La procelosa travesía de los textos

26 septiembre 2015 12:12

Con este título publiqué en Revista de Libros la reseña de estas dos extraordinarias obras: Luciano Canfora, El copista como autor (Delirio) y Anthony Grafton, La cultura de la corrección de textos en el Renacimiento europeo (Ampersand). Éste es su principio:

¿Cuántas de las obras escritas de la Antigüedad han llegado hasta nuestros días? Y, ¿en qué condiciones lo han hecho? La respuesta a la primera pregunta es desalentadora: sólo disponemos de una de cada cuarenta obras que sabemos que existieron. Pero, además, ignoramos de cuántas tragedias griegas o poemas latinos no tenemos ni noticia, porque no tuvieron la suerte de ser citados o siquiera mencionados alguna vez.

Con la segunda pregunta se abre un problema distinto. Como es bien sabido, no hay ni una palabra de las que veneramos de la Antigüedad (ya sean de filósofos, de historiadores o de las Escrituras) que haya llegado directamente desde la mano que la escribió hasta nuestros días. Lo más frecuente es que el testimonio más remoto que conocemos esté separado por varios siglos de la fecha de su creación, y que, por añadidura, la historia de su llegada hasta nosotros sea tortuosa y esté llena de conjeturas.

Así pues, parece adecuado preguntarse por la forma en que estas obras, o sus fragmentos, nos alcanzaron, saltando de copia en copia, en condiciones históricas y culturales que apenas podemos adivinar, a través de la intervención de intermediarios con diversos tipos de formación e intereses. Igualmente será de interés la continuación de esta historia: cómo se las arregló la época que quiso recuperar la cultura de la Antigüedad –el Renacimiento– para que lo mejor de lo encontrado llegara en la mejor de las condiciones posibles a sus coetáneos. Grosso modo, estas dos fases son las que exponen sendos libros de dos reconocidos especialistas que el azar ha hecho confluir en las librerías.

Para leer La procelosa travesía de los textos

Fotografía: Clarisel de las Flores (manuscrito), s. XVI (Wikimedia Commons)

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¿Por qué tantos libros sobre el estilo?

25 septiembre 2015 13:13

En el curso de los últimos cinco años en España han aparecido (o se han reeditado) los siguientes libros: Español con estilo, Libro de estilo urgente, Las 500 dudas más frecuentes del español, El buen uso del español, Cómo escribir correctamente, Guía práctica para escribir mejor, Libro del español correcto, El nuevo español y el uso correcto de nuestro idioma, Manual de estilo de la lengua española, Escribir en Internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales, Hablar y escribir correctamente, Nuevo diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Guía práctica de escritura y redacción, Manual de escritura académica y profesional, Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor, Cómo escribir claro, 199 recetas infalibles para expresarse bien. A los que hay que sumar alguno de título más sonoro: Las 101 cagadas del español. Reaprende nuestro idioma y descubre algunas curiosidades. A ellos hay que añadir al menos uno más que nos consta que verá la luz antes de que acabe el año.

Casi cuatro títulos por año… Parece que aquí tenemos un problema.

Sobre este tema he publicado una extensa recensión de cuatro obras en el semanario Ahora. Estos son los libros que reseño:

Steven Pinker, The Sense of Style: The Thinking Person’s Guide to Writing in the 21st Century, Nueva York, Viking Penguin, 2014. 360 págs.

Estrella Montolío (dir.), Manual de escritura académica y profesional, vol I: Estrategias gramaticales, vol. II: Estrategias discursivas, Barcelona, Ariel, 2014. 584 y 464 págs.

Luis Magrinyà, Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor, Barcelona, Debate, 2015. 272 págs.

Mary Norris, Between You & Me. Confessions of a Comma Queen, Nueva York, W.W.Norton, 2015. 228 págs.

Y éste es el comienzo de mi artículo:

¿Por qué hay tantos libros de estilo, o similares? La respuesta corta (y malévola) es que hay un buen número de gente que cree que escribe bien, y los demás mal, y se apresura a emprender una cruzada. Una respuesta más larga y bienintencionada es que escribir bien es realmente difícil, con lo que personas o instituciones en posesión de las habilidades pertinentes se ofrecen para dar las claves que permitan a otras menos dotadas, o con menos experiencia, hacerlo adecuadamente. Otra forma de verlo: la gente, por lo general, duda de sus habilidades lingüísticas, y por tanto busca la ayuda de los expertos a la hora de expresarse por escrito. Y en el transfondo hay dos perspectivas, o ideologías. La primera dice que hay una forma correcta de escribir, y otras que no lo son. La segunda cree que hay que utilizar sin apriorismos los recursos que proporciona la lengua, aunque algunos carezcan de larga tradición en ella, en función de los propósitos que se plantee el escrito y a quién vaya dirigido. Entre estos dos polos suelen oscilar los tratadistas de tan delicado tema, respectivamente dictaminando y reflexionando.

El artículo completo está en la revista Ahora, número 2.

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Las raíces de la edición contemporánea española

13 septiembre 2015 16:16

Con este título publiqué el mes pasado en El País una reseña de la obra Historia de la edición en España (1939-1975), dirigida por Jesús A. Martínez Martín (Marcial Pons Ediciones, Madrid, 2015. 1.000 páginas). Éste es su comienzo:

La primera buena noticia sobre esta obra es, por supuesto, su mera existencia. Que en esta época de edición institucional mortecina y editoriales comerciales entregadas a la búsqueda del beneficio inmediato se pueda publicar impecablemente un volumen erudito de mil páginas en papel biblia, es toda una hazaña. Muy significativo también es que la haya editado una empresa familiar, que empezó como librería especializada en Derecho y Humanidades y luego se convirtió en editorial. Sí: el conocimiento directo del público ha sido —y sigue siendo— la clave del complejo negocio del libro.

Dos imágenes se erigen en emblema de esta obra. En la cubierta, las casetas de una temprana Feria del Libro (fruto de la colaboración de las instituciones gremiales y oficiales) ofrecen sus obras a un público mayoritariamente masculino, aunque desde la periferia un grupo de mujeres anuncian con su curiosidad lo que habría de ser una de las revoluciones del periodo: la lectura femenina. El único rótulo de caseta visible, “Editorial el Perpetuo Socorro”, recuerda la importancia que tuvo la edición religiosa. En la contracubierta, una hilera de niños leen tebeos y libros infantiles ante lo que parece una biblioteca pública al aire libre.

Reseña completa.

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Roba como un artista

15 junio 2014 18:18

En medio de este Año Avellaneda nos hemos encontrado con un bonito libro sobre apropiación y creatividad: Roba como un artista, de Austin Kleon (@austinkleon). El original es Steal Like an Artist, pero lamentablemente en español sólo ha aparecido en Aguilar México.

¿Cuál es la tesis? Adelantémosla con una cita de T. S. Elliot:

Aunque está planteado como un libro enfocado a artistas (plásticos), muchos tipos de creadores se pueden beneficiar de sus consejos:

En resumen: preocúpate de trabajar, y de que otros vean tu trabajo, y no tanto de la originalidad de tu obra.

Ah: aquí están las primeras páginas del libro (en español).

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El sector del libro: retos y rutas

30 enero 2012 11:11

#editorial #librería

A los seguidores desde hace tiempo de los blogs de Manuel Gil (Antinomias libro) y Joaquín Rodríguez (Los futuros del libro), y sus intervenciones en la revista Trama y texturas, su obra conjunta El paradigma digital y sostenible del libro (Trama, 2011) no deparará muchas sorpresas. Pero no se trata aquí de sorprender, sino de sistematizar y asentar una reflexión que los autores vienen desgranando en post e intervenciones en distintos foros. Aquí han cristalizado en un discurso trabado y autocontenido, por más que se trate de una obra abierta y más llena de preguntas que de respuestas, como ya alerta la introducción. Muestra de la ambición de la obra es el hecho de que se reúnan bajo un mismo techo cuestiones referidas a una multiplicidad de actores del universo del libro: editoriales, pero también librerías, distribuidores y bibliotecas, edición científica, comercial y fanfic, libro nuevo y libro antiguo, impresión bajo demanda y ebook, como elementos todos íntimamente imbricados.

El punto de partida no es, y esto es importante señalarlo, un sector del libro (el español) sobre el que gravita la amenaza o la promesa de la digitalización, sino sencillamente un sector del libro que funciona mal, y a muchos niveles. Y precisamente sobre este sector es donde recae la necesidad o la conveniencia de una transición digital. La sobreproducción, las políticas comerciales débiles, que se manifiestan en el crecimiento de las devoluciones, la base lectora exigua, la debilidad del canal de librerías son los elementos de partida. A ello se une la falta de herramientas de análisis y aun de conocimiento del comportamiento del sector.

A lo largo de las páginas se agolpan las tareas pendientes, tanto hacia el sector tradicional como hacia el futuro (que pueden coincidir parcialmente en temas como la impresión bajo demanda, o en la gestión de los títulos vivos). Por suerte, el penúltimo apartado del libro, “La transición digital”, es una auténtica hoja de ruta que va detallando, actor por actor, los pasos que habría que dar desde la digitalización retrospectiva hasta la utilización de las redes sociales.

La cuestión de la sostenibilidad del sector del libro es quizás la última de las preocupaciones de sus empresas, y aun de sus consumidores. Mientras que en otras áreas empiezan a cundir prácticas y preocupaciones ecológicas (compra de productos de proximidad, alimentos biológicos…), para el libro sólo está comenzando la conciencia de las consecuencias medioambientales de la cadena de producción y comercialización. Razón de más para la oportunidad de su inclusión en este volumen, que intenta ser abarcador.

Es una pena que la mayoría de los libros no tengan ya índice de nombres y palabras: el de este volumen habría servido para localizar autores citados (Scolari), compañías traídas a colación (MacMillan, Telefónica), instituciones (CEGAL), productos (tablet),  o conceptos (devolución)… O si se hubiera incluido en Google Libros (o algún medio similar) se habría podido rastrear en sus páginas cualquiera de estos elementos. Nada de eso tenemos y, como ya hemos señalado en otras ocaiones, es malo que el libro de papel renuncie a sus sistemas clásicos de localizacion de información, en plena época de textos digitales abiertos a la búsqueda.

Estamos, en suma, ante una obra ambiciosa, que intenta crear un relato coherente no sólo de una situacion actual compleja, sino de un futuro que está en marcha, cuya forma avanzan indicios importantes dentro y fuera de nuestras fonteras. Ante una obra que no oculta los problemas, y que aporta honradamente los  caminos que los autores juzgan pertinentes para salir de una situación que se juzga muy peligrosa. Podemos preguntarnos si servirá de algo. Si las autoridades correspondientes de Industria, o de donde toque velar por el sector del libro están dispuestos a leerla; si los propios editores, distribuidores o libreros tienen el sosiego necesario para dedicarle unas cuantas horas de reflexión. Si la respuesta es globalmente “no”, podemos preocuparnos seriamente.

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Calleja, el editor

06 mayo 2008 11:11


Enrique Fernández de Córdoba y Calleja,
Saturnino Calleja y su Editorial. Los Cuentos de Calleja y mucho más,
Madrid, Ediciones de la Torre, 2006.

ISBN: 8479603461. ISBN-13: 9788479603465


No abundan los libros dedicados a las editoriales. Por eso me ha sorprendido muy agradablemente esta preciosa obra a todo color y en tapa dura, dedicada a una de las más importantes editoriales españolas.

El autor de la obra es nieto del editor Calleja, y presenta así su obra::

Saturnino Calleja fundó, en 1876, la editorial más popular, durante 70 años, en lengua española. Enseñó a leer (y otras muchas cosas) a numerosas generaciones infantiles, con sus económicos y atractivos libros pedagógicos (muchos escritos por él), y las acostumbró a leer, con sus innumerables y baratos cuentos.

Fue el líder de los maestros y luchó por mejorar su situación que justificaba el humillante dicho «tener más hambre que un maestro de escuela».

Influyó en la educación de la infancia y de la juventud como seguramente ningún otro español haya hecho nunca.

Estamos ante una obra que recorre con curiosidad y una extensa documentación múltiples aspectos de la vida de la editorial: desde documentos legales relacionados con su fundación y fotos de familia hasta folletos de colecciones, carteles murales, y por supuesto muchas portadas e interiores de libros.

La riqueza y variedad de las obras editadas por Calleja es inmensa; formatos variados, tamaños diferentes, todo tipo de modalidades: revistas (como la excelente Pinocho de 1925), desplegables (los divertidos títulos de Calleja Cine, plegados en acordeón, de antes de 1930, auténtico multimedia avant la lettre), colecciones de libros (como las de Salgari)…

Una parte importante de la labor editorial de Saturnino Calleja estuvo alentada por su deseo de reformar la enseñanza. Fundó y dirigió la revista La Ilustración de España que iba acompañada por el boletín El Heraldo del Magisterio. También creó la Asociación Nacional del Magisterio Español y organizó la Asamblea Nacional de Maestros. Sobre este tema puede verse también: Julio Ruiz Berrio (director), Anastasio Martínez Navarro, Carmen Colmenar, Miryam Carreño, La Editorial Calleja, un agente de modernización educativa en la Restauración, Madrid, UNED, 2002.

Por último, recordemos que la editorial no sólo publicó obras didácticas y literatura para niños, sino también obras clave como la primera edición española de El hombre que fue Jueves de Chesterton, en traducción de Alfonso Reyes.

Saturnino Calleja y su Editorial es una obra clave que retrata una de las acciones editoriales más influyentes sobre España e Hispanoamérica que nunca hayan existido.

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Bioy sobre la escritura

21 junio 2007 8:08


Sobre la escritura: conversaciones con Bioy Casares en el taller literario.
Edición de Félix della Paolera y Esther Cross

ISBN-978-84-95079-47-3

Editado por Fuentetaja (que va formándose un notable catálogo sobre escritura) aparece esta recopilación de intervenciones del gran escritor argentino Adolfo Bioy Casares en un taller literario en distintos momentos de los años ochenta.

Aparte de juicios sobre otros escritores, la obra presenta interesantes atisbos de la cocina del autor. Creo que muchas veces estas declaraciones del escritor sobre la forja de su obra son elaboraciones a posteriori, y que por supuesto quien las siga al pie de la letra no conseguirá escribir como él, pero a cualquier persona interesada por un autor (como es mi caso con Bioy) le llena de curiosidad husmear en sus procesos creativos.

Entre los muchos temas que emergen está la escritura de historias en tiempo pasado o en presente (“en ellas el suspenso es particularmente eficaz. Apostaría que los autores de cuentos de terror lo saben”), la falta de diálogo en la literatura argentina, o el ritmo en la prosa:

Creo que para escribir buena prosa hay que tener buen oído o, por lo menos, conocer las reglas de versificación, para evitar que se deslicen versos en la prosa. Porque surge un desagradable cambio de ritmo cuando en la prosa aparece un verso bien acentuado.

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Páginas de guarda, 2

25 marzo 2007 13:13

ISSN 1669-9246

Acabo de recibir el número 2 de la revista Páginas de guarda, que editan en Buenos Aires María Marta García Negroni, Ana Mosqueda y Andrea Estrada, como ya saben nuestros lectores. Se trata de una revista dedicada al lenguaje, la edición y la cultura escrita. Este es el contenido de este número, dedicado a “Estilos y género”:

La modalidad epistémica y la evidencia en un género científico oral
Liliana Cubo de Severino

Estilos retóricos y género científico: un caso de texto heteroglósico en la historia del discurso científico en la Argentina
Patricia Vallejos de Llobet

Gregorio Weinberg o el editor intelectual: entrevista de Fernando Esteves Fros

Lecciones de estilo (editorial)
Tomás Granados Salinas

La edición impresa, una cuestión de estilo
Silvia Senz Bueno

Análisis de una práctica letrada electrónica
Daniel Cassany

“Listos para leer”, los nuevos desafíos del diseño: Dossier
Mónica López Ocón, Manuel Estrada, Jacobo Siruela, Jaume Vallcorba

La poética visual como género hibrido: en las fronteras entre el leer y el ver
Belén Gache

Como se ve, un interesantísimo conjunto de artículos. A riesgo de ser injusto, destacaré algunos:

El estilo editorial se ve analizado desde dos perspectivas distintas, pero convergentes, por
Tomás Granados Salinas y Silvia Senz Bueno.

El dossier sobre el diseño presenta una útil reflexión sobre la apariencia física de los libros (especialmente la cubierta) como elemento de transmisión de contenido y de diferenciación en el mercado. Quienes la formulan son editores y diseñadores con una práctica editorial destacable.

Belén Gache hace una incursión por un terreno que conoce bien, el de la poesía visual, y las “fronteras entre leer y ver”.

Daniel Cassany hace una incursión por un campo tan interesante como poco estudiado: el de la lectura ligada a la interacción con sistemas automáticos (cajeros, expendedores de billetes…). Estos sistemas de alcance universal presuponen y exigen unos estándares de alfabetización y comprensión que en modo alguno se deben dar por supuestos en todos sus usuarios.

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La máquina de escribir: pieza de exposición

21 febrero 2007 10:10

La màquina d’escriure. Eina de treball i peça de museu
Fundació Caixa Girona, 2007


Éste es el catálogo de la exposición que está teniendo lugar (hasta el 18 de marzo) en el Centre Cultural de Caixa Girona, comisariada por Juan Jesús Aznar, conservador del Museu de la Tècnica de l’Empordà. La muestra reúne desde la valiosa Skrivekugle (de 1864) hasta modelos modernos, y esta publicación expone los ejemplares catalogados y algunos curiosos elementos de la publicidad de los orígenes (como el cartel de 1904 que reproducimos). Las preciosas fotografías de Jordi Mas resaltan aspectos formales y técnicos de las máquinas expuestas.

La revolución de la máquina de escribir no fue sólo tecnológica, sino social. Una de sus consecuencias más claras fue la entrada de la mujer en el mundo laboral, para sustituir al escribiente de confianza, con manguitos y buena letra, vamos: Bartleby. El cartel reproducido muestra al escribiente abandonando, con sus legajos polvorientos bajo el brazo, la oficina en donde reina la mujer. Poco duraría el triunfo, porque los pools de mecanógrafas en las grandes empresas de los años inmediatos demostraron cómo las trabajadoras se podían convertir también en máquinas.

Sobre éstas (y otras muchas cosas) hablaré mañana.

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La autobiografía de Stanislaw Lem

22 enero 2007 14:14


Stanislaw Lem, El castillo alto (Madrid, Funambulista, 2006)
traducción de Andrzej Kovalski
ISBN: 84-96601-18-8

¿Cómo buscar las raíces de la fascinación que nos produce un escritor concreto? Stanislaw Lem (el autor de Solaris, por mencionar su obra mediáticamente más conocida) es uno de los grandes escritores del siglo XX, y puedo decir que envidio a los lectores que aún no lo han tenido en sus manos, por el placer que les espera: irónico, brillante, inmisericorde, profundamente divertido pero terrible. Así es Lem. Pero hurgar en sus recuerdos de infancia y juventud me ha sumido en una clara frustración.

Me explico: no es que El castillo alto sea un mal libro (aunque algo inconexo sí que es), ni aburrido, pero, sencillamente, no me ha aportado ni una de las claves del estilo del escritor que yo buscaba. Lem tiene una personalísima visión del mundo, vehiculada en una prosa funcional y sorprendente, pero, ¡ay!: la historia de este niño de la ciudad polaca de Lvov, que no disponía de cama ni habitación propia y erraba de rincón en rincón de su casa, no nos aclara nada. Nada vemos del autor en el destructor de juguetes, o en el joven lector errático. Aunque, de pasada, tenemos una bonita visión de la lectura “superior” como una carrera de obstáculos:

Creo que fue al final de secundaria o al principio de la Escuela Superior cuando descubrí a Proust […] Como yo leía absolutamente todo cuanto caía en mis manos, y visto que Janek y Jeremi llevaban libros con intrigantes títulos, como A la sombra de las muchachas en flor, tomé prestado el primer volumen, pero me quedé clavado en las primeras páginas. Sorprendido, tomé carrerilla como un vallista para reunir el impulso necesario y me enfrenté al obstáculo en repetidas ocasiones, pero cada vez volvía hacia atrás, como si hubiera topado con un muro.

Aunque, en el fondo, podamos reconocer alguna de las pistas del mundo del autor en el entretenimiento que se nos revela a pocas páginas de finalizar el volumen: la creación solitaria de todo un sistema burocrático, de pases y permisos, librados en documentos cuidadosamente caligrafiados y decorados con sellos, con los que el joven Lem entretenía sus ocios…

Y quizás lo mejor del volumen: la tensión de asistir a la lucha entre los intentos del anciano Lem por recuperar su pasado, y la imposibilidad constante de lograrlo:

Y la memoria sigue negándome el acceso allá donde deseo ir, dejándome acceder únicamente a otros lugares y nunca a los que deseo. Estúpida puerta cerrada con llave. Máquina soberana estúpidamente preocupada con su función y su tarea: recordar, preservar indeleblemente, permanentemente. Aunque eso tampoco es cierto. Morirá conmigo, guardián fanático, misero tirano, burlón, rebelde, duro de mollera, tan invariable y al mismo tiempo tan incierto, despiadado y a la vez sensible, como una masa de carbón con la delicada impronta de una hoja. ¿Cómo puedo entender la memoria? ¿Cómo puedo aceptarla? ¿Redes neuronales, sinapsis, circuitos de McCulloch? No, no hay explicación en este sabio y absuramente científico sentido; es inútil, hay que dejar que la memoria siga siendo lo que es. La memoria y yo somos un par de caballos que se observan con suspicacia, que tiran del mismo carruaje. Así que vamos allá, inseparable y desconocido compañero mío, mi enemigo, mi amigo.

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