PISA, y los muchos factores de la lectura

05 diciembre 2007 9:09


La noticia de estos días es el descenso en comprensión lectora de los alumnos españoles, el mayor de la OCDE, según el informe PISA 2006. Esta situación anómala de nuestro país en lectura se une a otras curiosas anomalías que padecemos (y que he tenido el humor de ir recogiendo). Tal vez haya alguna relación de causa-efecto entre ellas, o un complejo entrelazado de causalidades, pero aquí pasa algo.

Lo que ocurre es que con la lectura hemos topado con un tema que no deja a nadie indiferente: los especialistas saben (y el público presiente) que la lectura es una puerta abierta a la comprensión del mundo, a la formación interna y a la adquisición de conocimientos, y que es la vía privilegiada para esto, aunque otras compitan con ella. Sabemos todos también que sin lectura no hay sociedad del conocimiento, por más ordenadores, conexiones y banda ancha que tengamos. Por eso alarman estos datos…

¿Qué ocurre, pues, con la formación de lectores? Tal vez se han abandonado procedimientos formativos seculares (lectura en voz alta, por ejemplo), que tenían una razón de ser. Pero ya se están poniendo los medios para reforzar la lectura en la Primaria y dotar de bibliotecas a los centros. Aunque en educación los resultados son siempre a largo plazo…

Por supuesto, se habla de la competencia de otras formas de ocio, aunque mayor competencia que la que teníamos los niños de mi infancia con el juego en la calle (esa gigantesca videoconsola penetrable, llena de ruidos, olores y personajes) no creo que exista. Más problemática me parece la situación en los hogares; de familias lectoras suelen salir lectores (aunque no siempre…), pero si tenemos que empezar a refomar los hábitos de las familias, no acabaremos nunca.

¿Mientras tanto? Algo habrá que hacer, pero habría que empezar por afirmar con orgullo nuestra práctica y nuestra condición de lectores. He hablado otras veces de esto (3 de diciembre del 2003): la propaganda de las bibliotecas públicas hace un extraño hincapié en la no-lectura. El cartel de arriba, fotografiado la semana pasada en Madrid, es todo un ejemplo: personajes dando volatines, soltando cometas, tecleando en ordenadores, escuchando con cascos… ah, y sosteniendo un libro (boca abajo, bien es cierto). El texto lo remacha: “música, libros, cine, internet, cómics, teatro, talleres”. ¡Por favor! Hay muchos sitios para teclear, oír música o hacer malabarismos, pero no tantos donde leer… Se esgrimen señuelos tan dispares para atraer al público que cuando entren en una biblioteca y vean las filas de libros retrocederán espantados. Repito: hay muchos lugares con titiriteros y ordenadores; menos con libros. No, señor; hay que declarar orgullosamente: “Ven a la biblioteca: silencio, libros, lectura…” Y si alguien nos tacha de antiguos, de poco enrollaos, mirarles a los ojos y, desde los siglos de una práctica lectora que nos ha hecho lo que somos, contestar: “¿Tú crees?”.

Tú te lo guisas, yo…

03 diciembre 2007 19:19


¿Cuáles son los beneficios de alojar proyectos de “Web social”, “Web 2.0” o como quieran llamarse? Pues enterarse de qué es lo que una comunidad de expertos en un tema opinan que es lo más importante…

Veamos el caso del primer grupo mundial de edición científica, tecnológica y médica, Elsevier. Hace poco presentó su buscador Scopus (de pago, pero con un mes de prueba gratis), y ahora anuncia su sitio colaborativo gratuito 2collab, para albergar comunidades de investigadores (vía Documenea).

Scopus da acceso a una cantidad formidable de referencias científicas: no sólo publicaciones, sino también “386 millones de fuentes web de calidad”… ¿Me siguen? Como dicen los términos de uso de 2collab:

In the event your Submission refers to a web site relevant to a specific discussion topic, you will, when possible, refer to the specific relevant URLs (web site addresses).

Que los buscadores alberguen sitios de creación de contenido de calidad es frecuente (véase al binomio Google/Blogger): los blogs le damos al buscador el trabajo medio hecho, incluyendo etiquetas o tags. Que los productores de contenido (editoriales) sean la tercera pata es un elemento novedoso…

2collab parece funcionar muy bien, pero ¿hasta cuándo compensarán los servicios que nos brindan estos sitios colaborativos los contenidos y el filtrado de la Red que les proporcionamos gratis? O, puesto en otras palabras, ¿cuándo empezarán a pagarnos por que los usemos?

Bibliotecas digitales: seminario en Madrid

03 diciembre 2007 9:09

El 12 de diciembre próximo, en la Residencia de Estudiantes de Madrid (Pinar, 21-23), tendrá lugar el seminario: Bibliotecas digitales. La hora del usuario.

Asistencia gratuita, previa inscripción:
Natacha Andrada Tlf. 91 563 64 11
e-mail: natacha.andrada[a con el redondel]residencia.csic.es

Si los años noventa vieron cómo se informatizaban los catálogos y los procesos de las bibliotecas en España, y la primera mitad de la década actual asistió a la imparable entrada de las publicaciones electrónicas comerciales en las bibliotecas y en los ordenadores de los estudiosos, en esta segunda mitad el interés está centrado en la digitalización de las colecciones en papel ya existentes o de los contenidos científicos de las instituciones.

Llámense bibliotecas digitales, colecciones digitales, bibliotecas virtuales o repositorios, la innovación tecnológica en las bibliotecas viene ahora de la mano de la digitalización masiva de contenidos. Y como es habitual en estas situaciones, los cambios tecnológicos han puesto de relieve las posibilidades, pero también han sacado a la luz los problemas de las bibliotecas.

¿Qué usos se prevén para los materiales digitalizados? ¿Cuáles son las colecciones que hay que digitalizar en primer lugar? ¿Qué problemas legales plantea la digitalización? ¿Se puede conseguir financiación empresarial para esos proyectos? ¿Qué papel juegan en esas colecciones digitales los repositorios de material científico o institucional? ¿Compiten realmente las revistas científicas de acceso libre con las comerciales?

Pero no sólo hay que prestar atención a los contenidos; también hay importantes aspectos técnicos que resolver: cómo evitar que se duplique la digitalización de un mismo documento, cómo asegurarse de que los metadatos se sindican –y se consultan- con facilidad, o cómo preservar los objetos digitales, más frágiles en ciertos aspectos que los originales.

En esta jornada se convoca a expertos del ámbito de las bibliotecas y de la gestión de la información para que aporten su punto de vista y enfoquen su atención en aquéllos que van a utilizar en el futuro esa información y van a ejercer su inapelable crítica, utilizándola o ignorándola: los lectores.

Dirección: Miguel Jiménez y José Antonio Millán

10.00 h. Apertura
Los repositorios digitales: retos e incertidumbres de un medio abierto
ALICIA LÓPEZ MEDINA, Biblioteca Central de la UNED

10.45 h. Las bibliotecas universitarias después del libro
DIDAC MARTÍNEZ, Jefe del Servicio de Bibliotecas y Documentación, Universidad Politécnica de Cataluña

12.00 h. Usuarios de bibliotecas digitales
ANA NISTAL, Ilustra Madrid, Biblioteca Digital de la Comunidad de Madrid

12.45 h. Política de creación y recolección de recursos digitales del Ministerio de Cultura
MARÍA ANTONIA CARRATO, Subdirectora general de Coordinación Bibliotecaria, Ministerio de Cultura

16.00 h. Acceso gratuito: iniciativas editoriales contemporáneas
ELENA FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología, Consejo Superior de Investigaciones Científicas

16.45 h. La función de la Biblioteca Nacional en el contexto de las bibliotecas digitales
PALOMA PEÑA, Subdirectora general Adjunta a la Dirección Técnica de la Biblioteca Nacional

La inveterada desidia de la librería española

03 diciembre 2007 8:08


Los domingos, desde algún punto del centro de Europa, emite para el universo el Semanario de literatura recreativa. Es un blog muy bien escrito que dirige una mirada a la actualidad desde el pasado.

Como en su última entrega, La inveterada desidia de la librería española, donde recuerda el testimonio de un viajero alemán a finales del XIX:

De cortesía y de celo empresarial rara vez se habla; ni el jefe ni su personal tienen, aparentemente, el más mínimo interés en vender nada; sólo a desgana se dignan satisfacer los deseos del cliente, a menos que se trate de un amigo de la casa. Por no tomarse la molestia de buscar un libro que no les queda al alcance de la mano ?pero que, como luego se comprueba a menudo, está efectivamente disponible? prefiere decir el librero: “¡no lo tenemos!”, o “ya no nos queda”, de modo que a menudo tengo que subir yo mismo a la escalera y buscar personalmente lo que quiero. Jamás se le viene a las mientes la idea de pedir [al editor] un libro que uno ha buscado en vano en su establecimiento. Y si el cliente pregunta al librero si no podría pedir el tal libro, bien puede ocurrir que se niegue en redondo, o que aparentemente se avenga a ello, pero el pedido no se cursa, porque esto cuesta el esfuerzo de mandar una carta, y aprovecha poco.

Bueno, bueno… ¿Ha mejorado la cosa? No mucho, de creer el testimonio al tiempo irritado y jocoso del autor, que narra sus dificultades para hacerse enviar unos libros desde España. ¿El culpable?: alguna librería cuyo nombre vela, para destaparlo en hiperenlace. Libros que figuran en catálogo de venta por Internet, pero que no están en el establecimiento y deben pedirse a terceros, gastos de envío elevados…, todo lo cual se compara con el servicio recibido desde Alemania. Ah: que Correos no tenga una auténtica tarifa reducida para el envío de libros e impresos no es culpa de los libreros.

Marbot, e Ícaro

01 diciembre 2007 12:12


Hace días que quería escribir esta nota, con un doble propósito, saludar la llegada de una nueva editorial, Marbot, y celebrar la aparición de uno de sus primeros títulos: Raymond Queneau, El vuelo de Ícaro, en traducción de Elisenda Julibert y Lucas Vermal.

Para los adeptos de la Patafísica, seguidores del Taller de Literatura Potencial (Oulipo) o lectores de Ejercicios de estilo, Queneau no necesita presentación. Quien aún no tenga el gusto, dispone ahora de una oportunidad de oro para descubrir una (meta)literatura gozosa e inteligente. Ahí va, como aperitivo, el arranque de la obra:

SURGET
¡Mi querido amigo! ¡Qué grata sorpresa!

HUBERT
¡Ahórrate las cortesías ebúrneas! ¡Después de lo que me has hecho!

SURGET
¿Yo? ¿Qué?

HUBERT
Tengo que ajustar cuentas contigo. Sígueme.
Lleva a Surget a su propio escritorio, se sienta en su lugar y revueve las hojas que hay sobre la mesa.

SURGET
¡Ah, no! No desordenes mi próxima novela.

HUBERT
¡Venga! ¡Confiesa! ¡Confiesa que está aquí!

SURGET
¿Quién?

HUBERT (leyendo)
Étienne amaba en secreto a Victorine… eeh… ésta, rubia como el trigo… eeh, Georges, su novio, acababa de salir de la Escuela Politécnica… eeh…

SURGET
Indiscreto.

HUBERT
No parece que esté por aquí.

SURGET
¿Quién?

HUBERT
Recuerdas que el otro día te leí las primeras página de mi nueva obra…

SURGET
¡No es razón para que vengas a hurgar en la mía!

HUBERT
Me reconociste los méritos del personaje principal, aun cuando estaba apenas esbozado. Me lo elogiaste.

SURGET
Es posible.

HUBERT
Se llamaba Ícaro.

SURGET
Lo recuerdo.

HUBERT
Pues bien, ¡ha desaparecido!