La Web: 20 aniversario (y antes)

16 marzo 2009 9:09

Por estos días se festeja la creación de la WWW: me permitirán que haga un retrato personal de mi relación con ella.

Fue en marzo de 1989 cuando Tim Berners-Lee, físico en el europeo CERN, presentó la propuesta de creación de una red interna de información basada en el hipertexto, y en seguida se empezo a llevar a cabo. La WWW tiene, por tanto, veinte años como idea, aunque no despegó en su uso generalizado hasta que en 1993 se creó el navegador Mosaic.

Yo conocí la Web en 1994, en Toronto, gracias a John Bradley. De vuelta a España, no paré hasta no construirme un pequeño sitio web, a finales de 1995 o principios de 1996: es el antepasado remoto de éste.

En 1997 creé el proyecto del Centro Virtual Cervantes, del Instituto Cervantes, tarea que me confiaron su Director, el Marqués de Tamarón, y su Director Académico José Manuel Blecua. El Centro Virtual Cervantes quería proseguir en la entonces joven Web la tarea de difusión del español en el mundo, y fue el primer sitio de importancia creado por una institución oficial española. El CVC se abrió en el mes de septiembre de 1997. Aunque hoy en estado de abandono por parte del Instituto Cervantes, cumplió un importante papel conectando y formando a profesores de español, traductores e hispanistas de todo el mundo.

La tarea de creación de una World Wide Web en español nos llevó al chiste gráfico de un gif animado (mostrado arriba en varios frames) en el que la WWW se convertía en la MMM (o Malla Máxima Mundial).

Pero tengo que recordar que había vida en la Internet antes de la WWW. En el año 1985 nacía el correo electrónico en España, aunque su uso se circunscribía al mundo académico. En marzo de 1994 un servicio nortemericano por línea, Compuserve, ya contaba con nodos telefónicos propios en la península . Cualquier usuario de a pie (como yo mismo) pudo conectarse a esa red a través de un módem y un teléfono, y a través de ella…

Aunque era una red privada, con contenidos propios (como enciclopedias, o información sobre el tiempo), proporcionaba acceso no sólo al correo electrónico sino a otros elementos como los grupos USENET. Y, sobre todo: creó a través de sus foros una práctica de diálogo (a través de sus sysops o moderadores) donde se forjó una gran parte de quienes luego trabajamos en Internet en España. Sus bibliotecas de archivos permitieron también poner en común muchos conocimientos. Y en un momento dado, en 1995, dio conexión a la Web y permitió que sus usuarios crearan páginas propias.

¿Abreviaturas en textos electrónicos?

22 diciembre 2008 9:09


Las abreviaturas (como bien saben nuestros lectores) tienen por objeto reducir el tamaño de ciertas palabras, bien por largas, bien por consabidas, por ej.: etc.

El uso de abreviaturas contribuyó indudablemente a ahorrar papel y esfuerzo de escritura en los manuscritos, y papel y composición en la imprenta. Siempre que hay un medio o un soporte pobre surgen las abreviaturas; antes en el telégrafo y ahora en los SMS (que, por cierto, no van a destruir nuestra lengua).

Pero ¿tienen las abreviaturas razón de ser en textos en soporte electrónico? Quitando situaciones extremas (como la lectura en un teléfono móvil), en el medio electrónico, por ejemplo en las páginas web, no hay límites de espacio. ¿Por qué siguen utilizándose? En muchos casos, no me cabe duda, por conservadurismo, por transferir directamente los usos del texto impreso al digital, sin plantearse las especificidades de éste.

Me sorprende descubrirlas aquí y allá en las páginas web. El ejemplo superior proviene del sitio de reserva de billetes de Iberia. En principio, parece que habría sitio de sobra para escribir la palabra completa. Sin embargo, recordemos que el texto se puede aumentar de tamaño en muchas webs (recurriendo a algo tan cómodo como la tecla Ctrl más el giro de la ruedecita del ratón), y al hacer eso la tabla en la que estaba insertada quedaría descabalada.

Pero por otro lado, la abreviatura aparece con un subrayado discontinuo y al pasar el puntero por encima surge el texto desarrollado. Mmmm… demasiadas operaciones para una información que debería ser sinóptica. Además el desarrollo de “Hora prog. salida” es “Hora programada de salida”. ¿No sería más sencillo poner sencillamente “Hora de salida”, dado que hay formas de indicar con claridad cuando hay retrasos?

En fin… Mi impresión es que aún queda mucho por hacer en la organización de la información textual en el medio digital.

Hipertexto textil

04 diciembre 2008 12:12


Un libro creado por Dan Collier con saltos hipertextuales representados por hilos que van guiando en la lectura.

(Vía One Floor Up; Gracias, Viviana) .

Texto telescópico

23 octubre 2008 9:09


Cuando el texto se va estirando por dentro

Kosmopolis: festival en Barcelona

17 octubre 2008 9:09


Del 22 al 26 de octubre tendrá lugar en el CCCB de Barcelona el festival Kosmopolis, con un nutrido programa. En palabras de sus organizadores:

Llega la fiesta de la literatura amplificada: palabra oral, palabra impresa, palabra electrónica.

KOSMOPOLIS 08 está dedicada a una síntesis de los problemas globales más urgentes y su reflejo en los cambios que está experimentando el modo de ejercer la actividad literaria. Es una edición inclinada al activismo con las armas propias de la creación y la cultura.

El compromiso de los escritores con las nuevas causas políticas, sociales y ecológicas vertebra un evento donde también se abordan las mutaciones que está viviendo el periodismo debido al impacto de los nuevos medios y la revolución en ciernes que implica la convergencia multimedia a la que estamos asistiendo.

K08 presenta además un monográfico sobre la obra de J. G. Ballard, un homenaje a Agustí Bartra, una nueva emisión de Canal Alfa y una exploración de los vínculos entre la tradición poética moderna y géneros más recientes como el rap, la spoken word o la sound poetry.

Capas superpuestas de información

14 octubre 2008 9:09


Una página web (por ejemplo, de un periódico) da la información que quiere, ¿no? Y además enlaza a quien le da la gana, ¿verdad?

Bueno: cada vez menos… El azar ha reunido dos hallazgos que tienen que ver con cómo se utilizan plugins del navegador Firefox para superponer informaciones sobre las páginas originales (hace poco veíamos un caso similar, con propósitos lúdicos de censura.

El primero parte del agregador de noticias políticas estadounidense Memeorandum.com, y clasifica las fuentes a las que enlaza tiñéndolas de color rojo o azul, según sean más conservadoras o liberales. El color sube de intensidad cuanto más extremas son las posiciones de la fuente (imagen de arriba).

Tomo la referencia de Hiperactivo, de un excelente post sobre El papel de la prensa tradicional en el periodismo colaborativo que merece leerse en toda su integridad.



El segundo caso es el del sitio Mashlogic: lo que hace es convertir palabras o frases del texto en enlaces (que aparecen con una vista previa al pasar el puntero por encima). A elección del usuario, pueden adqurir este nuevo enlace o bien palabras difíciles, o términos que aparecen en la Wikipedia o en otras fuentes de información.

En la imagen central se puede ver la explicación dada a un nombre geográfico, enlazando a la Wikipedia, y en la inferior la aclaración de un término, con enlace a un diccionario (Vía Cluster 21).

Enlaces y autoría

13 octubre 2008 12:12


De vez en cuando me sorprendo por la poca atención teórica que se presta a los enlaces (links), ese elemento clave de la Web y que de hecho constituye su estructura. Siguiendo los enlaces es como navegan los usuarios, y analizando los enlaces y sus contenidos es como los buscadores clasifican los sitios web.

La asunción tácita es que el autor de un texto lo es también de sus enlaces, y que juntos, el contenido de la página y los lugares hacia donde apuntan los saltos hipertextuales, constituyen la obra. Un enlace puede ampliar, contradecir, o matizar irónicamente lo que dice el texto, de modo que no hay que repetir que son un elemento clave.

No sé si abundará esta práctica, pero en algunos post del blog de Arcadi Espada los enlaces están atribuidos a otro autor (Verónica Puertollano). En este caso el texto había aparecido antes, sin enlaces, en una publicación impresa, y la versión en el blog del autor es la que aparece con la autoría doble.

Pasar página con un gesto

05 septiembre 2008 9:09

Si la pantalla a veces es un libro, ¿cómo se pasarán las páginas? ¿Con las teclas de avance de página y retroceso de página (que Microsoft acaba de patentar)? Tal vez, pero puede ser más intuitivo hacer el gesto equivalente a pasar página con el equivalente fantasmal de un dedo en pantalla: moviendo el puntero controlado por el ratón.

Eso es precisamente lo que se logra en el navegador Firefox con uno de sus famosos complementos (pequeños programas que añaden funciones al navegador): All-in-One Gestures.

All-in-One Gestures permite trazar gestos sobre la pantalla con el ratón y alguno de sus botones, de modo que resulten comandos del navegador. Algunos de ellos ya están presentes en los menús o botones (como ir adelante o atrás en el historial), pero otros son inéditos.

He encontrado muy útil la orden de “incrementar número en la dirección”, que sirve para recorrer series secuenciales de documentos. Un caso típico es el de las fotos que están numeradas correlativamente. Si estamos, por ejemplo, en bdg000121.jpg, el gesto de subir el cursor y moverlo hacia la izquierda (naturalmente con el ratón), nos llamará a la imagen bdg000122.jpg. En series de documentos html numerados ocurre lo mismo, como he ejemplificado en la imagen con una página de Las Moradas de Santa Teresa. En este caso el gesto equivaldría a un clic sobre el enlace siguiente.

La acción del ratón se dibuja sobre la pantalla con un rastro rojo (el color y el grosor, o su misma presencia se pueden cambiar), de modo que el comando se controla bien. Además, el usuario puede cambiar los gestos predeterminados por otros que le convengan más.

En resumen: una forma más de remedar en la pantalla algunas de las operaciones que veníamos realizando sobre el papel.

Estampas mexicanas III: la rueda palafoxiana

21 julio 2008 9:09

La Biblioteca Palafoxiana de Puebla fue fundada por el obispo Juan de Palafox y Mendoza en 1646, y en la actualidad preserva 14.000 volúmenes, desde incunables hasta principios del siglo XX, en su bellísima sala. En el exterior campea esta acertada divisa de su fundador:

El que se halle en un beneficio sin libros se halla en una soledad sin consuelo, en un monte sin compañía, en un camino sin báculo, en unas tinieblas sin guía.

En la biblioteca destaca una pieza de gran interés que una guía describe así:

un atril circular de movimiento en el que se colocaban los libros de gran formato para facilitar su lectura; estos atriles eran de uso común, en los conventos, colegios e iglesias novohispanas.

Es fácil ver el parentesco de este artefacto con la llamada “rueda de libros” o “rueda de lectura” que se hizo famosa gracias a la obra del ingeniero Agostino Ramelli Le Diverse et Artificiose Machine (1558).


La rueda aparece también en el Recueil d’Ouvrages Curieux de Mathematique et de Mecanique, ou Description du Cabinet de Monsieur Grollier de Serviere (1719). Allí recibe la siguiente descripción: “Pulpitre d’une façon particuliere & très commode pour les gens d’etude”.

La versión de Puebla y la de Grollier tienen un grave problema, que resuelve el sofisticado mecanismo de Ramelli: al girar, los libros se caerán, salvo que estén sujetos por cinchas. Ramelli compensa el giro de la rueda con unos engranajes que mantienen siempre la inclinación del volumen.

Aunque es frecuente mencionar este sin duda cómodo dispositivo como “precursor del hipertexto”, creo que en este caso la analogía está un tanto traída por los pelos…

Novela cartografiada (y viceversa)

25 marzo 2008 10:10

Hay novelas que transcurren en una deambulación constante de los protagonistas. Me vienen a la cabeza, así, de pronto, el Ulysses de Joyce o el Petersburgo de Biely. ¿Podrían montarse sobre mapas? O, todavía mejor, ¿por qué no escribir hoy una obra de ese tipo sobre soporte cartográfico?

Vía el post Inspírate cruzando interfaces, del blog El Cosmonauta llego a la novela de Charles Cumming The 21 Steps, cuyo protagonista deambula por las calles de Londres. Está editada por Penguin Books en su colección de ficción digital We Tell Stories.

The 21 Steps está organizada sobre pantallas con la típica interfaz de Google Maps. Sobre los mapas se marcan los desplazamientos del protagonista, y el texto de la obra va apareciendo en fragmentos encuadrados en las cartelas que apuntan a lugares concretos.