Que te duermas…, I

19 diciembre 2011 10:10

#piratería #infantil #traducción

Al escritor Adam Mansbach se le ocurrió este libro cuando intentaba hacer dormir a su hija. Su título es Go the f**k to sleep, o sea: Go the fuck to sleep, traducido aquí como Duérmete ya, ¡joder!. Ya hablamos de él al comentar un post de Editar en voz alta. Pero su historia tiene tanto interés que le dedicaremos más atención.

Al parecer, el agotado padre subió a su muro de Facebook una nota en la que anunciaba que iba a escribir un libro sobre ese tema, y así lo hizo. El libro lo publicó una pequeña editorial que no estaba especializada en libros para niños, Akashic Books, ilustrado por Ricardo Cortés, y se convirtió en un éxito viral cuando se difundieron copias en PDF antes de su publicación (probablemente a partir de los PDF enviados como preventa a los libreros). Uno de los argumentos contra la llamada piratería es que quita ventas a los libros, pero no faltan casos como éste, en que de hecho la difusión de obras de forma ilegal se vuelve promoción… Entre otros factores, las preventas de Amazon contribuyeron poderosamente a que el editor ampliara su ambición respecto a la obra.

Go the fuck to sleep es una parodia de los libros que se leen a los niños antes de irse a dormir: tiene una dulce forma exterior de nana, que se convierte en improperios y exabruptos cuando el padre-en-el-texto ve que su hijo no se quiere dormir. Y al parecer se inscribe en todo un género, la “nana hostil” (hostile lullaby).

La reacción airada ante el pequeño que se niega a entregarse en brazos de Morfeo (dando así un descanso a sus progenitores) no es nada que un padre/madre normal no haya experimentado. El problema es que aquí está todo explícito, incluyendo los tacos. Y el éxito inicial de la obra se multiplicó cuando un grupo cristiano de Nueva Zelanda la atacó, pensando que podría alentar el mal comportamiento de padres disfuncionales.

Go the fuck to sleep se presenta como un “libro de niños para adultos”, que es una categoría nada extraña: muchos adultos disfrutamos de los libros infantiles, y hay numerosas obras de ese género que nadie pondría en manos de un niño, sobre todo porque las romperían. Perdí a manos de mis hijos las mejores piezas de mi colección de pop-up books , hasta que decidí que no, que en realidad no eran para ellos.

Pero no sólo es que el libro se editara en una editorial no-infantil, sino que además, el autor no escribía normalmente cuentos para niños. Como dije, surgió de una reacción ante los intentos de su hija por eludir el sueño. ¿Y por qué no? En palabras deAdam Mansbach, “una constante en mi carrera es que siempre he escrito lo que me ha salido de los cojones”.

El libro ha sido un éxito, reproducido en muchas ediciones internacionales. Además, las lecturas en voz alta de la obra se han convertido en una performance habitual… En inglés lo ha leído el director de cine Werner Herzog en la New York Public Library. La versión española, Duérmete ya, ¡joder!, publicada por Mondadori, la ha leído (no muy bien, como se comprobará) Joaquín Reyes.

Con las ediciones internacionales vinieron las respectivas versiones del título. Pero la historia de las traducciones es tan curiosa que le dedicamos todo un post en el blog de al lado, en el que, por cierto, desvelaremos también la existencia de una secuela de la obra.

Antes del multimedia, 7: el libro inmersivo

16 diciembre 2011 9:09

#infantil #iPad

¿Cómo transmitir a los pequeños lectores que vivimos en un planeta grande, donde caben varios continentes, cada uno con sus países, llenos de cosas y de personas?

La solución de antes del multimedia era, como mínimo, pintoresca: sepultar al niño materialmente en un libro gigantesco (para su pequeña escala). Existen diversos atlas infantiles con dimensiones notables, por ejemplo: un metro por setenta centímetros (que se convierte en metro por metro cuarenta, abierto). Allí Europa es un espacio del tamaño de la cabeza del pequeño lector y dentro trabajan los agricultores, pastan las vacas y se alza el Coliseo.

Hubo, en CD-ROM, buenos atlas infantiles multimedia (como el Gran Atlas del pequeño aventurero, Barcelona, Zeta Multimedia, 1997), donde los leones africanos rugían y se movían. Ahora estos productos se han pasado a las tabletas, como el iPad. La aplicación Kids World Maps (abajo) permite hacer zoom sobre el mapa, con el típico pellizco en la pantalla. Pero la pequeñez de la tableta nunca conseguirá transmitir al pequeño lector la sensación de estar en un gran mundo.

Antes del multimedia, 4: interactividad

24 junio 2011 9:09

Interactividad: he aquí la palabra mágica del mundo digital, en los CD-ROM de los 90 y en las aplicaciones para iPad de los… ¿10? Básicamente, el usuario actúa sobre la obra, y ésta le devuelve una respuesta.

¡Como en los libros para enseñar a leer de la década de 1960! El ABC de Caperucita y Pulgarcito (Barcelona, Roma, s.a.), ilustrado por L.I. Mallafré, presenta unas ruedas laterales que permiten al niño (o a su amable tutor) encontrar la versión mayúscula o minúscula de cada letra, o bien —”Pues yo sé más”— de un escogido conjunto de sílabas.

Arriba, un detalle del mando rotor y la ventana interactiva.

Hoy podemos encontrar propósitos afines en los programas para infantes que, con una música machacona, les enseñan a reconocer letras

Antes del multimedia, 3: el libro multisensorial

10 junio 2011 9:09

Capturar la atención de un niño es algo que los libros infantiles se han propuesto siempre. Para ello no han vacilado en usar imágenes, a las que pronto se unieron tridimensionalidad y movimiento (como en los llamados pop-ups, o libros con desplegables), y después sonidos y todo tipo de recursos.

En ete sentido, uno de los mejores casos que conozco es Pat la bestia, de un genio llamado Henrik Drescher (que publicó en español Ediciones Beascoa en 1993, y espero que ediciones posteriores): aparte de leer la historia, los niños pueden tirar del pelo de la bestia (convenientemente integrado en la ilustración), sacarle de la nariz monstruosas escolopendras verdes, o incluso ¡oler el interior de sus botas!

Como muestra de que en libros para niños realmente no tienen límite, Pat la bestia presenta un caso de mise en abyme, porque integra un libro dentro del libro, que a su vez es el reflejo deformado de la propia obra:

Hay muchas webs infantiles de calidad, hay libros infantiles aumentados para iPad, pero estas exploraciones multisensoriales del mundo de la ficción por el momento siguen reservadas al mundo de los libros materiales: mordibles, rascables… y olfateables.

Máster en libros y literatura para niños y jóvenes

17 febrero 2011 9:09

Entre el 14 de febrero y el 31 de marzo está abierta la preinscripcion a la quinta edición del Máster en libros y literatura para niños y jóvenes organizado por la Universitat Autònoma de Barcelona, el Banco del Libro de Venezuela, la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y la Fundación SM. Es un máster a distancia (o con una semana presencial en Barcelona), dirigido por Teresa Colomer.

Posee una parte central, dedicada al conocimiento de los libros infantiles y juveniles, y una parte diversificada según cuatro perspectivas profesionales: el uso de los libros en el ámbito escolar, la promoción de la lectura, el estudio con orientación crítica y la edición.

Ciclo de conferencias, lecturas de clásicos infantiles y juveniles dirigidas, prácticas profesionales y web con participación de autores, ilustradores y narradores de prestigio de diferentes países.

Programa.

Pop-ups

14 junio 2008 19:19

Confieso mi debilidad por los pop-up books, es decir: los libros que despliegan imágenes tridimensionales al abrirse. Son muchas veces obras maestras de ingeniería del papel (papiroflexia dinámica, podríamos llamarla).

Pues bien, el sitio japonés Eco Zoo aprovecha los gráficos en tres dimensiones para recrear la experiencia de pasar las páginas de uno de estos libros. (Gracias, Adela)