La difícil lectura de la lectura

30 noviembre 2007 8:08

Comentábamos hace unos días el estudio sobre la lectura del National Endowment for the Arts (por cierto: la amabilidad de un lector Anónimo nos llevó a la fuente: To Read or Not To Read: A Question of National Consequence y su nota de prensa).

Matthew G. Kirschenbaum ha escrito una interesante crítica del estudio, que pone el dedo en una llaga (he llegado vía The Future of The Book). Se trata, ni más ni menos, de qué entendemos por lectura. ¿El arquetípico adolescente que lee solitario bajo un árbol un libro que reposa en su regazo? ¿O más bien el investigador que cae sobre un artículo en la web? Y además, el estudio consideraba la lectura “por placer”, pero (dice Kirschenbaum): “¿Cuántos de nosotros, que nos consideramos ávidos lectores, podemos ya mantener una clara separación entre [lectura por] trabajo y ocio?”.

Precisamente en un momento como el actual, con tantas modalidades de textos, variedades de soportes y distintas prácticas de lecturas vale la pena profundizar en estos temas.

2 comentarios

Anonymous dijo...

Los extremos son claros. Si leo un manual técnico es para instruirme, si leo una novela es para deleitarme. Lo malo es que la vida no es en blanco y negro, una novela histórica me puede instruir más que un libro de historia sobre la vida medieval, y la historia de la familia Borgia puede ser terriblemente amena.Quien lee el periódico, ¿es para estar informado o por ocio?. Yo creo que las dos cosas a la vez.

30 noviembre 2007 15:00
jincho dijo...

La percepción de como interpretamos lo que leemos, es algo interno, propio de cada uno. Por ejemplo, un libro de matemáticas, puede ser muy técnico, pero hay algo oculto en él, que hace que en algunos casos, puedas, además captar junto con el nivel técnico, un nivel de “belleza” en las demostraciones, de perfección oculta. ¿ Es eso leer por obligación, ó es un placer ?. Por supuesto no todos los libros técnicos alcanzan además ese nivel de belleza. Se puede incluso, mediante un enroque literario, meter ese nivel de belleza técnica en algunas novelas. Esto, es por ejemplo lo que ha hecho el novelista y matemático Guillermo Martinez en su obra “Los crímenes de Oxford” (Que ya es casi película). Y Por supuesto siempre habrá novelas que aburran soberanamente. Al menos para mí, es imposible separar lectura de ocio, de lectura por placer. El leer siempre te aporta algo, aunque sea sólo una forma de “matar” el tiempo. Pero, ¿Y la lectura en la web?. ¿Debemos considerar la navegación web como una forma de lectura?. Cuando veo la típica/tópica encuesta que afirma que cada vez se lee menos, etc, me pregunto si el cambio en los hábitos de captación de información y/ó placer u ocio, los estamos teniendo en cuenta en esas encuestas. Es como si quisieramos saber si la gente escucha mucha música atendiendo sólo a la venta de CDs, ó atendiendo sólo a las cifras de oyentes de la radio. Y es que los nuevos medios, modifican no solo los hábitos de la gente, tambien deberían modificar la forma de medir esos hábitos.Saludos.

30 noviembre 2007 20:50