Editores y Editoriales Iberoamericanos (XIX-XXI)

04 mayo 2016 13:13

Por estas fechas se inaugura el portal Editores y Editoriales Iberoamericanos de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que quiere trazar un mapa de la edición literaria en castellano, catalán, euskera y gallego, así como en portugués, desde 1800 hasta la actualidad. Lo promueve el Grupo de Investigación Cultura, Edición y Literatura en el Ámbito Hispánico (siglos XIX-XXI) del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, bajo la dirección de Pura Fernández. En él colaboran especialistas de un gran número de países.

Se trata de un proyecto muy ambicioso, que se extiende desde la edicion tradicional a la digital, en su desarrollo por distintos lugares, tanto en sus aspectos históricos como contemporáneos. Desde mi punto de vista, uno de los propósitos más importantes que presenta es la recopilación de la “memoria viva” de distintos protagonistas de la edición (editores, pero también directores de colección o mediadores) a través de una videoteca que agrupa entrevistas realizadas ad hoc para este portal: sirva como ejemplo la realizada a Jorge Herralde. Nos hemos quejado con frecuencia (y con razón) por la desmemoria que afecta al mundo editorial, y el escaso cuidado de su legado material (archivos o documentación). Entre otras cosas, este portal viene a paliar la gran laguna que supone la historia oral de la edición.

Al lado de estos testimonios, se planea también la recuperación de materiales históricos, tanto librescos (las memorias de Julio Nombela) como multimedia (esta entrevista en audio con Luis Goytisolo, de 1992). También se plantea la preparación de panorámicas y bibliografías al día, tanto generales como temáticas (véase por ejemplo la de Argentina). Al mismo tiempo no se descuida el aspecto que podríamos llamar enciclopédico, a través de semblanzas de editoriales, colecciones o editores (por ejemplo, la de Ediciones Destino).

El portal (cuyos contenidos se van vertiendo al inglés)  se abre con 20 audiovisuales y 150 semblanzas, pero se planea la aportación constante de nuevos materiales.

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La rotulación popular: David Rittel y sus ‘Forgotten letters’

30 junio 2015 8:08

Fruto de su formación en la ESDIR de Logroño, David Rittel ha creado un libro en el que recopila la gráfica popular de la ciudad y crea aportaciones propias a partir de ella.

Para su trabajo ha entrevistado a distintas personas relacionadas con la tipografía y la rotulación popular, yo entre ellas.

Esta es la presentación de su obra, y mi entrevista:

La rotulación popular: David Rittel y sus Forgotten letters

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Textos, pixeles y bits

24 febrero 2015 12:12

Acaba de aparecer el libro electrónico Textos, pixeles y bits. Reflexiones sobre la publicación digital, que ha coordinado Isabel Galina Russell, y publicado por la UNAM.

En él tengo un capítulo sobre “La preservación de documentación personal digital”, tema curioso y que lleva tiempo interesándome.

Es una edición en ePub, que se puede descargar gratuitamente en esta dirección.

Éste es su índice:

“Las publicaciones digitales dentro del patrimonio documental”, por Isabel Galina Russell

“Diez años de la Hemeroteca Nacional Digital de México (HNDM). Breve reseña de una larga gestión de preservación y acceso, 2002-2012”, por Guadalupe Curiel Defossé y Ricardo Javier Jiménez Rivera

“Aplicaciones literarias para iPad: exploraciones en los nuevos formatos de lectura del siglo XXI”, por Ernesto Miranda Trigueros

“La preservación de documentación personal digital. Manual para optimistas y brújula para recolectores”, José Antonio Millán

“Una voz constante. El sueño de una fonoteca digital”, por Rodrigo Bazán Bonfil

“Las prácticas digitales en la teoría legal analógica. Estatus actual y construcción de rutas”, por Lourdes Padilla Cabrera

Y aquí la ficha completa:

Textos, pixeles y bits. Reflexiones sobre la publicación digital, Isabel Galina Russell (coordinadora)
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, México, 2015
ISBN: 978-607-02-6369-9

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Anotar un ebook en iBooks

14 mayo 2012 10:10

Una cosa es leerse un novelón, devorando páginas, y otra bien distinta es leer un libro del que queremos extraer notas, materiales de trabajo… Eso es lo que me encontré haciendo con el interesante libro de Walter Isaacson Steve Jobs, la biografía, que leía en iBooks en un iPad.

La verdad: no había pensado que la obra me aportara tantas cosas interesantes, de modo que me encontré bastante impremeditadamente subrayando pasajes y haciendo anotaciones. Recordaba vagamente haber visto una opción de exportación de notas, y, no menos vagamente, haber leído que no bastaba, pero no lo había experimentado en propia carne.

Al acabar la lectura, tenía un montón de notas. Éstas constaban de una selección de texto, que aparecía como un subrayado, y una zona donde yo escribía mis propias anotaciones.

Un índice me permitió ver, para cada una de mis notas, la cita que yo había subrayado (o su comienzo, si tenía más de un par de líneas), la página donde estaba, la fecha,  y la nota que yo había tomado para caracterizarla. Piénsese que el dato de la página es absolutamente contingente, dado que si uno cambia el tamaño de la letra, o sencillamente la orientación del iPad (de la doble página en horizontal a la página única vertical) varía la numeración.

Y ahí mismo estaba la opción de exportación (“Enviar”).

Pues bien: ésto es lo que se recibe por correo electrónico:

¡Una enjuta relación de las notas que tomé, clasificadas sólo por capítulo y fecha, y sin ningún contenido de texto! O sea: que el día 26 de abril yo tomé dos notas en el capítulo 4, llamadas así y asá, y otras dos en el 5, llamadas asá y así. Punto.

Naturalmente, hay formas de exportar lo que subrayas en iBook, pero son trabajosas, y no quiero ni pensar en interrumpir la lectura doscientas veces para hacerlo. Moraleja: si quiere conservar sus propias anotaciones más le vale no utilizar sistemas propietarios y cerrados como éste…

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Peret en los principios de Círculo de Lectores

21 enero 2012 9:09

#memoria #editorial #LyB
En el libro de Juan Puchades Peret. Biografía íntima de la rumba catalana, que acaba de publicar la editorial GlobalRhythm (y que he mencionado en el blog hermano), tropiezo por sorpresa con esta anécdota que liga los inicios del Círculo de Lectores con el creador de la rumba catalana, sirviendo como nexo de unión la discográfica, también propiedad de Bertelsmann, Ariola.

A finales de ese año [1970], el sello alemán Ariola, propietario también del club germano del libro Círculo de Lectores, decidió instalarse en España y para ello comenzó a tantear a la industria local con el objeto de adquirir alguna discográfica española para iniciar sus actividades contando ya con el apoyo de un catálogo asentado. Unos años antes, Ariola se había asociado con Vergara —de hecho, en 1962, cuando se fundó Círculo de Lectores, se denominó Vergara Círculo de Lectores—, pero la relación entre ambas empresas se deterioró y acabaron por romper relaciones; sin embargo en 197o los propietarios de Vergara estaban dispuestos a vender y Ariola tenía puestos sus ojos, precisamente, en esa compañía para utilizarla como plataforma de su desembarco español. El primer problema surgió, dados los resquemores del pasado, a la hora de fijar el lugar de reunión donde mantener las conversaciones que conducirían a la compraventa, pues ni Vergara estaba dispuesta a acudir a las oficinas de Círculo, ni los alemanes querían reunirse en las de aquellos. Así que, buscando un terreno neutral, optaron por mantener los diferentes encuentros en el despacho de Clan, la empresa de Peret y Ramón Segura. De rebote, Segura, Clan y Peret resultaron parte beneficiada de la negociación, pues una vez cerrada la operación con Vergara, les plantearon a ambos la adquisición de Clan, la oficina de management: «Aquello era una forma de ficharnos a los dos —rememora Ramón Segura—. A mí me propusieron quedarme de presidente de Ariola. Acepté porque tenía veintinueve años y me hacía gracia ser presidente, aunque los alemanes no llamaban presidente a nadie, la figura era gerente. Finalmente Peret y yo les vendimos Clan, y cobramos la mitad cada uno. Aquello fue en diciembre de 197o» (pág. 186).

En fin, como canta Peret recientemente: “Aquel que diga que no vende nada, que levante el dedo“.

Quede esta pincelada aquí publicada, a falta del Archivo de la historia del sector editorial, que no parece que vaya a existir…

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Preservación digital para todos

05 diciembre 2011 11:11

#preservación #metadatos #LyB
Bewaarals.nl, empresa holandesa dedicada a la preservación digital, ha creado un pequeño folleto de divulgación con destino a la asociación de diseñadores del país (gracias a Vivana Narotzky de ADI FAD, por proporcionármelo). La iniciativa me ha gustado porque éste es un tema que afecta no sólo a bibliotecas y otros grandes centros de documentación, sino realmente a cualquier profesional.

Lamentablemente la web de los creadores no tiene el texto del folleto en inglés, de modo que voy a reproducir algunas partes:

Sí: preservar no es sólo hacer backup, y hay que informar de los diversos puntos débiles del proceso, tanto en el hardware como en las piezas digitales. Lo primero: sin información acerca del archivo (metadatos) la recuperación estará comprometida. La buena disciplina comienza por la forma de dar nombre al archivo (cuestión que incluso en grandes empresas veo que se trata a la ligera). Nuca se hará bastante hincapié en que, aunque Windows nos ha acostumbrado a dar nombres de archivo con todo tipo de caracteres (acentos, comas, etc.), no se puede confiar en que cualquier software futuro lo admita.

El consejo más general es archivar el documento, a poco que contenga imágenes o diagramación, bajo dos formas: la original (por ejemplo, Word) y PDF/A (la versión de PDF orientada a la preservación).

Un punto delicado es el de la selección: “No todo tiene que ser preservado para la eternidad”. Hay cosas obvias, como no dar estatuto de preservación a estadios intermedios de desarrollo de un documento, a copias de seguridad automáticas, etc. Pero en mi experiencia de profesional siempre me ha resultado muy difícil decidir qué guardar y qué no (en la época en que los medios de almacenamiento externos eran caros y de poca capacidad). Hoy en día, y al precio que están los gigas y los teras, se pueden guardar muchas cosas, pero quizás eso sea un problema si pasan años de acumulación, y uno quiere recuperar algo…

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Guardando Twitter

14 septiembre 2011 9:09

Sé que estoy desfasado, pero ¿cómo decirlo? No me siento seguro si no guardo en mi ordenador (y sus copias de seguridad) las cosas que me importan: desde el correo hasta los marcadores. Por desgracia, la tendencia creciente es dejarlo todo en ese lugar conocido como La Nube, es decir: servidores que los proveedores de estas cosas tienen en sitios como un fiordo finlandés.

Hemos hablado ya varias veces de los peligros de la Nube. Quien use aplicaciones nebulosas para charlar con amigos o pasar el rato no debe procuparse, pero quienes las utilizamos para fines profesionales o de investigación (y tenemos nuestros años) no acabamos de estar tranquilos.

Por ejempo, Twitter. Progresivamente me he dado cuenta de que lo uso muchas veces como una alternativa a un marcador. En vez de marcar una página para mí solo, si creo que puede ser útil a alguien más, la tuiteo. Cuesta casi lo mismo, y puede ser más útil; es un poco como lo que ocurría en Delicio.us: los hashtags (o, en realidad, cualquier palabra del tuit) pueden servir para que alguien llegue a lo que he recomendado.

Pero cuando descubro que estoy invirtiendo esfuerzos en Twitter, que no tiene una forma de backup, se me ocurre que debería tenerlo. Los servicios en la Nube deberían poder exportarse, por varias razones:

  1. pueden estropearse y perderse datos(como ya ocurrió hace algún tiempo)
  2. pueden ser discontinuados
  3. pueden hacerse de pago
  4. pueden cambiar las condiciones de utilización (ya ocurrió con Dropbox y con Facebook)
  5. yo puedo querer mudarme a otro servicio, cambiar de perfil, etc.
  6. por si acaso

En fin: en el caso concreto de Twitter, la cuestión es aún más necesaria, porque el servicio no guarda todos los antiguos tuits de uno.

Para quien quiera guardar su actividad en Twitter, recomiendo Tweetake. Podrá hacer backup de sus tuits, retweets, seguidores, etc., en un archivo .csv, que se puede abrir con Excel y es plenamente buscable.

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Facilitar la traduccion colaborativa

13 junio 2011 9:09

Me he topado con este ejemplo en EngineerGuy (vía Barrapunto); se trata de un bonito video sobre el funcionamiento del disco duro, sí: ese componente vital de nuestros ordenadores que quieren que abandonemos en favor de “la nube”… Pues bien: aparte de disfrutar de la explicación, y aprender muchas cosas nuevas, en un momento dado (0:59) aparece el siguiente mensaje en el video:

“¿Le gustaría traducir los rótulos/subtítulos de este video?” Y se aporta una dirección web: Hard drive teardown: Translate captions. Una vez allí se accede a un formulario que muestra la tanscripción de la locución, frase por frase,con espacio para introducir su traducción .

Una vez completada la tarea el sistema adapta automáticamente los textos a los tiempos de la locución y genera un archivo .srt, el formato más utilizado para los subtítulos.

¿Por qué me ha gustado el ejemplo? Bueno: el subtitulado de videos es muy útil para mucha gente (no sólo para quienes ignoran una lengua, sino también para deficiencias auditivas, por ejemplo). El subtitulado altruista es una más de las muchas muestras de que la Internet sigue siendo un universo de reciprocidad generalizada. Yo hago el favor de subtitular un video que puede interesar a otro, no porque precisamente quienes los disfruten vayan a subtitular uno que me interesa a mí, sino porque encontraré otras cosas que me son útiles que han hecho desconocidos…

Desde el punto de vista de los creadores del video, una de las formas mejores de favorecer que se conozca es, precisamente, poner las cosas fáciles a quienes pueden hacer más por su difusión, traduciéndolo, y esto creo que EngineerGuy lo ha hecho muy bien. Al facilitar que la gente consiga un bien, han conseguido su propio bien: esa es una postura inteligente, en la clasificación de  Carlo Cipolla, y da gusto verlo cuando estamos rodeados de gente que hace el mal a los demás, ¡muchas veces sin ni siquiera obtener beneficio propio!

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Acampadas y cultura escrita

30 mayo 2011 10:10

Durante los últimos días he ido varias veces a la Plaza de Catalunya de Barcelona, a la acampada de los jóvenes indignados. Desde el punto de vista de los temas que nos ocupan en este blog, es de destacar la exhuberancia de la palabra escrita que se mostraba allí. Infinidad de carteles, pero también notas tipo post-it, escritas in situ y pegadas allí mismo (imagen de arriba, y detalle abajo).

Había, hechos mediante impresora, panfletos (de creación individual o distribuidos por sitios web) y carteles (espontáneos o también proporcionados por algunas webs).

También había pintadas por el sistema de estarcido (plantilla), que tiene mucha tradición en los mensajes políticos:

Pero la inmensa mayoría de los carteles, pancartas, notas y pintadas, de cualquier tamaño, estaban hechos a mano, incluido algún panfleto (luego fotocopiado, eso sí) . Realmente, es una sorpresa comprobar cómo la escritura manuscrita, que en general parece desterrada de nuestro entorno, puede rebrotar en cualquier momento, incluso en situación de florecimiento de escrituras digitales.

Por último, quería señalar cómo la acampada de Barcelon, entre otros elementos de infraestructura, disponía de una biblioteca, pequeña pero no mal surtida (la acampada de Madrid tiene una más grande). La biblioteca de Barcelona, al igual que tiendas, ordenadores y demás, fue destruida por la Policía en los en los graves incidentes que provocaron en la plaza.

Dada la cantidad de materiales que están generando estas acampadas (y los movimientos que tienen detrás), se agradece que hayan surgido iniciativas que se proponen su preservación.

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Correo desde el más allá

25 abril 2011 9:09

Un problema cada vez más frecuente: el destino de nuestras cuentas y documentos cuando nosotros desaparezcamos.

Hace unos años propuse dejar una serie de datos por escrito, el testamento digital. Ahora veo que hay distintos servicios web que pueden ayudar a cumplir ese cometido. Uno es My Webwill, y el otro Deathswitch.

Básicamente lo que hacen es enviar un email con un contenido determinado a una dirección escogida (o a varias, si en vez de la versión gratuita uno usa la Premium). Deathswitch mandará un email para comprobar si el usuario está vivo, con la periodicidad que éste determine (desde una vez al día hasta una vez al año). Es interesante leer las FAQ: “¿Qué pasa si estoy en coma tres meses y luego me recupero?”.

Pero sea cual sea el procedimiento de aviso que uno escoja, es importante pensar que no sólo hay cuentas de correo, Facebook y Twitter, contraseñas de blogs, claves para acceso a bancos, y documentos en la nube (que por otra parte crecen constantemente en número), sino también documentos en las memorias de nuestros ordenadores y teléfonos, cuyos destinos puede ser útil prever.

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