante es que esta medida deja desarbolado el proyecto de libro electrónico europeo, y más débil ante las entradas de los gigantes.

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7 comentarios

Gorki dijo...

El librero digital que no sirva los libros desde un país sin IVA, será un imbécil. Esta medida no hace mas que ayudar a los paraísos fiscales y el dinero negro.

22 abril 2010 10:28
Anita dijo...

Es cierto: ¿cómo se va a evitar que el negocio de venta de e-books se pase al extranjero?

22 abril 2010 13:36
Alfredo J. Ramos dijo...

Habrá que estar atentos.

23 abril 2010 00:45
Julieta Lionetti dijo...

Tengo para mí que ni siquiera los editores han sido capaces de definir qué es lo que van a producir y “vender” bajo el nombre de libro electrónico o ebook o, incluso, como appbook. El agujero interpretativo lo está proporcionando la misma industria editorial, que va a la saga de las tecnológicas. El panorama es triste cuando uno ve a tanta editorial experimentada en absoluta perplejidad ante cada anuncio de un nuevo gadgets: unos señores ya creciditos exprimiendo sus cacúmenes para “inventar” la “literatura” que ahora puede ser transportada por iPad o por Android, etc.
Hay, sin embargo, un agujero negro, negrísimo, del que nadie quiere hablar: los libros electrónicos (incluidos todos los demás nombres que toma)no se venden, se licencian. Ningún portador de iPhone es dueño de los contenidos que allí almacena, especialmente si son elibros. El portador de iPhone sólo es dueño del gadget, los contenidos son licencias. ¿Y las licencias no son acaso un servicio para la legislación de la Unión Europea?
¡Editores y opinadores duchos!, a ponerse las pilas (o a recargar las baterías monopólicas del iPad, como quieran), porque lo que no podemos pretender es que los legisladores definan el futuro de lo que nosotros producimos. La legislación, bien entendida, siempre viene a toro pasado. Y el toro que pasó por aquí se llama Licencia o Permiso de Visión de una cosa que seguimos llamando libro por pereza intelectual y falta de imaginación emprendedora.
¿Quieren una ley que los proteja? Pues den argumentos, porfa.

23 abril 2010 15:00
Silvia Senz Bueno dijo...

En digital o en papel, nada cambia si lo único que interesa es que el que ya va harto pueda seguir comiéndose tanta ración de pastel como sea posible. Si esa es la corriente que subyace al campo de la edición, qué se puede esperar.

24 abril 2010 12:40
gorki dijo...

Silvia Senz Bueno

En mi opinión, precisamente Internet permite al pequeño optar por participar en el mismo mercado que los grandes. Tienes acceso al mismo mercado y los costes de salida son muy bajos.

Un pequeño editor de Bucaramanga, Colombia (por decir un sitio apartado de los circuitos editoriales), puede competir perfectamente con Armazón con una pequeña tienda virtual, todo consiste que sepa hacerlo mejor que Amazon y se cultive un mercado específico.

Pudiera conseguir ser el mejor librero de libros digitales de Arquitectura, de Derecho, de Neurología, de Teatro, tiene todo el mercado, al menos todo el mercado en lengua hispana para vender a un clik de distancia y puede hacer una publicidad de bajo coste, redes sociales, Adworks, etc. que le haga alcanzar a sus clientes tan bien o mejor que Amazon.

Yo creo que tu visión negativa es infundadada, indudablemente si pretendes competir con Amazon, tratando de vender de todo en todos los países tienes las de perder, pero hay mercados verticales interesantisimos que Amazon mo puede cubrir tan bien como un especialista, que están esperando a quien quiera cubrirlos.

24 abril 2010 22:18
Silvia Senz Bueno dijo...

No estoy hablando de Amazon, Gorki. Hablo de los grandes conglomerados editoriales españoles, que es a quienes benefician las políticas que se van estableciendo para el comercio y la difusión del libro digital y quienes seguramente las condicionarán.

28 abril 2010 14:23