Bicicletas, tanques y cortacéspedes

03 diciembre 2010 9:09

Libros en la nube entrevista al editor Alejandro Katz (que es un viejo conocido de estas páginas), cerebro pensante de Katz Editores, una de las pocas editoriales presentes tanto en América como en España.

De sus palabras destacamos estas reflexiones sobre la redefinición del libro y las librerías:

“[…] Si hay algo que las nuevas tecnologías nos permiten, nos exigen, es a ver que el libro se está diversificando, fragmentando, en muchas subespecies. Hay contenidos que deben quedar fuera de la especie libro y esto genera mucha resistencia”. No le faltan los ejemplos. “Los repertorios de información de doble entrada, como los catálogos o las enciclopedias, no son libros. Los hemos identificado con libros gracias a esa definición falaz de los pliegos encuadernados. Creo que Apple, por ejemplo, está haciendo mucho por obligarnos a pensar de otra manera. Mirá aquí”, dice, empuñando su iPhone. Aparece el mapa de una guía de viajes. “Esto no es un libro, esto es una app y Jobs no permite que las apps sean llamadas libros. Para eso está el ePub y el iBookstore. Un ePub es un libro, electrónico sí, pero libro. Las apps son un nuevo género discursivo.”

Para Katz, la aparición de lo digital permitirá, por primera vez desde Gutenberg, que dejen de considerarse libros lo que simplemente son formas del conocimiento. “La industria editorial ha forzado una interpretación demasiado atenta a lo que unifica los procesos productivos y no a lo que diversifica los contenidos, las motivaciones, todo lo que hace a la conciencia de necesidad del lector.” Ese lector entra a una librería buscando, por ejemplo, un libro de Nicole Loreaux sobre la elaboración del olvido en la memoria de Atenas, y tiene que pasar sobre barricadas de libros de jardinería, de cocina, de guías de viaje, de novelas policiales, de agendas. “A cualquiera le parecería un disparate que existiera un lugar donde se comercializan todos los objetos que tienen en común el concepto de tracción. Una tienda donde vendieran coches, bicicletas, tanques de guerra y podadoras de césped. Sin embargo, eso es una librería hoy.” Brillante y demoledor.

Cuando yo era editor en papel (ya hace unos añitos…) intenté que ciertos tipos de libros se acercaran más a sus públicos objetivos: que libros de cocina fueran a tiendas selectas de alimentación, guías turísticas a agencias de viajes, libros sobre salud a farmacias… imposible. La estructura de distribución, tanto la de los libros como la de alguno de estos establecimientos, convertían esta operación en una labor titánica. Bien: con libros electrónicos y públicos segmentados en la Red, esto debería empezar (de hecho, ya ha empezado) a cambiar.

9 comentarios

Tatwo dijo...

Bonita comparacion con la tienda de vehiculos! Pero por que cuadno eras editor no querias vender libros de cocina en las librerias?

03 diciembre 2010 13:09
jamillan dijo...

No, no: quizás me he expresado mal, Tatwo: lo que intentaba es que *además* de en las librerías estos libros estuvieran en sus sitios temáticos naturales, donde además, y por cierto, va gente que nunca pisa una librería…

03 diciembre 2010 13:15
Isabel dijo...

José Antonio,

Lo que intentaste cuando eras editor en papel era acercar el libro a sus “pepitas” como dice Shatzkin ¿no?. Ahora sí se podrá hacer…

03 diciembre 2010 14:25
jamillan dijo...

Algo así, Isabel (las “pepitas” son “micronichos”).

03 diciembre 2010 15:25
Gorki dijo...

No estoy muy de acuerdo, el mercado es solo sitio donde convergen personas dispuestos a comprar con personas dispuestos a vender. Así es desde el tiempo de los romanos (por lo menos) Uno va a vender una vaca y se encuentra entre quien quieren vender loza, semillas, o instrumentos musicales.

En ese sentido son los centros comerciales modernos son los herederos del mercado romano o el zoco árabe, en ellos el libro está en una sección del hipermercado al lado de los pimientos y de las bicicletas. Y ese es su sitio adecuado.

También son puntos de encuentro las librerías, donde coincide alguien que quiere vender libros, con la gente que quiere comprarlos, nunca me molestó, que si yo iba por una novela, se encontrara al lado de libros de recetas o de viajes.

¿Tiene sentido que si quieres un libro de economía vaya a un banco a buscarlo y si quiero un libro de historia a un cementerio? – Yo creo que podía ser así, por supuesto, pero lo cierto es que nunca lo ha sido.

03 diciembre 2010 15:32
Isabel dijo...

Gorki creo que los dos lleváis razón y que lo que quiere decir José Antonio es que los libros se pueden vender en librerías, en supermercados o en centros comerciales pero TAMBIÉN en lugares asociados a la temática del libro para ir al encuentro del comprador interesado en ese tipo de contenido. No es excluyente. Son dos tipos de mercados o zocos. Y la red lo permite.Se amplían de este modo los espacios de ventas.

03 diciembre 2010 17:17
jamillan dijo...

Bueno… “Google dice que tiene la meta de llegar a todos los usuarios de Internet, no solamente a aquellos con computadoras tipo tableta, a través de un programa usado por los sitios web para referir a sus usuarios a Google Editions. Por ejemplo, un blog para surfistas podría recomendar un libro sobre la actividad, enviar a los lectores a Google Editions para que lo compren y compartir los ingresos con ésta” http://online.wsj.com/article/SB129125104161862473.html

03 diciembre 2010 17:20
Gorki dijo...

Empieza a preocuparme esto de las recomendaciones pagadas. ¿Qué valor tiene una crítica hecha de un libro de Google, con la esperanza de que alguien compre el libro y me den una comisión?. Yo creo que eso puede ser la muerte de las web 2.0, si todos escribimos pensando en la comisión, ¿no aburriremos a los lectores y al final acabaremos escribiendo al vacío?.

03 diciembre 2010 18:54
Juan Chulilla dijo...

Lo primero que he pensado al leer el título del post es que te estabas refiriendo a «en el principio era la linea de comandos». Una coincidencia tan intensa tiene que significar algo.

04 diciembre 2010 18:51