Sicalíptico (Barcelona) 1904
La Biblioteca Nacional de España (en cuya web campea el lema “Custodiamos Todos los Libros”, con feo anglicismo ortotipográfico en las mayúsculas) acaba de inaugurar la Hemeroteca Digital. Ésta “supone el inicio del proyecto ‘Biblioteca Digital Hispánica'” (no lo dice, pero se trata del eslabón español de la Biblioteca Digital Europea que propuso Jeanneney). Lo cuenta El País:
La Hemeroteca Digital nace como contenedor de los títulos más representativos de ese periodo. El Conciso, una de las cabeceras fundamentales para estudiar la época de las Cortes de Cádiz; El Pensamiento de la Nación, como ejemplo de prensa reflexiva y moderada de calidad literaria; la publicación satírica El Jorobado; la revista El Artista, en cuyas páginas publicó Espronceda por primera vez La canción del pirata… En total, 143 títulos y 500.000 páginas digitalizadas, que pueden consultarse a través de una aplicación que permite búsquedas por título, lugar y fecha. Las publicaciones están además en PDF con OCR. Eso significa que el usuario cuenta también con una herramienta para rastrear los temas que desee dentro de cualquier texto.
No se trata ni mucho menos de los primeros fondos digitalizados por la biblioteca. Ya existía, por ejemplo, el portal Clásicos de la Biblioteca Nacional (en colaboración con la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes), Tampoco son los primeros fondos hemerográficos digitalizados: ahí está la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica “un proceso de digitalización cooperativa del Ministerio de Cultura y las Bibliotecas Públicas del Estado”, cuyos últimos datos hablaban de 2.100.000 páginas digitalizadas. Sobre la Hemeroteca dice El País:
Sólo se han atrevido a incluir aquellos editados hace más de 80 años, los que con seguridad están libres de derechos para difundirse sin problemas en la Red.
¿Libres de derechos?
El pie de cada página lleva el copyright de la Biblioteca Nacional. ¿Qué significa eso? ¿Acaso la obra, por el hecho de digitalizarse, ya no está en el dominio público? ¿La digitalización está sirviendo en la práctica para privatizar un contenido que era libre de derechos? En vez de alentar a la difusión o incluso al negocio (como propugnaban los ministros de Cultura europeos) a partir de los fondos propiedad de todos, ¿se aprovecha la digitalización para encerrarlos entre cuatro candados?
Nada dice sobre la reproducción de estas digitalizaciones la normativa de la propia biblioteca, que atiende sólo a las hechas por encargo, y para las que hay que rellenar un impreso de solicitud de reproducción de fondos (donde hay que indicar si se quiere para fines de investigación o publicación). No me parece pertinente esta intromisión administrativa en ningún caso (ya se trate de repreducciones de encargo o de las que uno se encuentra ya hechas en la web), pero, insisto, no se dice nada sobre qué se supone que se puede hacer con estas digitalizaciones de fondos en el dominio público hechas con dinero público.
He hecho una pregunta específica sobre este tema al email de consultas de la Biblioteca, y mantendré a los lectores informados sobre la respuesta.
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