El fin de la Web abierta

02 junio 2010 9:09

Con este título ha publicado un artículo Virginia Heffernan en el New York Times.

La  Web es una prolífica ciudad comercial. Está falta de planificación. Sus espacios públicos muestran abusos, y aparecen muestras de decadencia urbana bajo la forma de enlaces rotos y proyectos abandonados. El malware y el spam han hecho que las condiciones de muchos barrios sean inseguras e insalubres. Matones y vendedores callejeros ocupan las calles.

Pero ahora, dice la autora, con la compra de un iPhone o un iPad, uno puede disfrutar de una “zona residencial ordenada, que te deja probar las oportunidades de la Web, sin tener que mezclarse con el desorden”. Resumiré el resto del artículo, que es breve, y merece leerse íntegramente (además, el NYT tiene un diccionario disponible a golpe de doble clic, para cualquier duda).

Heffernan analiza la tendencia creciente a crear zonas privadas (como FaceBook) y sitios de pago, y lo compara, como hemos visto, con la decadencia del centro comercial en grandes ciudades americanas, hoy habitado por mendigos, frikis, turistas y gente con ingresos bajos. Los productos Apple imponen un rígido control sobre el software, que entre otras cosas trata de impedir que se abran a la Web general (imponen también, aunque la autora no lo menciona, un gran control sobre los contenidos). Ellos, y los sitios protegidos crean un espacio con una “mejor experiencia”, libre de comentarios absurdos, anuncios, pop-ups, sonidos y malos diseños. Estos sitios “son más boutiques que bazares”. “Muchas apps [los programitas que, gratis o de pago, sólo pueden descargar los propietarios de un aparato Apple] son a la Web como el agua embotellada es al grifo: un nuevo medio ingenioso y privado de obtener, empaquetar y poner precio a algo que una vez pudo haber sido gratuito”.

Mucha gente está en vías de dejar la Web completamente, dice Heffernan. “Veo que la gente huyó de las ciudades, y veo por qué están huyendo de la Web abierta. Pero creo que pueden, también, un día lamentarlo”.

¿Qué oferta de libros tiene el iPad?

04 mayo 2010 11:11

Los libros para el iPad se compran a través de la aplicación iBooks (al igual que los del iPhone se compran vía iTunes). Por cierto: ya hay también iBooks para iPhone, aunque no disponible en España; del mismo modo que hay un Kindle para iPad/iPhone,/iPod Touch (lamento si todo esto suena como un trabalenguas: es así…).

La cuestión que ahora nos detendrá es qué oferta hay disponible para el recién aparecido iPad: esto nos informa sobre qué expectativas de lectura en el nuevo aparato tienen los editores. O’Reilly Radar ha hecho la investigación que se resume en el gráfico superior, y que agrupa tanto libros gratuitos como de pago: un tercio de ellos son ficción.

Otros datos interesantes son los del precio medio: la ficción está en torno a los 10 dólares por título, aunque los géneros como la novela romántica, la ciencia ficción, etc., bajan hasta el entorno de 7-8. Los precios más altos son, curiosamente, para los libros más sesudos: biografías, política e historia:

Actualización: hoy mismo ha difundido Apple una nota de prensa anunciando que desde su lanzamiento el 3 de abril se han vendido un millón de iPads, y en ellos se han descargado “1,5 millones de e-books“.

Distintas “puestas en página”

29 abril 2010 9:09

Cada artefacto de lectura digital, sea “dedicado” (un Kindle) o no (un ordenador, un iPad, un iPhone) presentará el mismo texto de forma diferente: en fuente utilizada, en cuerpo del texto, en interlineado, en justificación y por último en resolución. TeleRead presenta un interesante post de Chris Meadows que analiza el iPad, y que incide sobre este tema.

La imagen superior es muy interesante: compara el mismo texto en un iPod Touch (que es como un iPhone sin teléfono), utilizando Stanza, en un libro y en el nuevo iPad. Un problema de éste, que tiene grosso modo el mismo tamaño que un libro,  es el texto justificado (es decir, con las líneas igualadas por la derecha, además de por la izquierda). A poco grande que sea el cuerpo o tamaño de texto aparecerán las incómodas calles (acepción 8), porque el hecho de que  las palabras no se partan crea numerosos espacios en blanco que recorren la mancha del texto en vertical o diagonal, dificultando la lectura.

Hay que tener en cuenta además que en español el problema será peor, porque la longitud media de las palabras es mayor que en inglés. La mayor parte de los programas de lectura permiten suprimir la justificación del texto, pero los libros que proporciona la aplicación iBooks para el iPad no facilitan ese cambio.

Otra cuestión que explora el post es el giro de página. El iPad anima el giro y, aunque parece que lo hace mejor que Classics) a Meadows no deja de parecerle una bobadita que, afortunadamente, no estropea la inmersión en la lectura.

Comics en iPhone

27 marzo 2010 11:11

El suplemento “Babelia” del diario El País de hoy publica mi artículo “La Biblia, al aparato“.
A continuación voy a proporcionar las fuentes de datos que cito, así como algunos comentarios sobre aspectos tratados en el texto:
Hubo intentos de llevarla efectivamente a cabo, como el de Ignacio de Luzán

Tras las traducciones, las versiones en lenguaje simple y las adaptaciones para niños

la editorial BCNmultimedia acaba de editar una Biblia de los niños

las descargas de libros han superado a las de cualquier otra aplicación

el juego con las viñetas y los bocadillos [también llamados globos] de texto

(ComiXology, iVerse, Ave!Comics…)

a demanda sucesiva del lector [arriba se ve la pantalla en la que ComiXology enseña a navegar por sus comics]

o al tempo que éste marque [abajo se puede ver el control de velocidad de lectura en Ave!Comics; al comienzo de este post se ve la filmación de un comic de la misma casa corriendo solo en el iPhone. Sobre la velocidad de lectura impuesta por un programa ya hemos hablado].

(ya se trate de la Biblia o de Hunter Killer)

abriendo su aparato a cualquier tipo de productos [bueno, ya no: están retirando obras con contenido incluso levemente sexual]

porque todo debe pasar por su tienda en línea

iPhone: prácticas, cifras y métodos

16 marzo 2010 9:09

Bussines Week publica un artículo sobre una editora de libros para iPhone, Oceanhouse Media, que vende tres de cada diez de los libros más vendidos en el App Store, la tienda on line de Apple.

Cita un estudio según el cual en octubre pasado los usuarios de iPhone se bajaron un libro digital por cada seis juegos; pues bien: en febrero la tasa subió a un libro por cada cuatro juegos. El App Store vende aplicaciones para iPhone, iPod Touch, y pronto para el iPad, que está a punto de ponerse a la venta. La tienda tiene 26.976 e-books, comparado con 25.330 juegos.

¿Qué vende Oceanhouse Media? Entre otras cosas, la versión para iPhone de los libros del Dr. Seuss (arriba), unos deliciosos clásicos infantiles, multimedia avant la lettre, que se vendían como libro más cinta de casette. La adaptación al iPhone es delicada y efectiva.

El reportaje menciona también a MobileRoadie, una empresa que reliza adaptaciones para iPhone a terceros: por ejemplo, ha adaptado obras de Random House. Este tipo de intermediarios editoriales van a jugar un papel importante en el futuro, porque no todo el mundo va a hacer como Lonely Planet, que crea sus propias aplicaciones.

Por último, se considera que esta tendencia es una competencia para dispositivos dedicados como Kindle: mientras que la aplicación que permite leer libros de Amazon/Kindle en el iPhone es una de las más populares, la venta de dispositivos dedicados, que doblaría este año la cifra actual hasta llegar a 5 millones de unidades, se ralentizará notablemente el año que viene por la competencia del iPad.

¿De quién son los libros y programas del iPhone?

11 marzo 2010 9:09

Hace pocos días se difundió la noticia de que Apple estaba quitando apps (aplicaciones, es decir, tanto libros como revistas, comics o juegos) de contenido sexual de su almacén, App Store. El jaleo fue mayúsculo, porque los criterios de exclusión eran borrosos. Muchos interpretaron este movimiento como preparativos para la aparición del nuevo iPad (dispositivo al que van a ir muchos contenidos de tipo editorial).

Ahora aparece una nota en el sitio de la Electronic Frontier Foundation, institución que defiende la libertad de expresión en la Red, acerca del contrato que hace Apple con los editores que le proporcionan obras para venta en el iPhone, iPad Touch y (es de suponer) pronto en el iPad.

Recordemos el contexto: a diferencia de lo que ocurre en todo el mundo de la computación, los programas (y datos) que van a ser utilizados en el iPhone tienen que ser aprobados por Apple (como si Microsoft tuviera que aprobar cada programa que corre en Windows). Esta empresa revisa, entre otras cuestiones, la programación, y por fin da el visto bueno, o no. Esto puede tener un lado bueno: la ausencia de virus en el sistema.

Además, los creadores sólo pueden vender sus productos a través de las tiendas virtuales de Apple, lo que quiere decir que ésta puede ejercer de hecho una censura sobre los contenidos, como se ha visto. Pero, como indica el  artículo de la EFF, Apple podría también suprimir aplicaciones directamente de los aparatos de los usuarios (como ya hizo Amazon con Kindle).

Pero, ¿qué dice el contrato que han firmado con Apple 100.000 productores de contenido (obligatorio si querían vender algo a través de ellos)? Hasta ahora no se sabía, porque Apple exigía el secreto a quienes los firmaban. Por suerte, la EFF ha aprovechado que la NASA (institución oficial) había creado una aplicación, para, apelando a la Freedom of Information Act (FOIA), pedir ver el contrato.

Como se temía, los firmantes de este acuerdo facultan a Apple para quitar en todo momento sus aplicaciones del mercado, y acceden a que la máxima compensación que recibirán por daños son 50$.

¿Por qué han accedido 100.000 editores y cradores de software a este acuerdo? Bueno: los más de 40 millones de usuarios que han comprado el iPhone son un público cautivo propiedad de Apple. Quien quiera acceder a ellos, tiene que pasar por el aro.

Los decepcionantes libros aumentados de Vook

05 marzo 2010 9:09

El problema de los libros en soporte electrónico es que compiten no solamente entre sí, sino con el vasto mundo de los productos multimedia. La cosa es más llamativa cuando consideramos que en ciertos entornos (como el iPhone o el iPod Touch) los libros se deben adquirir en una tienda, iTunes, que está orientada sobre todo a música y videos.

Una solución en la que ha pensado más de uno es enriquecer los textos con materiales multimedia. La última aventura en este sentido es Vook, al que parece que no le va nada mal de inversores. Pero ¿qué es lo que ofrece exactamente? Por el momento, textos en el dominio público, dotados en ciertas zonas de enlaces a Wikipedia y a Google Books, y con la adición de videos.

Véase como ejemplo el título altisonantemente llamado The Sherlock Holmes Experience. Por 2’39 euros se consiguen dos historias del famoso detective más un puñadito de videos. Estos presentan, por ejemplo, a especialistas contando cosas, como en un programa de televisión (no muy bueno).

También hay otros videos de un caballero, vestido se supone que a la usanza de la época de Sherlock, paseando por escenarios holmianos. ¡Dios mío!, cualquier frase del relato de Conan Doyle nos sumerge en ese ambiente de una manera muchísimo más poderosa… 

No sé muy bien cuál es el futuro de los libros en soporte electrónico, pero me voy haciendo una  idea clara de por dónde no va a ir.

Pasando página

17 febrero 2010 9:09

Nuestros lectores ya conocen Instapaper, esa aplicación para Web e iPhone que permite seleccionar un texto para leerlo más adelante sin distracciones y off line.

Hace poco ha salido la versión 2, que presenta algunas mejoras en la versión Pro (y ciertos empeoramientos de la versión gratuita). Entre ellas nos ha llamado la atención la forma de pasar página, que es “muy iPhone”.

En la mayor parte de las aplicaciones de lectura, la página se pasa haciendo un clic hacia la parte de fuera de la página. Un complemento de Firefox permite hacerlo con un gesto. Pues Instapaper lo hace inclinando el aparato (el iPhone tiene un sensor de posición).

De este modo, si el texto electrónico se puede conceptualizar como una larga página (o un rollo), la metáfora aquí es que la página es una especie de tira rígida y larga, que resbala sobre una superficie, con velocidad proporcional al ángulo de inclinación, y variando de dirección (hacia adelante o hacia atrás) según su soporte se incline en una u otra dirección. El funcionamiento se puede ver en este video, a partir del minuto 2:11. Por supuesto, la problemática de la lectura en la que el texto se mueve es muy amplia…

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=6F03DMkvSDU]

Cómo será leer en el iPad

12 febrero 2010 9:09

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=HJ4t5X2ja2c]
Aparentemente, algo así. La diferencia con el iPhone comienza, como es lógico, por el tamaño de la pantalla, aunque la definición parece similar.
Las funciones del iBooks que muestra esta película son la de hojeo, acceso desde índice, cambio de fuente y de tamaño del texto. Nada por el momento sobre subrayado o marcado de porciones de texto, ni de posibilidad de anotaciones.
Recordemos que el suministrador de libros para el iPad será iBooks, pero este programa (al tiempo librería para compra y aplicación de lectura) según parece no vendrá precargado en el iPad, sino que podrá conseguirse para éste aparato y para otros, incluso, ¿por qué no? para el mismísimo iPhone.

De precios y exclusivas

09 febrero 2010 9:09

 

¿Quién manda en el precio de un producto?: ¿quien lo hace, quien lo vende o quien lo compra? Mientras que en las mercancías tradicionales uno puede estar razonablamente seguro de quién manda, en el caso de los libros electrónicos, la cosa dista mucho de estar clara.

Recapitulemos: Apple obligó a las discográficas a fijar un precio único (y bajo) por canción que vendían a través de su aplicación iTunes, vía única de adquisición para sus dispositivos iPod e iPhone: 0,9 dólares. Amazon hizo lo mismo con los libros y su Kindle, forzando a los editores a un precio de venta de 9,99 dólares (con el que Amazon perdía dinero… a cambio de vender e implantar su Kindle).

Ahora, con el lanzamiento del nuevo iPad, dotado de la aplicación de lectura iBooks, Apple ha hecho un acuerdo con el Grupo Hachette, HarperCollins, Macmillan, Penguin y Simon & Schuster, según el cual los editores fijarán el precio de venta, y el vendedor por línea se quedará un 30% de comisión.

Inmediatamente, el poderoso MacMillan ha impuesto estas mismas condiciones a Amazon, quien tras responder retirando los libros electrónicos y tradicionales de la venta (imagen superior), se ha visto obligada a pactar, para mantener la amplia oferta de obras en el Kindle, que es uno de los puntos fuertes del lector.

Los nuevos precios serán del orden de 12,99 a 14,99 dólares para las obras nuevas de ficción o no ficción.

En el nuevo modelo, dice un análisis del New York Times, los editores ganarán menos dinero por cada libro digital vendido, a cambio (opino yo) de controlar mejor su comercialización en relación con la obra en papel.

De momento, la competencia (hasta ahora inexistente en el sector norteamericano del libro digital) ha hecho su aparición, paradójicamente subiendo los precios del consumidor final.

¿Y el comprador? Si los libros digitales están aún lejos de ser la revolución en el consumo que muchos anunciaban, esta nueva subida de precios, ¿no retrasará aún más su implantación?

Y respecto a la competencia entre dispositivos lectores, hay que recordar que las obras para Kindle también se pueden leer en el iPhone, y muy probablemente el iPad admita esta misma posibilidad: lo que está en juego no es tanto un dispositivo concreto u otro, sino los acuerdos de determinadas plataformas (que hoy en día agrupan tienda on-line exclusiva + hardware + software de lectura) con los editores.