La máquina que fabricaba libros
05 mayo 2009 9:09
Estos días pasados ha rebrotado la cuestión de la máquina Espresso para imprimir libros bajo demanda desde un ejemplar, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. Digo que ha rebrotado porque hablábamos de ella hace casi dos años, cuando se instaló una en la Biblioteca Pública de Nueva York. Ahora su destino son las librerías.
Estaba esperando reunir comentarios (sensatos) sobre la cuestión, cuando me he encontrado dos, nada menos que en el mismo blog.
Txetxu Barandiarán afirma:
Ahora parece que uno de los caminos va a venir marcado por el hecho de que las librerías se conviertan en imprentas uno a uno. […]
La suponemos silenciosa o quizás nos aporte un rumor de fondo a modo de nueva música ambiental ‘tecnodigital’.
Hasta la fecha el libro de fondo, no creemos que se piense por ahora en novedades, no suele requerir el ‘para ahora mismo’ y menos si estuviésemos seguros que el libro lo pudiéramos tener de un día para otro.
¿Por qué no situar por lo tanto esta propuesta en el ámbito de los distribuidores que amortizarían con más rapidez la máquina, permitirían que ese espacio de la librería pudiera estar ocupado o bien por libros o por entornos de cierta comodidad lectora y de encuentro y minoraría sin lugar a dudas tanto la contaminación acústica como la ambiental?
El comentario de Marc Lecha incide sobre los costes reales de la máquina, a través de su funcionamiento efectivo: los atascos, parones, necesidad de piezas de recambio lejanas… El elevado precio de la máquina ve así alargarse el periodo de amortización. Todo ello avala también al distribuidor como el lugar ideal para su instalación. Menciona por otra parte una cuestión no menos importante: la preparación de los archivos, por ejemplo PDF, que la máquina debe imprimir, y que es algo mucho menos baladí de lo que parece.
Puestas así las cosas, la consigna podría ser: ¿impresión bajo demanda?, sí, pero no inmediata. Un eslogan futuro: “Encargue su libro antiguo, descatalogado, inencontrable en la web y recójalo al día siguiente en su librería favorita”.
Aunque ¿quién dará ese servicio?