La suprema elegancia de leer el periódico

09 mayo 2007 9:09


Clark Gable en una demostración. Fuente


Me llama la atención Jaime Otero sobre un artículo del guionista y humorista Garrison Keillor, que apareció en Le Monde (sólo suscriptores) con el título: “Lire le journal, suprême élégance”, el 21 de enero de este año, y cuya versión original en el International Herald Tribune es “Meanwhile: No, dummkopf, reading a newspaper is cool” (por cierto: qué joya la versión francesa del título…).

Pues bien: la tesis de Keillor es que en la vida de los jóvenes falta algo: “la bella arte de sostener un periódico”.

Ya estéis sentados o de pie, en el interior o en el exterior, apoyados negligentemente contra un poste o con los pies sobre vuestra mesa, un periódico os permite desplegar un rico vocabulario gestual.

Lo abrís con un vuelo de brazo que hace crepitar el papel, vuestra inquebrantable seguridad se transparenta en la forma en la que pasáis las páginas con un breve movimiento de muñeca, recorréis de una ojeada los bloques grises, vuestros ojos danzan sobre las desdichas del mundo antes de pasar a otra cosa, enrolláis las páginas y las golpeáis sobre vuestra palma.

Cary Grant, Spencer Tracy, Jimmy Stewart, los mayores actores han utilizado un periódico para demostrar que eran cool.

En oposición a eso, los jóvenes, “se sientan mirando fijamente sus pantallas de ordenador, con cables que salen de sus orejas”: “un hombre ante un laptop es un hombre sentado en un escritorio”.

Y sigue en ese plan. Francamente: muy divertido…

No negaré la fascinación de los gestos que comenta Keillor, pero hay que reconocer que hay un abismo entre el uso que alguien como yo puede hacer de un laptop (ante el que me comporto, ciertamente, como si estuviera en una oficina), y lo que hacen los jóvenes con sus diminutos aparatos dotados de WiFi, que teclean y consultan en medio de todo tipo de acrobacias corporales. La ventaja de la nostalgia es esta; que sólo hay que esperar, y dentro de cincuenta años el columnista del International Google Tribune escribirá con añoranza sobre cómo sostenían el portátil los chicos de las series televisivas del 2010, frente a estos desalmados de ahora que ¡hala!, se conectan el perno al implante craneal y a leer la prensa…

Jornadas sobre edición en Madrid

16 abril 2007 11:11

Del 23 al 27 de abril, en el Ateneo de Madrid, organizadas por el Ateneo, Ediciones Trea y Cálamo y Cran, tendrán lugar las I Jornadas sobre edición, De la palabra al libro, que comenzarán el lunes 23 a las 20 horas con la entrega de la medalla de plata del Ateneo de Madrid a José Martínez de Sousa, quien hablará sobre“La Academia y su obra en los albores del siglo XXI”.

Martes, 24 de abril, 19.00 horas “AUTORES” Intervienen: Eric Frattini, Alberto Gómez Font, Ricardo Menéndez Salmón. Modera: Alejandro Sanz

Miércoles 25 de abril, 20.00 horas “TRADUCTORES, CORRECTORES, REDACTORES Y DOCUMENTALISTAS” Intervienen: Daniel Cassany, Mario Fernández, Mª Teresa Gallego y Antonio Martín. Modera: Juan Miguel Sánchez Vigil.

Jueves 26 de abril, 20. 00 horas “EDITORES” Intervienen: Álvaro Díaz Huici, Rafael Díaz Santander, Carolina Reoyo. Modera: Alejandro Sanz

Viernes 27 de abril, 20.00 horas “LA EDICIÓN DIGITAL” Intervienen: Emiliano Bruno, Ignacio Fernández, José Luis Poveda. Modera: Antonio Martín.

Además, habrá unas jornadas matinales sobre “Cómo se hace un libro” (asistencia gratuita, para inscribirse llamar al teléfono 91 4291750 extensión 1).

Compartir según Teognis

01 febrero 2007 12:12


En las Elegías de Teognis de Mégara, traducidas por Juan Manuel Rodríguez Tobal, y publicadas en bella edición bilingüe por la Casa del Traductor de Tarazona, leo los siguientes versos (p.73):

Bueno es que el enviado y servidor de las Musas,
si es alto su saber, no lo guarde celoso;
que lo busque y lo enseñe y que de hacer no deje:
¿para qué ese saber si sólo él lo conoce?

El País de los editores

06 enero 2007 12:12

¡Qué barbaridad! El primer número del año del suplemento de El País Babelia está dedicado casi por completo a los editores: a los recientes (Nuevos en la estantería), a los exitosos (De la resistencia al exito), a los que descendieron (Cambio de papeles), o a los octogenarios (La ironía y el honor).

Extractos significativos:

“En los últimos años sale una editorial a la semana”.

“La distribución es sin duda el eslabón más débil de la cadena. Yo tengo dadas de alta 1.400 distribuidoras y así no hay quien trabaje. Tenía que ser como en Alemania, donde se tienen dos o tres”.

“No son tantas las librerías que nos interesan. Entre 300 y 500, y conocerlas facilita mucho las cosas”.

Además, y por esas casualidades de la vida, en la sección de Cultura se hacen eco de la mala situación de los traductores (Traducciones crecientes, dinero menguante), entre otras cosas por el nuevo sistema de cómputo de su trabajo del que ya hablamos aquí. Pero lo más triste es la entrevista con la traductora de Tolkien, Lem y muchos otros, Matilde Zagalsky, a la que no quedan beneficios, a los 92 años, por la labor realizada y las ventas millonarias de los libros que tradujo.

150 años de la traducción que cambió el mundo

03 enero 2007 10:10

Entre las sorpresas que me aguardaban para celebrar la llegada del 2007, está el relato del concurso de traducción que la Real Sociedad Asiática de Londres convocó en 1857 para el acadio, y de cómo un joven grabador encontró una tablilla mesopotámica que hablaba de un barco varado en la cima de una montaña desde donde se envió una paloma para ver si habían bajado las aguas.

Lo ha escrito Gabriel López Guix, uno de los responsables de la prodigiosa revista de traducción Saltana. Y se publicará en El trujamán, la sección que desde hace años el Centro Virtual Cervantes dedica a la traducción, y que en el 2007 dedicará una serie especial a la versión de la Biblia.

El artículo de López Guix (de cuya publicación informaré en cuanto esté accesible) termina así:

La segunda mitad del siglo XIX fue una época de cambios extraordinarios: no sólo Darwin, Renan, Huxley, Garibaldi, Nietzsche y muchos otros se dedicaron a sacudir los cimientos de un poder y unas creencias milenarios, sino que, para colmo de males, resultó que, al menos en parte, el Génesis era una traducción.

Lady Newell, amigos y Radiohead

14 diciembre 2006 14:14


Una de esas cosas extrañas y bonitas que uno encuentra a veces en la web. El interesante grupo de rock experimental Radiohead introdujo en su álbum Hail to the Thief la canción A Wolf at the Door. Aquí está su letra, y aquí se la puede oír en un videoclip.

Pues bien: desde hace unos meses existe el proyecto de traducción de A Wolf at the Door al español, emprendido por unos denominados Lady Newell and friends que emiten desde algún lugar de Londres o Argentina, bajo el emblema de Borges: “Ningún problema tan consustancial con las letras y con su modesto misterio como el que propone una traducción”.

El complejo proceso de captación de traductores (¿”Acaso creía que las canciones pop necesitaban una cuidada traducción cual si fuesen Las mil y una noches“?), discusión de frases o modismos y peripecias varias van construyendo un sitio web envuelto en el clima misterioso y decadente de la misma canción. La traducción, por lo que el lector va descubriendo a través del relato, expuesto en una crispada tipografía con ecos cinematográficos, aún no está hecha, pero quizás eso no sea lo que importe, sino el mismo proceso de completarla…

Dos cubos de letras

02 octubre 2006 8:08

Fotografía, Rafael Millán

El último número (34) de Vasos comunicantes, revista de la Asociación Colegial de Escritores, Sección Autónoma de Traductores de Libros, recoge un artículo sobre “Los sistemas de cómputo y el rendimiento del trabajo de traducción en el sector editorial”, por Carlos Milla y Marta Pino (aunque los numeros de Vasos comunicantes.están colgados en la web de la Asociación, éste todavía no lo está). Hay que comenzar por explicar que en las tareas de la edición siempre ha habido que medir el texto: por ejemplo, en la imprenta manual se calculaba la extensión de cada parte de una obra para poder repartir la composición y la tirada entre varios equipos. En el caso de ciertos autores, su remuneración también dependía de la extensión de la obra: los escritores de novelas populares, o los colaboradores de obras de referencia como enciclopedias, cobraban según el tamaño de su original. La unidad de medida era el folio, o página mecanografiada, y precisamente este hecho (junto al deseo de facilitar la lectura) es lo que hizo que las novelitas del Oeste y otros géneros populares abundaran en diálogos y sucesiones de párrafos de una sola frase.

Pues bien: los traductores también cobraron siempre por folio, medida que llevaba décadas identificada como la página mecanografiada de treinta líneas por setenta espacios. Sin embargo la llegada de los programas de procesamiento de textos hizo que las obras no se entregaran ya en papel, sino en un archivo del programa correspondiente, y a algún genio ahorrativo de alguna editorial se le ocurrió que la tarifa pasaría de los XX euros por folio a XX euros por cada 2.100 caracteres (letras y espacios) o por cada 330 palabras. Lógicamente, y dependiendo del género traducido, el folio, con sus diálogos y puntos y aparte, no está nunca completamente cubierto de letras. Milla y Pino han pedido muestras de traducciones a sus coasociados, y han estudiado la merma en ingresos que supone esta forma de cómputo:

Según la muestra en que se basa este estudio […] la conversión del cómputo de folios al recuento de palabras supone un 77% de casos de pérdida, un porcentaje máximo de pérdida del 20% (con casos residuales del 25%-30%) y un promedio de pérdida del 11%.

Según calculan los autores, un traductor con cierta experiencia y trabajo continuado perderá por esta forma de aplicar la tarifa más de 3.000 euros anuales, mientras que un editor que publique 40 traducciones al año, puede ahorrarse hasta 24.000 euros en ese periodo de tiempo…

La Danza Macabra de King

05 agosto 2006 16:16


Muy bienvenida la traducción española de Danza Macabra (Danse Macabre), de Stephen King, recién editada por Valdemar. King es un autor muy hábil (de lo que pueden dar fe sus incontables lectores), pero también es un buen lector y un incansable espectador de películas. Danza macabra es precisamente el estudio de las obras y las películas de terror/fantasía de que King disfrutó durante treinta años. El libro aporta dos cosas, al menos: a) una delineación del género de terror, con sus raíces históricas (y unas brillantes consideraciones sobre las circunstancias sociopolíticas que alumbraron distintas variantes), y b) una reflexión sobre las relaciones entre literatura y cine, incluyendo la experiencia de cómo convertían en películas sus propias obras. Además de elementos autobiográficos (siempre gratos para seguidores del autor), King hace calas en terrenos resbaladizos (¿qué sacan los aficionados al género de las malas películas de terror?). En resumen: un placer para amantes del género de terror, pero también para quienes disfrutan del cine y la televisión populares.

La edición de Valdemar, ilustrada y cuidadísima, está en las antípodas de las prácticas habituales en la mayor parte de la edición española. Todas las obras, películas y hasta series televisivas que se citan (y son un montón) se han identificado también por el nombre, con frecuencia lejano, con que fueron conocidas en España. Se ha mantenido y ampliado el índice onomástico (frente a lo que hacen editores con muchísimos más beneficios) y se han añadido más de un centenar de notas. ¡Ah!: la traducción y la corrección de Oscar Palmer Yáñez y la corrección de Ana García de Polavieja Embid, excelentes…

Traducción en colaboración

04 julio 2006 9:09