Suscripción a lectura: el caso de 24symbols

23 mayo 2015 10:10

He estado utilizando unos meses la aplicación de lectura para iPad de 24symbols. Como es bien sabido, se sitúa en el sector de pago mensual, acceso ilimitado a los libros y posibilidad de lectura en varios dispositivos. En España, en el mismo nicho está Nubico, de Telefónica y Círculo de Lectores, y claro, el servicio de la poderosa Amazon Kindle Unlimited. Recientemente han desembarcado también los brasileños Nube de Libros.

La verdad es que no tenía a priori ninguna opinión sobre lo que podía dar un servicio así a un lector voraz, como soy yo. Tras algún tiempo leyendo aleatoriamente información sobre varios de los sistemas por suscripción, y concretamente 24symbols, en la prensa generalista (donde me da la impresión de que no está bien explicado), he podido formarme mi propia opinión. Las pruebas han sido hechas con un iPad, y también accediendo a la página del servicio en la pantalla del ordenador.

Me apresuraré a adelantar mi conclusión principal: el servicio es muy bueno para llevarse libros para un viaje, y poderlos leer sin conexión (ya sea en un tren, con poca conectividad, o en un avión o en el extranjero con imposibilidad de usar las cuentas de datos). Uno puede descargar en su tableta un gran número de libros y despreocuparse de todo lo demás. En zonas con Wifi, o con una buena cuenta de datos y buena conexión, la lectura en streaming, sin descarga, es también posible.

La primera cuestión que se plantea es saber de qué libros dispone este servicio. La cuestión es clave, porque la “lectura sin límites” que plantea 24symbols sólo tiene sentido si la oferta es amplia. La propaganda anuncia más de 200.000 libros, cosa perfectamente posible, dado el conjunto de editoriales que están en el proyecto: entre otras, todos los títulos de Anagrama, lo cual ya de por sí es un auténtico festín lector. No hay nada de Planeta, ni del grupo Random House (lo que significa que no encontraremos nada de Alfaguara, por ejemplo). Aquí podemos ver todas las editoriales que tienen fondos en 24symbols. Hay también títulos en inglés, italiano, catalán y otras lenguas.

La segunda cuestión es cómo seleccionar lectura en este conjunto tan amplio, lo que en definitiva lleva a una cuestión de descubribilidad o encontrabilidad de las obras en este gigantesco catálogo. Para lidiar con él se han arbitrado al menos cinco tipos de recursos: a) el buscador, b) las categorías, c) la indicación “otros libros similares”, d) las estanterías y e) el blog o Magazine.

a) Si uno busca mediante el nombre de un autor, por ejempo “Twain” se sorprenderá al ver, tras los consabidos Tom Sawyer y El príncipe y el mendigo en español, el alemán Tom Sawyer Abenteuer und Streiche o el francés Les aventures de Tom Sawyer (eso a pesar de que yo me he registrado como lector únicamente de español, porque la configuración no permite marcar más que una lengua). Aparecerá también, mezclado entre estos, The life of Mark Twain, de Albert Paine. Pero también, en posición muy destacada, El guardiamarina Easy, de Frederick Marryat, por la sencilla razón de que “fue admirado por Mark Twain, Joseph Conrad y Ernest Hemingway”. ¡Por favor! Cuando se busca por el nombre de un autor un autor, ¿es tan complejo dividir la respuesta del buscador en estas categorías (que a no dudar figuran en los metadatos)?:

en primer lugar, libros en el que figura como autor (en la lengua principal seleccionada en la configuración, cuando eso sea posible, como debería)

luego, y marcados separadamente, libros en los que figura en el título

por fin, libros en los que figura en los paratextos (solapas, cuartas de cubierta…)

y por último libros en otras lenguas, a ser posible sólo en las otras lenguas en las que el usuario se haya declarado lector, también cuando eso sea posible

Y, por supuesto, conviene ordenar los resultados dentro de cada bloque por algún tipo de relevancia, que ahora parece faltar.

b) Las categorías presentan la habitual mezcolanza y cambio de criterios que suele imperar en el mundo del libro (sobre la clasificación por materias escribí hace tiempo). Además, hay todo un proceloso territorio en la no-ficción en el que las inclusiones y exclusiones son muy complejas: ¿por qué los discursos para posgraduados del gran Kurt Vonnegut están en “Humanidades y ciencias sociales”? Así, no extrañará que esta categoría esté, sorprendentemente, en el tercer lugar de las elecciones de los hombres y en el 5º de las mujeres en 24symbols.

 

c) La indicación de “otros libros similares” es con mucha frecuencia errática: arriba tenemos las sugerencias que acompañan al mencionado título de Vonnegut.

 

d) Las “estanterías” son un poderoso recurso para seleccionar y organizar socialmente los contenidos del catálogo: hay “estanterías” del editor, de lectores, o del propio servicio. Permiten clasificar obras con respecto a género, o a criterios más idiosincráticos.

Lamentablemente, las categorías no son accesibles desde el acceso por app en tableta: sólo en la Web.

e) El blog o Magazine es la forma editorial de dar nuevos elementos sobre los libros, que escaparían a la clasificación por materias, proponiendo por ejemplo obras humorísticas, o relacionadas con la figura de la madre, o bien obras que se leen en menos de tres horas.

A propósito de estos últimos: es una pena que cuando se llega, a través de cualquiera de estos sistemas, a la ficha de un libro, no haya indicación de las páginas que tiene, o (todavía mejor), del tiempo que requeriría su lectura, fácilmente deducible de lo anterior.

Además, pueden completar estos sistemas los procedimientos sociales de recomendación, marca de favoritos, seguimiento de otros usuarios.. Por cierto, segun sus propias informaciones, las lectoras hacen mucho más uso de estos recursos (y también anotaciones y subrayados) que los lectores.

Por último, es una pena que en la visualización off line de ciertos libros aparezcan páginas en blanco, párrafos aislados o líneas cortadas. Esto, que me ha ocurrido siempre en el iPad, no parece muy oportuno, dado que según sus propios datos la mayoría de sus usuarios leen en tabletas, y la mitad son de iOS.

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Textos, pixeles y bits

24 febrero 2015 12:12

Acaba de aparecer el libro electrónico Textos, pixeles y bits. Reflexiones sobre la publicación digital, que ha coordinado Isabel Galina Russell, y publicado por la UNAM.

En él tengo un capítulo sobre “La preservación de documentación personal digital”, tema curioso y que lleva tiempo interesándome.

Es una edición en ePub, que se puede descargar gratuitamente en esta dirección.

Éste es su índice:

“Las publicaciones digitales dentro del patrimonio documental”, por Isabel Galina Russell

“Diez años de la Hemeroteca Nacional Digital de México (HNDM). Breve reseña de una larga gestión de preservación y acceso, 2002-2012”, por Guadalupe Curiel Defossé y Ricardo Javier Jiménez Rivera

“Aplicaciones literarias para iPad: exploraciones en los nuevos formatos de lectura del siglo XXI”, por Ernesto Miranda Trigueros

“La preservación de documentación personal digital. Manual para optimistas y brújula para recolectores”, José Antonio Millán

“Una voz constante. El sueño de una fonoteca digital”, por Rodrigo Bazán Bonfil

“Las prácticas digitales en la teoría legal analógica. Estatus actual y construcción de rutas”, por Lourdes Padilla Cabrera

Y aquí la ficha completa:

Textos, pixeles y bits. Reflexiones sobre la publicación digital, Isabel Galina Russell (coordinadora)
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, México, 2015
ISBN: 978-607-02-6369-9

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¡Hjckrrh!: una nueva editorial

04 julio 2013 13:13

Este el es sonido estridente que puede hacer la tiza sobre una pizarra, aunque puede que a alguno de los lectores le recuerde más bien un pasaje de Alicia:

A estas palabras siguió un prolongadísimo silencio, roto sólo por la ocasional exclamación de «¡Hjckrrh!» por parte del Grifo…

Pues sí: bajo esta pluriconsonántica advocación nace una aventura editorial, puesta en marcha por un grupo de traductores radicados en Barcelona, que tratan de aprovechar las nuevas oportunidades proporcionadas por la edición digital  para editar y difundir lo que les apetece.

Y el comienzo es de lujo: tres textos de Mark Twain escritos en el año 1905, dos de ellos, dedicados al Zar y al Rey Leopoldo II, pertenecen a lo que se podría llamar sus “libros antiimperialistas” (sobre la génesis de esta rama de su obra véase la concisa pero útil biografía del autor en el sitio de la editorial). El tercero es el delicioso Soliloquio de Adán.

Las tres traducciones, que además constituyen las primeras ediciones críticas de las obras en castellano, se deben a la mano de Juan Gabriel López Guix, especialista en traducción de la Biblia, y autor de una una preciosa edición de Cuentos de la Gran Guerra (Alpha Decay). Los libros son accesibles de momento vía iTunes (para iPhone, iPad o iPod Touch.) y Kobo, aunque la intención es que lleguen a todas las plataforma de ebooks. Por cierto: las cubiertas, esa asignatura pendiente en los ebooks, están especialmente cuidadas.

Hay que destacar también la calidad del sitio de la editorial y de la información que reúnen en torno a sus libros: todo un ejemplo para los editores que lanzan sus libros desnudos a las redes…

Siempre es un placer dar la bienvenida a un nuevo sello editorial, y es un placer doble dársela a un proyecto tan sugerente y bien realizado.

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Editar para tabletas y teléfonos, seminario en Madrid

05 diciembre 2012 10:10

Las aplicaciones para teléfonos avanzados y tabletas son un nuevo terreno en el que se dirimen muchos desafíos editoriales de la actualidad.

Las obras para estos medios móviles gozan de varias ventajas. Una es la facilidad con la que pueden alcanzar al público, a cualquier usuario en posesión de uno de estos dispositivos. Otra es que permiten una interactividad muy natural a través de la pantalla táctil. Y por fin, suponen un soporte expresivo muy apto para obras con predominio visual y en general multimedia. No es de extrañar que se hayan conseguido resultados destacables en obras destinadas al público infantil y también en revistas ilustradas.

Con estas nuevas aplicaciones para teléfonos avanzados y tabletas ha avanzado un paso más el proceso de liberación del texto e imágenes de la prisión del papel.

Jueves 13 de diciembre del 2012, de 10 a 13:30

Director :
José Antonio Millán

10.00 h Apertura

10.15 h Las imágenes cobran vida, las palabras se multiplican…
NOEMÍ PES, La Tortuga Casiopea

10.45 h Editar para el mundo
TONI MATAS, BCN Multimedia

11.15 h Coloquio

11.45 h Pausa

12.00 h La revista que cobró vida
ANGEL ANAYA BARROSO Y LAURA BLANCO VILLA , Vis-à-Vis

12:30 h Fuera de la prision del papel
ANTONIO RODRIGUEZ DE LAS HERAS, Universidad Carlos III

13:00 h Coloquio

ASISTENCIA GRATUITA PREVIA INSCRIPICIÓN

Información e incripciones:
Residencia de Estudiantes. Departamento de Actos 91 563 64 11 / actos@residencia.csic.es

RETRANSMISIÓN EN STREAMING:
siga este enlace
Jueves 13 de diciembre de 2012 – 10 h. (GMT +1)

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Siete consejos para jóvenes editores

04 diciembre 2012 12:12

El último día de mi curso en el 2º Diplomado en Estudios Editoriales del Instituto Caro y Cuervo en el marco del Seminario Andrés Bello en La Candelaria, Bogotá, pensé en sintetizar algunas de las cuestiones que había debatido con sus alumnos. Estos eran un conjunto heterogéneo y activo, curioso y entusiasta, como ha descrito otro de sus profesores, Martín Gómez.

Al final, mi resumen tomó la forma de un septenario de consejos (lo que no me importó nada, dado el prestigio del número)… Y reza así:

1 Aun si no sois editores de ebooks, ni siquiera editores de libros, ni libreros, ni gestores culturales, como ciudadanos y como profesionales os conviene claramente tener familiaridad con las tecnologías de la información.

2 ¿Cómo? Jugando con ellas. Jugando y experimentando: con Twitter, con Facebook, con blogs, con Delicious, con Instapaper… Jugar como los niños, para conocer.

3 Nunca vais a conocer una Internet tan abierta y tan libre como ésta. Aprovechadla.

4 Devolved a la Red algo de lo mucho que que recibís de ella. Haced tuits informativos, cread blogs que valga la pena leer, enriqueced con comentarios las webs, cread entradas y mejorad otras en la Wikipedia

5 Aun si sois editores exclusivamente en papel, tendréis que usar los recursos que brinda la tecnología para crearos una imagen, para promocionar vuestras obras: mediante los buscadores, las redes sociales, los blogs, las aplicaciones móviles…

6 Hay libros que deben estar en el papel, sólo en papel. Otros merecen ser sólo digitales. Otros exigirán tabletas o teléfonos avanzados. Otros, alguna combinación de estos medios. Vuestra misión será encontrar los dóndes y los cómos de cada qué.

7 Y, para terminar, recordad una cosa: los libros no son contenidos. Los fabricantes de dispositivos que necesitan ser llenados, los operadores de telecomunicaciones que precisan tráfico: ellos quieren relleno para sus cacharros. Cada vez más. Pero los autores no escribimos contenidos; los editores no editamos contenidos. Escribimos y editamos obras. No lo olvidéis…

Mucha suerte y no dejéis de jugar.

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Un Quijote en ePub3

16 octubre 2012 9:09

La editorial electrónica Bolchiro saca a la venta una nueva edición del Quijote, a cargo de Florencio Sevilla y con grabados de Doré, en ePub3, ePub 2 y Kindle (9,49 € en iTunes).

Yo he manejado la primera de ellas en iBooks en un iPad. De entrada, la edición intenta acercarse a la famliaridad del libro impreso, incluyendo el uso de capitulares en color. El libro presenta las habituales posibilidades de cambio de cuerpo de letra y lectura a página doble o simple:

Las posibilidades del formato ePub 3 se manifiestan en la aparición de las notas como pop-ups. Hay que señalar que esta edición tiene, según datos del editor, 3.444 notas, cuyas llamadas están señaladas en el texto en un discreto color violeta, aunque se ha desperdiciado la posibilidad de que la palabra marcada indique el ámbito de la nota, y hay demasiadas repeticiones. Me explico: el texto dice “y por añadidura tres precisos de gurapas“. Si lo que se hubiese marcado fuera toda la frase que se aclara en nota (“y por añadidura tres precisos de gurapas“), no habría hecho falta la doble repetición gurapas en la cabecera de la ventana y luego “tres… gurapas“, por cierto con la elisión marcada por los tres puntos que es más propia de los libros impresos que de este medio.

Los versos siguen siendo un problema: el libro electrónico los presenta centrados, tanto cada línea como las sílabas sobrantes de la caja. El resultado es muy ajeno a la tradición de la imprenta española. Me pregunto si el ePub 3 no permite realmente poner los poemas sangrados y justificados a la izquierda (el problema de las vueltas de los versos demasiado largos me temo que es más complejo, en un formato que permite cambiar libremente el cuerpo del texto). No soy experto en estas cuestiones, pero me consta que alguno de mis lectores lo es, y agradecería una aclaración.

¿Está justificada esta edición (que se presenta como especialmente fiel a los impresos originales)? Los grabados de Doré están en el dominio público (aunque su presentación en el iPad sea excelente), las notas son oportunas y toda la edición tiene la facilidad de manejo y lectura que se da en iBooks. Además, han tenido el acierto de crear una cubierta que destaca entre la medianía de las que tienen las ediciones electrónicas. Sin embargo, hay un rasgo disonante en una obra como esta, que se puede suponer que habrá de ser tan utilizada por estudiantes y estudiosos como por lectores: es imposible copiar ni un fragmento de texto ni de una nota. Esto, en el contexto de las dificultades para anotar un libro en iBooks, imposibilita una de las  funciones naturales de una edición de este tipo.

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iOS 6, libros y lectura

25 septiembre 2012 9:09

El nuevo sistema operativo de Apple para iPod, iPhone e iPad aporta algunas innovaciones en el campo de la lectura. Como es sabido, cada versión del sistema operativo introduce cambios en estos dispositivos: en todos ellos o sólo en alguno de sus tipos o modelos (de hecho, saber si un modelo concreto de teléfono o tableta tiene determinada mejora puede ser un tanto complejo). Pueden cambiar también las prestaciones de las aplicaciones que vienen de fábrica con los aparatos, como por ejemplo el navegador Safari.

La tienda de iBooks en el iPad (abajo) tiene una apariencia mejorada, si por eso entendemos la presentación de grandes destacados en carrusel, y un cuidado especial del diseño.

De todas formas, tanto esta tienda de libros como la de la aplicación para ordenador, iTunes (abajo), adolecen de idéntico defecto: mezclar las categorías, presentarlas bajo nombres poco explicativos (“Nuevo y destacado”, “Lo último”…) y usar cajones de sastre (en “ciencia ficción y fantasía” se agolpan Andersen, Tolkien y Neal Stephenson). Salvo como escaparate de bestsellers, o salvo en el caso de que uno sepa exactamente qué libro quiere… y lo encuentre, de poco sirven estos muestrarios.

El navegador Safari ha dado un paso más en cubrir las prestaciones que venía dando Instapaper, a saber: despojar a los textos de las páginas web de accesorios enojosos y guardarlos off-line para poderlos leer sin conexión.

Safari gestiona ambas cosas, la primera desde hace tiempo: a través del botón “Lector” en la barra de direcciones se puede convertir el abigarrado conjunto de anuncios y barras de navegación de una web:

en el contenido textual y fotográfico libre de molestias y con posibilidad de modificación del tamaño de la letra (ambos ejemplos de un iPad):

Pues bien: a esta característica el iOS 6 ha añadido la posibilidad de conservar el contenido para su lectura sin conexión a la Red, a través de una “Lista de lectura”. El siguiente ejemplo es de un iPhone:

La puesta al día remota de los sistemas operativos y de las prestaciones de ciertas aplicaciones es un rasgo muy útil de los dispositivos de Apple, y resulta interesante ver cómo, mientras se van recogiendo algunas mejoras que facilitan la lectura, la gestión de las librerías on line sigue siendo una asignatura pendiente…

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El enlace duradero entre el ereader y el diccionario

18 septiembre 2012 9:09

El ereader, ¡ese ciego amasijo de circuitos dotado de pantalla que permite descargarse y leer masas de texto!

¿Sólo eso?

Ya no: los ereaders (es decir: los dispositivos dedicados para la lectura, normalmente de tinta electrónica), van disponiendo de más y más recursos… Por ejemplo: ya saben lo que significan las alineaciones de letras que presentan en la pantalla, o al menos pueden ofrecer definiciones de las palabras que no conocemos, o traducirlas a otra lengua. También pueden darnos información enciclopédica: sobre acontecimientos, lugares o personas.

Sí, los ereaders están incorporando diccionarios completos: las dos mil y pico páginas del New Oxford American Dictionary están en el Kindle. Y el Tagus (en la imagen de arriba) contiene el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia. Naturalmente, detrás de esa fácil disponibilidad de una obra de consulta justo donde se la necesita hay complejas operaciones empresariales. Por ejemplo: Tagus es el ereader de una librería (la Casa del Libro) que es propiedad de una editorial, Espasa, que durante décadas ha comercializado el diccionario que ahora ofrece en el aparato.

Pues bien: la programación de interfaces que unan el texto de la pantalla con el diccionario no es una cuestión baladí, y menos aún si se quieren dar servicios lingüísticos avanzados. En un reciente artículo, El diccionario oculto, exploré algunos de los retos que hay planteados es este terreno.

En cualquier caso, en este matrimonio de conveniencia entre un presentador de letras en pantalla y una obra de consulta hay un tercero insustituible: la empresa de software que puede hacer el milagro de acercar la respuesta del diccionario a la demanda del lector.

Una de las que más está trabajando en este terreno con el español es Dixio, marca de la empresa Semantix (creada por el mismo fundador de Panda). Sus programas y datos  se pueden ver en el mencionado Tagus, y en otros ereaders: Movistar ebook bq incorpora diccionarios inglés, español y catalán en todas las combinaciones. O el libro electronico Fnac, que contiene el diccionario CLAVE del grupo SM y un diccionario inglés-español y español-inglés de Semantix.

Entre los objetivos de Dixio (que también funciona para Windows) está afinar los servicios lingüísticos al consultante:

La operación de llamar a una consulta de diccionario no siempre es sencilla en los lectores que no están dotados de pantalla táctil. Véase un ejemplo con el Kindle 4 (para nuestros efectos, es suficiente con ver de 0:30 a 1:30):

En los ereaders táctiles, o en sus emulaciones en tablet (por ejemplo, en el Kindle para iPad), la operación es considerablemente más fácil: basta una pulsación y surge la definición directamente, sin necesidad de usar el menú contextual:

El Kindle utiliza también el Diccionario de la Real Academia y, como se ve, con conocimiento de la morfología de la lengua: la consulta de defienda ha llevado al infinitivo defender.

El lector digital, la pensona que lee en pantalla, es hoy en día un lector multilingüe. Incluso en su propia lengua está expuesto a obras escritas en áreas geográficas que presentan variantes respecto a su norma, y también a una infinidad de obras del pasado. Las herramientas lingüísticas son puentes tendidos entre los textos y su lectores.

Entre los retos de la interfaz y los del mejor servicio al consultante se mueve esta nueva alianza del hardware de lectura y el software lingüístico.

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Comercializar libros sin copyright en el iPad

12 septiembre 2012 10:10

Hay centenares de miles, millones de obras de épocas pasadas digitalizadas, en imagen y como texto buscable, en Google Libros, en la Virtual Cervantes, y en los cientos de bibliotecas virtuales que hay por la Red. Pero también es verdad que constituyen un conjunto de difícil manejo, por su extensión y complejidad.

Esa es la razón de que haya venido a la existencia BiblioBoard, aplicación para iPad que ofrece una selección de materiales (libros, imágenes, mapas…) en el dominio público . La han creado los fundadores de Book Surge, pionera empresa de impresión bajo demanda que luego fue comprada por Amazon.

En las cerca de cien colecciones que comercializa aparecen todo tipo de temas. Unos son típicos ya desde la edición en papel: grandes escritores con derechos vencidos, como Mark Twain o H.G. Wells. De ellos se ofrecen un número variable de libros íntegros, y además materiales variados que vienen de la hemeroteca (como reseñas coetáneas de sus obras, noticias de conferencias…), o del archivo (notas, imágenes).

Otros temas podrían denominarse populares: recopilaciones sobre el ciclismo (arriba) , el ajedrez o la esclavitud ofrecen materiales más variopintos. La baza de todas las recopilaciones es su carácter de conjunto “cuidado editorialmente” (curated): se supone que tras cada una de estas recopilaciones hay un especialista responsable de la selección y organización del material. Y la verdad es que incluso en los temas que conozco más me he llevado agradables sorpresas. Resulta chocante, sin embargo, que no aparezca el nombre del responsable de cada selección.

BiblioBoard es una típica aplicación-contenedor: sirve de vehículo para la exposición y venta de las obras, que se descargan y consultan en su interior. Los precios oscilan entre 7,99 y 12,99 euros (es decir, lo que cuesta un paperback, aunque cada antología contiene varios libros íntegros), y como promoción se puede consultar de manera gratuita parte del contenido.

Las digitalizaciones de materiales son muy buenas, la realización general de la aplicación es de calidad, lo cual, unido a la excelente visualización que ofrece el iPad, contribuye a dar valor a lo que en origen era sólo un rimero de libros y papeles polvorientos perdidos en las profundidades de una biblioteca… Precisamente ha sido un acuerdo con la British Library lo que ha permitido empezar estas recopilaciones. Hay que señalar que BiblioBoard, a través de Nuvique, fomenta la colaboración de otras organizaciones para la creación de antologías en su plataforma.

Y vuelvo a lo que señalaba al principio: hay muchísimos materiales digitalizados disponibles en la Red, muchos de ellos en lengua española. No entiendo cómo alguna universidad no ofrece algún recorrido por autores y temas de nuestro interés, escogiendo y ordenando lo que está disponible para todos. O, ya puestos, por qué no hay algún editor español o hispanoamericano que copie esta magnífica idea.

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El marcapáginas, y otras publicidades

10 julio 2012 10:10


Fuente

He hablado un par de veces de Hibris. Revista de Bibliofilia, bimensual editada en Alcoy (Alicante). Por el momento se publica sólo en papel, aunque me informan de que planean colgar en su web números atrasados. En el último número (65-66, septiembre-diciembre 2011) hay varios artículos de gran interés.

Uno de ellos es “Crónica de una señal anunciada: el biblión de los Manuales Soler”, de Concepción del Valle, que estudia la promoción que realizaba el editor barcelonés Manuel Soler desde finales del XIX, sobre todo con exitosa colección Manuales Soler luego rebautizada como Manuales Gallach, y por fin integrados en Espasa-Calpe, que los comercializó hasta los años 50. Pues bien: los Manuales Soler tuvieron un despliegue publicitario asombroso, con anuncios incluidos en otras publicaciones de la casa, regalos, cupones para conseguirlos, e incluso un mueble para agruparlos todos (la Enciclopedia Espasa también adoptaría luego ese poderoso argumento de venta).


Fuente

La difusión de los manuales se equiparaba, en la publicidad interior de los mismos (por lo general en las guardas), con el avance de la patria:

LA SIGUIENTE DEMOSTRACIÓN GRÁFICA DEL AUMENTO DE LECTORES  ES UNA PRUEBA DE QUE ESPAÑA PROGRESA
[sic, por tanta versal].

Por cierto; el histograma situado al pie de la página, que ilustra el aumento del número de lectores, que es vagamente proporcional al tamaño del personaje ilustrado, es toda una joya de la arqueología de la representación de datos. Además, obsérvese que los pocos que comienzan a leer los Manuales son ricos y eclesiásticos, y al final hay hasta un agricultor… [Esta imagen es la única que he encontrado, y si un lector en cuyo poder obre un Manual Soler con esta publicidad en las guardas me facilita una reproducción mejor se lo agradeceré eternamente]:


Fuente

Otro recurso promocional, nos dice Concepción del Valle, eran las postales humorísticas, que recalcaban el regalo. En una de ellas, un niño le dice al otro:

Oye, mamá ya no le riñe a papá si compra libros. ¡Como que los compra a la casa Sucesores de Manuel Soler de Barcelona y los regalos se los queda mamá!

Pues bien: uno de los obsequios era un marcapáginas, el primero que se registra en el mundo editorial español, y el primero con nombre propio: biblion (o biblión, como también lo escriben). Se presenta bajo los nombres de señal y de punto de lectura, lo que parece indicar cierta vacilación, o una terminología no asentada. La autora ha recopilado los siguientes nombres para el artefacto:

registro,
punto de libro
señal
guía de lectura
indicador
señalador
marcador

y los más infrecuentes

sujetador
marcapautas
indicador para señales
memorándum

En 1903, dice la autora, el impresor Víctor Oliva usa el anglicismo book-mark y el catalán senyal de plana (que sólo utilizó él). El que más se ha asentado hoy en día es marcapáginas, que creo de origen francés (marque-page o marque-pages, como este antiguo sitio web de coleccionista).

La casa Soler intentó el término biblión, que como sabemos tampoco se impuso, y lo ensalzó de esta manera:

Más que orientarse a recordar el punto donde se dejó la lectura, el biblión parece orientado al trabajo de estudio o consulta, como se ve por este ejemplo del folleto promocional:

Por su tipología, el biblión pertenece a los marcapáginas exentos (a diferencia de la cienta de registro y el punto de cursor); externo, porque se coloca en el corte delantero del libro, en vez de albergarse en  su interior; y lineal, porque apunta a una línea concreta del texto (en vez de señalar una página entera):

Para terminar, haré una referencia de pasada al futuro (o quizás el presente) de los marcapáginas en el medio digital: en iBooks para iPad una pulsación coloca en las páginas deseadas esta esqueuomórfica cinta:

Acudiendo después al menú de Marcadores, se pueden ver todas las páginas donde se ha llevado a cabo esta operación.

Coda: más marcapáginas, o como se llamen, en este blog:

Ring, riiiing… ¡Marchando!
Regalar saber
Marcapáginas

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