De los incontables males que produce la lectura

01 junio 2007 17:17


Acabo de recibir el precioso volumen dirigido por Antonio Castillo Gómez y editado por Verónica Sierra Blas,
Senderos de ilusión. Lecturas populares en Europa y América latina (Del siglo XVI a nuestros días), Gijón, Trea, 2007. Aquí se puede ver el índice y una explicación de la obra.

En espera de la lectura dilatada que sin duda merece, en ese ojeo (y hojeo) al azar que es uno de los momentos clave del primer contacto con un libro, caí sobre el capítulo dedicado a “Enfermedades de la lectura en el siglo XVIII”, por Manuel-Reyes García Hurtado.

En la larga historia de las oposiciones al ejercicio de la lectura, por motivos morales, en el siglo XVIII empezaron a llegar los argumentos médicos. Samuel Auguste Andre David Tissot, de Lausana, escribió el opúsculo de cuya traducción inglesa mostramos la portada: An Essay on Diseases Incidental to Literary and Sedentary Persons, y que se puede consultar o descargar íntegro en Google Libros.

Tissot era un azote de los vicios solitarios (como prueba, su obra sobre los males del onanismo), y no duda en atribuir a la práctica de la lectura desde piedras en la vejiga hasta hemorroides, pasando por afecciones psiquiátricas como la melancolía. El capítulo de García Hurtado da cuenta de la traducción española de la obra: el texto de Tissot es de 1766 y la traducción española de 1771, y de las reacciones que se produjeron frente a sus afirmaciones.

Sin ninguna duda, y gracias a publicaciones como la de Senderos de ilusión, estamos avanzando en el conocimiento de muchos aspectos clave de la práctica social de la lectura entre nosotros.

2 comentarios

Anonymous dijo...

No confundir con estos otros Senderos de ilusión!!

01 junio 2007 23:24
Saturnino dijo...

Bueno; hay un caso del XVII de crítica a los efectos psíquicos de la lectura: nada menos que el Quijote

01 junio 2007 23:31