El libro de artista

25 enero 2007 17:17


Como ya anuncié, he colaborado en el catálogo de la exposición que Evru (el artista descendiente y albacea de Zush) ha tenido en Singapur, organizada por la SEACEX. He escrito sobre los libros de artista, los que resultan cuando los creadores plásticos escogen como soporte un libro en blanco para llenarlo con su obra y crear, así, un ejemplar único.

Por suerte, los catálogos de la SEACEX están en línea, con lo que se puede acceder completo al texto e ilustraciones de mi capítulo: “El estudio portátil. (Los libros de artista de Evru y de Zush)”. Éste es su comienzo:

¿Cuáles son las insondables conexiones entre los libros y la cama? Cuando, hace décadas, empezaron a surgir los libros electrónicos (por supuesto, antes de la llegada de los mínimos lap tops, las PDAs y los móviles con pantalla) sus enemigos decían, con gesto triunfal: «¡Pero no te puedes llevar el ordenador a la cama!». Y ahora, defendiendo el «libro de artista», Evru proclama: «¡No te vas a llevar un cuadro o una escultura a la cama! (sería una perversión)… Pero uno de mis libros, sí».

El bello catálogo, recién aparecido, se complementa además con dos piezas digitales (género en el que Evru trabaja normalmente, ademas de en su obra pictórica) en CD-ROM. Una de ellas es una work in progress desde hace tiempo, Spinmu (de la que ahora se ofrece la versión 2.0), que traigo a colación porque está muy relacionada con la escritura y la tipografía.

Zush creó su particular lenguaje y grafía asura (de la que existe incluso una fuente para Windows), y la utilizó con frecuencia en sus creaciones, práctica que sigue Evru. Las interacciones que plantea Spinmu tienen como base los textos que se introducen con el teclado (y que, de paso, se van convirtiendo en sonidos). El programa los transforma al alfabeto asura y además los pone en movimiento (la ilustración es la captura de un momento del programa, en el que yo había introducido una frase, bastante previsible). En resumen: un placer de juego textual, gráfico, tipográfico y sonoro.

¡Feliz 2007!

21 diciembre 2006 10:10


No sé si ésta será la última entrada del 2006, o si alguna tentación me hará redactar un post apresurado desde un cibercafé de los Emiratos Árabes Unidos (o el sitio al que me lleve el azar o los avatares de las compañías aéreas estas vacaciones), pero en cualquier caso, no quería dejar de felicitar el año entrante a los lectores y apostilladores de este blog.

Por cierto: la ilustración superior bebe, para las letras, de las fuentes populares remansadas en el Abecedario Industrial y del Comercio, menos la Z, que proviene del precioso libro Green Eggs and Ham del Dr. Seuss. Los números son parte de una recopilación todavía inédita.

Lo dicho: muy feliz año 2007…

Lady Newell, amigos y Radiohead

14 diciembre 2006 14:14


Una de esas cosas extrañas y bonitas que uno encuentra a veces en la web. El interesante grupo de rock experimental Radiohead introdujo en su álbum Hail to the Thief la canción A Wolf at the Door. Aquí está su letra, y aquí se la puede oír en un videoclip.

Pues bien: desde hace unos meses existe el proyecto de traducción de A Wolf at the Door al español, emprendido por unos denominados Lady Newell and friends que emiten desde algún lugar de Londres o Argentina, bajo el emblema de Borges: “Ningún problema tan consustancial con las letras y con su modesto misterio como el que propone una traducción”.

El complejo proceso de captación de traductores (¿”Acaso creía que las canciones pop necesitaban una cuidada traducción cual si fuesen Las mil y una noches“?), discusión de frases o modismos y peripecias varias van construyendo un sitio web envuelto en el clima misterioso y decadente de la misma canción. La traducción, por lo que el lector va descubriendo a través del relato, expuesto en una crispada tipografía con ecos cinematográficos, aún no está hecha, pero quizás eso no sea lo que importe, sino el mismo proceso de completarla…

¿Qué hay en un número?

04 diciembre 2006 18:18


Mi Abecedario Industrial y del Comercio (recopilación de tipografías populares con letras que quieren ser otra cosa), presenta una nueva entrega: El número que quería ser una letra. Con ella, son casi doscientos los ejemplos seleccionados.

En paralelo, y como de costumbre, un pequeño ensayo: ¿Qué hay en un número?, que analiza el sistema gráfico de los números y las anomalías que surgen cuando se les trata como letras.

JRJ sobre la lectura y los libros

09 noviembre 2006 10:10

Estos días, en la Residencia de Estudiantes de Madrid tiene lugar una completa exposición sobre Juan Ramón Jiménez. La revisión de su obra, a cincuenta años de que le fuera concedido el premio Nobel, le confirma como el grandísimo poeta que fue, y que reconocieron todos los que convivieron con él y de él aprendieron: prácticamente toda la Generación del 27…

JRJ sabía mucho de libros, como recuerda Andrés Trapiello en su precioso libro Imprenta moderna, recientemente editado por Campgrafic. Su implicación con ellos no fue sólo como creador (cuidó sus propias ediciones), sino que dirigió durante años las publicaciones de la Residencia de Estudiantes, y además influyó sobre impresores y editores (como Manuel Altolaguirre).

Pero Juan Ramón también leía, y atesoraba libros. El bello catálogo (algo a lo que ya nos tiene acostumbrada la Residencia) contiene, entre otros materiales de interés, un apartado sobre “La biblioteca de Juan Ramón Jiménez”, debido a Soledad González Ródenas. ¿Qué pensaba el poeta sobre la lectura?:

Los que tienen bibliotecas numerosísimas y presumen de leerlo todo, mienten. Tienen sólo una cultura superficial, de índice, de mariposeo. Con lo que hay que hacer en el día ?leer, escribir, correjir, pensar, poner en limpio, estudiar idiomas, visitas a un museo, a un concierto, a una mujer, a un amigo, comer, bañarse, pasear algo, dormir? no hay tiempo sino para leer bien pocos libros.

Y además la lectura puede ser una experiencia tan intensa como breve: “Una pájina bella me llena todo un día. Cargarla con otras, me parece un crimen estético”.

Gran conocedor de la tipografía y diagramación, JRJ llega a decir:

Como todas las cosas del mundo, los libros emanan su sustancia y no hay que leerlos para valorarlos, a veces, cuando se tienen los sentidos aptos para la emanación estética. La disposición de la caja, la cubierta, el título, el tamaño de las palabras, etc., todo unido representa, súbitamente, su valor.

Entre los proyectos vitales de Juan Ramón estuvo su biblioteca. Se conservan incluso diagramas de los muebles y la disposición que quería para ella. No se trataba, como se ha visto, de un simple depósito de libros, sino de un lugar de ordenación, contemplación y contacto ?casi de ósmosis? con los objetos-libro. La guerra le privó de los millares de volúmenes que había reunido, y tuvo el dolor de ver sus obras saqueadas, dispersas y vendidas.

Terrible destino para alguien que disfrutaba y sentía de tal modo el contacto con sus libros. Su declaración programática sobre cómo leía tiene algo muy valioso para quienes acusan a la lectura en la Red de fragmentaria:

Me basta con leer de todos ellos, aunque no los lea todos ellos, como me basta el beso de amor, la mano de la amistad, la puesta de sol, sin tener todos los besos, todas las manos, todos los ocasos.

CITA en Peñaranda

31 octubre 2006 14:14


Viaje a Peñaranda de Bracamonte para participar en el foro sobre Sociedad de la Información, Tecnología y Educación, en el nuevo y flamante Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas que ha creado allí la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Una vez allí (preciosos edificios de Alvaro Siza y Juan Miguel Hernández León) me reciben unos resaltes metálicos en una pared: se trata de los nombres de una serie de tipografías, escritos cada uno en sus propios tipos, y precedidos del nombre del protoeditor Manuzio, y terminados en el signo @. Es la aportación del diseñador Alberto Corazón (colaborador antiguo de la Fundación GSR) al proyecto. En la imagen superior, la Garamond, y debajo el conjunto
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El tamaño del texto

23 octubre 2006 10:10


Leer puede ser una actividad perfectamente natural, a poco que uno tenga buenas capacidades de visión. Pero antes o después a todos nos llega la decadencia visual bajo la forma de la presbicia, o vista cansada, que básicamente empeora la visión cercana (la que se pone en práctica en la lectura). Quienes la sufren empiezan a alejar el libro o periódico de los ojos, hasta que por fin no pueden leer sin gafas.

Tradicionalmente, los libros destinados a la población envejecida se componían en letra de un cuerpo grande, como los devocionarios, del estilo del Nuevo Eucologio Romano en letra gorda. Devocionario completo que contiene todos los oficios del año, el de los difuntos, la semana santa entera, etc. París, 1876. Y modernamente, con la población de los países desarrollados cada vez más envejecida, han surgido algunas colecciones dirigidas especialmente a las personas de más edad o con dificultades visuales, como Brazo largo, letra grande, de la editorial Sirpus. De acuerdo con esta editorial,

la primera colección específica en letra grande nace en Inglaterra en 1964, debido, según se cuenta, a que Agatha Christie deseaba que sus viejas amigas pudieran todavía leer sus libros. En Francia hace su aparición a mediados de los años setenta.
 

Por fortuna para todos, una de las ventajas de los textos electrónicos (por ejemplo, los de las páginas web), es que puede cambiar de tamaño a demanda del lector, mediante el menú del navegador, con Ver / Tamaño del texto. Con navegadores recientes y ratones dotados de ruedecita de desplazamiento se cambia el tamaño del texto con la tecla Control + rotación de la rueda (¡aunque me he encontrado con mucha gente que ignora este recurso!).

Hace ya cuatro años, el entonces guru de la usabilidad, Jacob Nielsen, pedía que los usuarios tuvieran siempre el control del tamaño de los textos, y señalaba dos razones que a su entender hacían que los textos de las páginas web fueran por lo general poco legibles:

La mayor parte de los diseñadores de webs son jóvenes, de modo que tienen una visión perfecta. El texto pequeño no les incomoda en la misma medida que a aquellos al otro lado de los 40. Los diseñadores tienden también a tener monitores caros, de alta calidad, que son mejores para los ojos.

Mientras crean un sitio web, los diseñadores no leen realmente la información de las páginas. […] Cuando no tienes que leer las palabras, no importa que los caracteres sean pequeños.

Los navegadores actuales permiten casi siempre lo que pedía Nielsen entonces: que el usuario del sitio pudiera variar el tamaño del texto, aunque el diseñador hubiera especificado en el HTML un cuerpo de letra determinado. Pero, ¡ay!, los (malos) diseñadores pronto descubrieron otra posibilidad: meter los textos como imagen (y por tanto, al tamaño inamovible que les da la gana), o incorporarlos, de forma igualmente cerrada, a presentaciones en Flash.

Y estos abundan… Cuando me encuentro con una horrenda web de ese estilo sólo me queda un recurso: ¡hacer zoom para ampliar una zona de la pantalla! (muchas tarjetas de video permiten esa posibilidad: basta explorar su menú para encontrarla).

¿Qué hay en una letra?

16 octubre 2006 22:22


El Abecedario Industrial y del Comercio (recopilación de tipografías populares con letras que quieren ser otra cosa), proyecto que inicié hace un año, ha alcanzado su primer objetivo, llegando a la letra Z (bueno, a la Y, porque Z no he encontrado ninguna…). Durante este tiempo, y con la colaboración de amigos y desconocidos, he recopilado 175 ejemplos, increíbles algunos, previsibles otros, meritorios todos.

En paralelo he desarrollado una serie de pequeños ensayos ilustrados bajo el título general de ¿Qué hay en una letra? En el último de ellos paso brevemente revista a las letras imaginativas, de las capitulares medievales al diseñador de Google, Dennis Hwang.

Los diez mejores libros sobre tipografía

16 octubre 2006 21:21

La excelente página sobre tipografía Unos tipos duros nos propone una selección de los diez libros que ningún interesado en la “divina arte negra” debería ignorar. Está configurada como una lista básica, destinada a estudiantes o a neófitos, y a ella seguirá un nivel experto.

Texto y espacio

21 septiembre 2006 15:15


  • Una de las consecuencias más curiosas de la existencia de textos digitales es su desencarnación (con perdón). Quiero decir: los textos pueden viajar y leerse independientemente de su forma tipográfica original: tipo de letra, maquetación etc. Por ejemplo, si usted está leyendo este post a través de un feed de RSS, está accediendo a un texto plano, probablemente en tipo Courrier, en vez del texto en la Verdana que en este blog indica que me refiero a un recurso por línea. Igualmente, después de años de leer periódicos a través de noticias y alertas de texto recibidas por correo electrónico me he sorprendido releyendo idéntica noticia en un diario en papel con la sensación total de estar ante ella por primera vez (!). Pues bien: el diario Le Monde ha optado por ofrecer a sus suscriptores digitales la posibilidad de acceder electrónicamente a la imagen de la puesta en página, dotada de un zoom que permite ampliar la parte que uno quiera a distancia de lectura cómoda (en la imagen vemos el mapa del diario de hoy a la izquierda, la ventana de zoom con el pequeño recuadro rojo que indica qué parte de la página se enfoca y el detalle de la página ampliado). Opcionalmente, se puede hacer clic en un artículo determinado en la imagen de la página y se accede a su texto en un formato HTML apto para guardar o imprimir. Aunque semejantes avances no son una novedad, sí que lo es que los adopte uno de los periódicos de más difusión.