Siete consejos para jóvenes editores

04 diciembre 2012 12:12

El último día de mi curso en el 2º Diplomado en Estudios Editoriales del Instituto Caro y Cuervo en el marco del Seminario Andrés Bello en La Candelaria, Bogotá, pensé en sintetizar algunas de las cuestiones que había debatido con sus alumnos. Estos eran un conjunto heterogéneo y activo, curioso y entusiasta, como ha descrito otro de sus profesores, Martín Gómez.

Al final, mi resumen tomó la forma de un septenario de consejos (lo que no me importó nada, dado el prestigio del número)… Y reza así:

1 Aun si no sois editores de ebooks, ni siquiera editores de libros, ni libreros, ni gestores culturales, como ciudadanos y como profesionales os conviene claramente tener familiaridad con las tecnologías de la información.

2 ¿Cómo? Jugando con ellas. Jugando y experimentando: con Twitter, con Facebook, con blogs, con Delicious, con Instapaper… Jugar como los niños, para conocer.

3 Nunca vais a conocer una Internet tan abierta y tan libre como ésta. Aprovechadla.

4 Devolved a la Red algo de lo mucho que que recibís de ella. Haced tuits informativos, cread blogs que valga la pena leer, enriqueced con comentarios las webs, cread entradas y mejorad otras en la Wikipedia

5 Aun si sois editores exclusivamente en papel, tendréis que usar los recursos que brinda la tecnología para crearos una imagen, para promocionar vuestras obras: mediante los buscadores, las redes sociales, los blogs, las aplicaciones móviles…

6 Hay libros que deben estar en el papel, sólo en papel. Otros merecen ser sólo digitales. Otros exigirán tabletas o teléfonos avanzados. Otros, alguna combinación de estos medios. Vuestra misión será encontrar los dóndes y los cómos de cada qué.

7 Y, para terminar, recordad una cosa: los libros no son contenidos. Los fabricantes de dispositivos que necesitan ser llenados, los operadores de telecomunicaciones que precisan tráfico: ellos quieren relleno para sus cacharros. Cada vez más. Pero los autores no escribimos contenidos; los editores no editamos contenidos. Escribimos y editamos obras. No lo olvidéis…

Mucha suerte y no dejéis de jugar.

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13 comentarios

Anónimo dijo...

Gracias. Aprender es jugar y hace falta mantener la ingenuidad de un niño y su curiosidad y su capacidad de sorpresa…
Gracias por darme tantas pistas para seguir jugando…

04 diciembre 2012 14:20
Gorki dijo...

Buenos consejos para todos, Editires y gente de a pié. Gracias por compilarlos en ese “heptalogo”

3 Nunca vais a conocer una Internet tan abierta y tan libre como ésta. Aprovechadla.

Tengo el mismo augurio, la libertad en la red se acabará pronto. No obstante, se abrirán canales “underground” con el mismo espíritu, pero solo estarán al alcance de los “enterados”, los “geek”, Yo creo que estaré allí, pero es aburrido hablar solo con los de la misma cuerda.

04 diciembre 2012 20:19
Berta dijo...

Un enfoque muy interesante este del juego. Creo que debemos perderle el miedo a equivocarnos y efectivamente lanzarnos, atrevernos a conocer, jugar… También estoy contigo en que debemos comprometernos a entregar a la Red lo que ella nos ofrece. Gracias por esta valiosa entrada. ¡Te difundo!

04 diciembre 2012 20:42
Raúl Marcó del Pont Lalli dijo...

No me queda clara la distinción, que no se limite a la semántica, entre obras y contenido. John B. Thompson (Books in the digital age) dice que el gran descubrimiento de los editores con la digitalización fue darse cuenta que no contrataban libros sino contenidos que podían difundirse en diferentes plataformas. Entiendo el sentido del matiz que propones, pero me parece que intentar una división tajante entre ambas no parece aclarar mucho las cosas, y creo que contradice una afirmación anterior, la seis: “Hay libros que deben estar en el papel, sólo en papel (¿las obras?). Otros merecen ser sólo digitales. Otros exigirán tabletas o teléfonos avanzados (¿los contenidos?)…

05 diciembre 2012 02:17
Junior dijo...

Son buenas ideas pero creo que son los “viejos editores” los que deberían aplicárselas.

05 diciembre 2012 08:40
Mateo Coronado dijo...

Interesante y útil reflexión, gracias. Aunque me pregunto si el punto siete “los autores no escribimos contenidos; los editores no editamos contenidos. Escribimos y editamos obras” se tiene en cuenta tanto como debería. Estamos en un mercado de alta velocidad (y envejecimiento prematuro de los productos) y a muchas obras no se les presta la debida atención.
Saludos

05 diciembre 2012 10:29
jamillan dijo...

Raúl:

Para mí, todo lo que surge de la acción de un autor (individual o colectivo, explícito o anónimo) son “obras”, vayan en el soporte que vayan… Creo que el mero hecho de su difusión en distintas plataformas no basta para que salgan del concepto de “obra” (como no salían cuando podían difundirse en tapa dura, bolsillo o fascículos).

Cierto que hay productos, sobre todo digitales, que probablemente caigan fuera de esa categoría: bases de datos recopiladas por ‘arañas’, agregadores de enlaces, y cosas así…

De todas formas, tienes razón: es un concepto sutil, y hace falta reflexión sobre este tema.

Junior:

Los “viejos editores” en muchos casos ya no atienden a consejos. Por eso los he dirigido a los nuevos.

Gracias por el debate

05 diciembre 2012 10:50
Anónimo dijo...

José Antonio:

Pensé que al hablar de “obras” intentabas hacer hincapié en la calidad de lo que se editaba fuera en el formato que fuera ¿no era así?. Tampoco me ha quedado claro…

Gorki:
Respecto a la libertad de la red:seamos utópicos como lo fueron Berners-Lee y Cerf, aunque últimamente hay mucho de distopia en la red y siempre recuerdo a Shelley…

05 diciembre 2012 11:11
Julieta Lionetti dijo...

Hola a todos.

En el mismo curso de diplomatura, aunque un mes antes, les dije a los alumnos que “libro” se refería a una tecnología (que no es la digital) y de la cual vimos su evolución desde el artesanado hasta el libro industrial y el superindustrializado, que es el que todos hemos conocido y está hoy en una de sus crisis. Que ese libro había sido concebido como mercancía, en tanto surgió de una sociedad mercantil y extendió su dominio en la primera y segunda fase del capitalismo y sus revoluciones industriales. El gran desafío era, a mi entender, saber si podíamos pensar el “libro” fuera de las tecnologías que le dieron origen y fuera de su condición de mercancía, que parece ser lo que la (r)evolución digital ha puesto en cuestión.

El concepto de “obra” viene en nuestra ayuda. Y sí, coincido con José Antonio en que son obras, no contenidos. Un ringtone es un contenido tanto como Guerra y paz si se lo piensa desde la perspectiva de Telefónica. Pero no somos Telefónica. Somos autores y editores.

Una obra es algo con principio y fin, en cuya “arquitectura” hay una intención, que si bien no es unívoca, es abarcadora de todo el conjunto. Entonces, ¿serán obras las wikis, que no tienen ni principio ni fin y cuya intención es colectiva? Otro tipo de obra, como antes lo eran las obras en colaboración que constituían las enciclopedias, los diccionarios y un largo etcétera que hoy ya no consideramos “libros” porque han pasado a ejecutarse en otras tecnologías que les son más afines y ponen en relieve sus mejores características.

Interesante el apunte de José Antonio sobre las bases de datos. Y para la reflexión, tener en cuenta que una parte nada despreciable de la edición digital será una edición desde bases de datos, con productos realizados a partir de fragmentos que se combinarán según la ocasión, el tema, etc. ¿Y estos qué serán? Sin duda, no serán libros. Pero, ¿serán obras?

05 diciembre 2012 13:53
Raúl Marcó del Pont Lalli dijo...

Me parece que a todos nos ayuda a pensar la diferencia entre obras y contenidos,aunque por momentos suena a contar ángeles en la cabeza de un alfiler. Julieta se pregunta: “¿serán obras las wikis, que no tienen ni principio ni fin y cuya intención es colectiva?” Un ejemplo que muestra lo complejo de una respuesta unívoca: A mediados de septiembre de 2008 el mayor editor del planeta, Bertelsmann, puso a la venta en Alemania, a 19.95 €, la primera versión en papel de la enciclopedia virtual más famosa, la Wikipedia (Das Wikipedia Lexicon in einem Band) en un curioso viaje de lo digital a lo analógico que también podemos encontrar, repetidamente, en el caso de los blogs, nos dice Joaquín Rodríguez (Los futuros del libro). ¿El contenido vuelto obra?

05 diciembre 2012 16:44
Gorki dijo...

Creo que la diferencia sustancial entre obras y contenido, es el punto de vista de quien utiliza el término. Quien dice “obra”, se refiere al producto del trabajo de personal o colectivo, mientras quien utiliza la palabra “contenido” se refiere al material literario, (y multimedia), que contiene un objeto, físico, (un libro, o una revista), o digital, (un ebook o una web).

Un simil creo que aclarara mi opinión. Una obra es por ejemplo el vino hecho por un enólogo, el contenido es lo que contiene una botella. Ambos puede ser un vino exquisito, un peleón, o el “tinto de verano”.
La obra tiene connotaciones culturales, mientras que el contenido las tiene industriales. Ni llamar obra implica necesariamente que su valor artístico sea elevado, podemos hablar de la obra de Corin Tellado, o de la de Delibes, ni llamar contenido, implica que sea material de bajo consumo, el contenido pueden ser perfectamente ser de poesía mística, o de anuncios de venta de pisos como el de Idealizta.

06 diciembre 2012 00:37
Aharon Quincoces dijo...

Me pregunto si al final no estamos considerando lo contingente por encima de lo esencial. Es decir si no estamos valorando más la forma de la transmisión que lo transmitido. Entre libro y formas digitales parece que se reproduce el mismo ‘complejo de superioridad’ que hay o hubo entre libro y literatura oral, salvando las obvias distancias; una parte de este debate gira implicitamente sobre estaticidad y fluidez de la obra en función de su forma de transmisión, hecho que al final parece que define el carácter de obra, al menos parcialmente. Me atrevo a distinguir entre obra y contenido sobre bases subjetivas; la obra vive para si, el contenido para llevarnos a nuevos contenidos. Dicho de otro modo el contenido en un vector de consumo, la obra puede ser consumida. En este aspecto los editores tenemos gran responsabilidad, pues no debemos confundir, ai juicio, la necesidad de promoción, de creación de comunidades, con la banalización de la obra, un efecto de un sindrome de superindustrialización que debemos superar y que debemos entender que la revolución digital nos brinda.
Quizá me equivoco en todo.

06 diciembre 2012 13:15
Anónimo dijo...

Raúl:
He estado pensando en lo de la wikipedia en papel. Pasar de lo digital a lo analógico. No le encuentro sentido,y seguro que me equivoco…A mi modo de ver, la wikipedia ya es una “obra”, una obra colectiva e inacabada pensada y creada para el ámbito digital; lo mismo opino de los blogs.Si no me equivoco ya se hicieron también intentos de este tipo de operación a la inversa (de lo digital a lo analógico) con Casciari. Hay blogs de una calidad enorme, contenidos digitales especializados, pienso ahora mismo en Maria Popova, pensados y creados en la red y para la red.

Gorki: Tu simil me parece muy acertado.

Y, por último, estoy de acuerdo con el excelente comentario de Ahron:
“Entre libro y formas digitales parece que se reproduce el mismo ‘complejo de superioridad’ que hay o hubo entre libro y literatura oral”.

06 diciembre 2012 14:36