El triste sino de la poesía en la Web (I)

10 febrero 2019 12:12

Afortunadamente, hay muchos poemas en la Web. Desgraciadamente, su calidad textual (tipográfica, editorial) suele ser muy baja. En parte, porque los editores normales de blogs o de HTML tienen pocos recursos, por ejemplo para el juego de sangrados que es propio de cierta poesía. Y en parte porque esos recursos no se usan. También está el problema de las fuentes: una determinada composición que contiene errores puede ser copiada, y sus copias repetidas, numerosas veces. Todas las equivocaciones de transmisión que la filología ha tratado desde hace siglos en los manuscritos pueden rastrearse también en la Web.

Por motivos profesionales (hace tiempo que coordino un taller de lectura de poesía en Barcelona) trato de localizar muchos poemas en la Web. Normalmente trabajo sobre poemas que tengo ya en libros, pero para evitarme copiarlos de nuevo (en el material que entrego a mis talleristas), los busco en la Web. Pero los resultados que me encuentro suelen ser muy decepcionantes. Por adelantar rápidamente mi conclusión: uno no puede fiarse de la calidad de lo que encuentre.

El primer ejemplo será un poemita muy juanramoniano, de 1921, de Dámaso Alonso. El ejemplo superior es un .jpg. Lamentablemente, el poema se ha aplanado como si fuera prosa: ha perdido toda su estructura en versos y estrofas. Eso es aún más lamentable por cuanto que en forma de imagen se podría haber preservado perfectamente, sencillamente fotografiando la composición de un libro. Pero no ha sido así: en la Web la poesía abunda en extraños constructos, casi memes, que fusionan una imagen o un fondo (pretendidamente poéticos) con un texto, que ha sido compuesto ad hoc. Muchos son bienintencionados “materiales didácticos”.

El siguiente es otro ejemplo también de un .jpg.

Aquí sí tenemos versos, todos sin sangrar, divididos en tres grupos. Vemos que el título exhibe incorrectamente mayúsculas iniciales en todas las palabras, y que el nombre del autor se ha pegado al último verso, pero podemos pensar que estamos ante la forma correcta del poema. ¿No?

No estamos seguros. Una página en HTML ofrece la siguiente estructura, dividida en cinco bloques. Como todos los versos se han centrado (otro uso corriente, y perturbador, de muchos poemas en la Web) no podemos saber si originalmente había diferencias de sangrado entre ellos:

Pero luego encontramos otro texto, también en HTML. Este nos confirma nuestras sospechas iniciales: hay dos versos que se reparten cada uno entre dos líneas, lo que se indica con los correspondientes sangrados. Además, se indica libro de procedencia y fecha, que, si siempre es interesante, en un poeta como Alonso, que sumó seis décadas de creación, es básico.

¿Sería esta la forma original? Lo mejor que podemos hacer es buscar un libro en el que aparezca. Aquí está, en Dámaso Alonso para niños (Madrid, Ediciones de la Torre, 1985)

Pues bien: esta forma estrófica confirma la de la web anterior, y podemos considerarla la original. Lamentablemente, cualquier persona puede llegar a las formas corruptas, considerándolas buenas, y nadie que no se dedique a comparar las diversas formas en que aparece un poema las pondrá bajo sospecha.

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