“Aborrezco la mecanografía”

30 septiembre 2010 9:09


Unas palabras ─más de cuatro─, mi estimado y paciente colaborador, sobre su función respecto a mis artículos. En los que, ya impresos, suelen aparecer erratas que si son leves, como una de hoy en que aparece resuelve donde escribí revuelve, otras obedecen, me figuro, a no tener a la vista, al corregir las capillas, mis originales y observar ciertas peculiaridades, algunas heterográficas, de este mi dialecto personal que el otro día me dijo Menéndez Pidal que es un supercastellano. Así, un día cuando yo escribí engeño, añadiendo que es voz desaparecida, me pusieron ingenio, que es la actual; otra vez pusieron desesperado donde yo decía desperado; en mi artículo sobre el mozo de la pedrada [se refiere a un individuo o mozalbete que, para exteriorizar su protesta por las interminables discusiones en el Congreso, lanzó al hemiciclo una piedra, con el estrépito consiguiente], se me corrigió el malencónico ─que es la forma corriente en el campo salmantino─ por el oficial melancólico. Y etc.

Le ruego, pues, que tenga a la vista mis originales, ya que es naturalísimo e inevitable que el tipógrafo se deje llevar de lo corriente y lea lo que está habituado a leer. Y no pretendo que se me respeten ciertas peculiaridades heterográficas como escojer, cojer, recojer, lijero, etc. (como acentúo telegrama, y así lo pronuncio).

Y a este caso, le contaré lo que una vez me ocurrió al enviarme segundas pruebas de un libro. En el que yo suprimía ¡claro está! todas esas letras absurdas como las p, b, y s de septiembre, obscuro, inconsciencia, suscriptor, etc. Había tachado una pe de septiembre, y en segundas pruebas me la vuelven a colar con un marginal “¡ojo!”. Volví a tacharla, y el “¡ojo!”, y en vez de éste, puse: “¡oído!”.

Y basta de tiquismiquis gramaticaleros. Procuro escribir con estas patitas de mosca lo más claro posible ─aborrezco la mecanografía tanto como la telefonía─ y espero que me tolerarán mis dialectalismos individuales y hasta mis peculiaridades heterográficas.

Le saluda,

Miguel de Unamuno

(1932)
Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

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4 comentarios

Gorki dijo...

aborrezco la mecano grafía tanto como la telefonía
Por alguna profunda razón desconocida, tradicionalmente los intelectuales, tiene tendencia a aborrecer el avance tecnológico de su tiempo. Ayer la máquina de escribir y hoy Internet o el e-book.

He leído a muchos escritores´de los años cincuenta, que aborrecían la máquina de escribir y ufanarse de escribir con estilográfica y supongo que se encontrarán intelectuales anteriores, que aborrecían la estilográfica, y se ufanaban por escribir con plumilla y tintero, que fue la forma como me enseñaron a mí en el parvulario a escribir y donde la pelea fue por el uso de bolígrafo, por mucho tiempo prohibido en el colegio.

¿por que esta resistencia al avance de la tecnología?

30 septiembre 2010 10:51
vihernes dijo...

Puede que sintiera algo parecido a lo que pasa con Word cuando se empeña en hacer cambios en los textos, siguiendo reglas predeterminadas. ¿Cuantas veces la forma cambia el contenido, incluso cuando se trata del noble mundo de las palabras?
Don Miguel expresa mediante el dialogo con el tipógrafo, esos guiños de los que sabiendo de lo que hablan se empeñan en imponer su razón.

30 septiembre 2010 12:47
Libros dijo...

¡Excelente! Va link en mi próximo Lo mejor de la Quincena.

30 septiembre 2010 15:09
Iñaki dijo...

Parafraseando a Schwarz: que sepa que la telefonía y la mecanografía también lo aborrecen a usted, don Miguel.

Aunque me meta en harinas del otro blog, recuerdo también la anécdota, no sé si apócrifa, de que Unamuno se refirió a Shakespeare llamándolo así, Shakespeare, como se leería en español, y que como la gente se rió, continuó la conferencia en perfecto inglés. A mí me ha parecido una respuesta muy pedante y antipática. Además, parece priorizar la cultura escrita respecto de la oralidad. Lo que habría que hacer es escribir Chéspir. Es lo que se hacía ingenuamente en casi todas las lenguas antes de que imperaran las Academias, su normativa y sus corporativismos. Guillermo de Mascanio, los Fúcar, Averroes, etc.

01 octubre 2010 18:21