Las otras librerías

14 enero 2007 8:08


Siguiendo un tema que teníamos abierto, el de las librerías que se dedican también a otra cosa, este ejemplo madrileño de pura arqueología ciudadana en el barrio de Chamberí nos pone en contacto con al menos cuatro cuestiones. La convivencia heteróclita entre (por ejemplo) palanganas y La tía Tula; la demarcación precisa de los géneros de consumo popular (novelas y tebeos); el canje como procedimiento comercial (recuerdo de pequeño la existencia de muchos de estos sitios, donde llevabas la novelita recién leída y te daban otra a cambio de una peseta) y, por último, el siempre vivo circuito de los libros usados.

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Novela por bluetooth

09 enero 2007 19:19

En estos momentos ha llegado a su ecuador la novela La veritable història de Harald Bluetooth, segons Màrius Serra, un conocido escritor en catalán (y en castellano), enigmista y notorio juguetón con las palabras y experimentador con la literatura.

Se trata de la primera novela escrita específicamente para ser transmitida por bluetooth al teléfono móvil. Desde octubre del año pasado hasta el Día del Libro de éste, cada quince días aparece un capítulo, que cualquier persona que visite L’Illa (un famoso centro comercial de Barcelona) se puede descargar. En la web también está disponible el texto acumulado, aunque eso sí, con los capítulos en versión extensa. Libre de la opresión de la pantalla de móvil, el autor ha debido quedarse más contento al saltar a las amplitudes del PDF (sin mencionar lo que podría tal vez hacer en papel…)

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El tercer policía

13 diciembre 2006 12:12

¿Qué escritor fue alabado por Joyce y Beckett, y apareció en los cánones de obras maestras que hicieron Anthony Burgess y Harold Bloom?: Flann O’Brien. Acaba de salir la traducción española de la novela El tercer policía, que ha hecho Héctor Arnau (Madrid, Nórdica Libros, 2006). Su lectura es lo más parecido que he encontrado a una pesadilla (y he leído muchas…). Pero bueno: aparte de transmitir mi entusiasmo por la obra, no quería dejar de citar un párrafo. El protagonista de esta singular novela va narrando sus peripecias acompañadas por referencias a su guía intelectual De Selby, un autor imaginario (en la estirpe del profesor Teufelsdröckh de Sartor Resartus, cuya última encarnación es el Archimboldi de Bolaño). Pues bien, esto es lo que dice de una de sus obras en una extensa nota, de la que copio el comienzo (pág. 216):

El lector estará familiarizado con las tormentas que se han abatido sobre este tentador manuscrito superviviente. El Códice (nombre empleado por primera vez por Bassett en su monumental De Selby Compendium) es una colección de dos mil folios de apretada escritura manuscrita por ambas caras. La principal distinción del manuscrito es que ni una sola de las palabras es legible. Los intentos realizados por diferentes críticos por descifrar algunos pasajes que parecían algo menos formidables han estado caracterizados por fantásticas divergencias, no en el significado de los pasajes (lo cual está fuera de toda duda) sino en la clase de sinsentido que desarrollan. Un pasaje, descrito por Bassett como “un tratado profundo sobre la vejez”, es descrito por Henderson (biógrafo de Bassett) como “una descripción, no carente de belleza, de las operaciones de parto de los corderos en una granja no especificada”. Semejante desacuerdo, todo quede dicho, no es de gran ayuda a la hora de establecer la reputación de ambos críticos.

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Y ahora… novelas con bibliografía

05 diciembre 2006 14:14

Julie Bosman, colaboradora del New York Times, a quien ya conocemos por alguno de sus curiosos artículos sobre el mundo del libro, publica hoy su pieza Loved His New Novel, and What a Bibliography.

Para nadie será una sorpresa saber que los novelistas se documentan (algunos muy bien y mucho), para escribir sus ficciones. Los novelistas policiacos leen tratados de toxicología, los de ciencia ficción el Scientific American, los autores de novelas históricas leen… otras novelas sobre el periodo, y los autores de cosas como el Código Da Vinci la sección de astrología de los diarios. Lo que no era frecuente hasta ahora era que los novelistas publicaran una bibliografía de su obra. Pues bien: la última novela de Norman Mailer viene con una lista de cientoveintitantos títulos utilizados para escribirla.

En los Estados Unidos, además, con una sensibilidad a flor de piel para las apropiaciones indebidas, la declaración de las fuentes podría evitar futuras susceptibilidades acerca de quién ha cogido qué de dónde. Por ejemplo, Ian McEwan ha sido acusado recientemente (recuerda Julie Bosman) de haber aprovechado el material de una autobiografía. Todo eso lo evitaría la mención explícita de las fuentes utilizadas. Y, ¿se imaginan qué delicia comparar las lecturas de dos autores que han coincidido en crear una historia de detectives situada entre los neandertales?

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Narrativa digital

03 diciembre 2006 20:20

En el foro de Narrativa Digital del Observatorio para la Cibersociedad se ha creado un interesante debate sobre la literatura hipermedia. Recomiendo especialmente Herramientas para no perderse en el laberinto, de Chiape, Un puente entre el libro y la narrativa digital y Narrativa, juego y conocimiento en Golpe de Gracia.

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Literatura romántica y otras zonas de sombra

21 noviembre 2006 15:15


La siempre dinámica web de Qué leer ofrece un artículo sobre la novela romántica, por Eva Orúe. Interesa destacar dos cosas de él. La primera es francamente curiosa: si atendemos a prescripciones, campañas de fomento y suplementos de libros, da la impresión de que lo único que debería leer la gente es Gran Literatura. No existen, en concreto los géneros populares: ni ciencia-ficción, ni literatura policiaca… ni novela romántica, es decir, aquellas cosas que a la gente más le gusta leer (si se atreven). Con el agravante de que muchas de las cosas presentadas periódicamente como Gran Literatura ¡no lo son en absoluto! El público medio es impelido a leer cosas tremendas, que jamás pasarán a la Historia de la Literatura, de digestión difícil y resultados insatisfactorios, mientras que las piezas hechas por honrados artesanos de la escritura, con el único fin de procurar horas de esparcimiento y ensueño a los lectores, están en la oscuridad y en el descrédito. Flaco servicio el que se hace a la formación de lectores: una lectora ávida de ficción romántica puede acabar en Ana Karenina y Madame Bovary, pero un lector defraudado por el pestiño que le han vendido como La Mayor Novela Española Desde… se lo pensará dos veces antes de abrir el siguiente libro.

Bien: en el artículo mencionado tiene entrevistas a editores (bueno, editoras) del género romántico, que en todo el mundo arrastra millones de lectoras. El segundo aspecto interesante que me ha descubierto es la existencia de unas webs dedicadas a articular la información sobre obras del género. Varias se agrupan en un “portal”, llamado Entrepáginas (que estos días parece estar inactivo por reformas) , desde donde se pasa a otras, como Autoras en la sombra o El rincón romántico. Lean, lean las críticas de los lectores a los libros, y se encontrarán con un desconocido género que hace hincapié en por qué (o por qué no) alguien debería leerlos. Además de ser un eficaz medio de difusión de información de novedades del género, que difícilmente
se podrá encontrar en otra parte, estas webs hacen de pasarelas de venta a librerías de la Web.

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Némirovsky y la memoria de la edición

15 octubre 2006 10:10

Aparte de ser una buena novela, Suite francesa, de Irène Némirovsky (que lleva meses triunfando en ventas en muchos lugares), tiene una interesante historia de escritura y de edición. De familia judía e inmigrante desde Rusia a Francia, Irène Némirovsky, nacida en 1903, publicó su primera novela en 1929: David Golder (Grijalbo, 1987). Esta obra de juventud tuvo también una curiosa historia: fue propuesta a Grasset para su publicación anónimamente, con un apartado de correos por todo remite, y cuando el editor, gratamente sorprendido, se quiso poner en contacto con el autor, en vista de que no respondía a las cartas le convocó mediante un anuncio en la prensa. Irène estaba dando a luz a una hija.

Suite francesa (Salamandra, Barcelona, 2006, traducción de José Antonio Soriano) refleja los acontecimientos de la ocupación alemana de Francia durante 1940-41, y se escribió durante esos mismos años, con la penuria propia de la época: en un cuaderno de mal papel, con letra diminuta y una escritura que aprovechaba de margen a margen.

Fuente: edición española de Suite francesa


La gendarmería francesa se llevó a Irène Némirovsky para entregarla a las autoridades nazis, como judía (a pesar de que ella se había convertido al catolicismo, en un vano intento por escapar a su suerte). Murió en Auschwitz en 1942, y su marido fue deportado y también asesinado poco después. Las hijas huyeron durante meses, preseguidas por los gendarmes, llevando consigo una maleta con objetos personales, que sorprendentemente nunca se perdió, y que contenía entre otras cosas el precioso cuaderno. Tras la liberación, las hijas lo conservaron sin leerlo jamás, creyendo que contenía un diario o notas de su madre. Sólo cuando se planeó su donación al Institut Mémoires de l’Edition Contémporaine, una de las hijas comenzo el penoso descifrado, ayudada de una lupa: era una novela que reflejaba precisamente los acontecimientos de los años en que se había escrito; era Suite francesa.

¿Qué es el Institut Mémoires de l’Edition Contémporaine? Una institución que preserva los documentos de autores y editores, en la creencia de que constituyen una fuente única para la historia cultural, literaria y económica de un país. Por ejemplo: mucho de lo que sabemos de los últimos años de Irène Némirovsky se debe a su correspondencia con el editor Albin Michel, con quien públicó la mayoría de sus obras.

No: las editoriales españolas o (hasta donde yo sé) de países hispanohablantes no cuentan con una institución de preservación parecida. Las cartas de los autores, de los editores, los documentos que dan claves preciosas sobre la gestación y la recepción de las obras que han configurado nuestra cultura, no tienen quien las guarde. Cuando las editoriales históricas mueren, sufren remodelaciones, cambian de propiedad o se fusionan en grandes grupos (y todo eso pasa todo el tiempo) sus archivos son generalmente destruidos. Total: cartas viejas de escritores muertos, noticias polvorientas de editores hace tiempo desaparecidos…

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La lectura literaria en la escuela

04 octubre 2006 15:15

Teresa Colomer es una destacada especialista en lectura y en literatura infantil y juvenil (tuve el placer de contar con su presencia en la obra que coordiné, La lectura en España. Informe 2002). Ahora ha aparecido Andar entre libros. La lectura literaria en la escuela, editada en Mexico por Fondo de Cultura Económica, pero afortunadamente distribuida en España.

La autora ha trabajado mucho sobre la lectura, y además tiene la capacidad de hablar claramente (como se ve en sus intervenciones en medios de comunicación). Por eso este libro resulta una pieza fundamental en un debate, el de la lectura en la escuela, no siempre bien enfocado. A estas alturas ya contamos con muchas experiencias, y tal vez es hora de ir sabiendo qué se puede hacer… y también qué errores evitar. La obra de Teresa Colomer defiende el valor de la lectura literaria (frente a otras lecturas posibles), y arremete contra la idea de que “disminuir la calidad de los libros o escribirlos con criterios de lecturabilidad o de proyección vital pegada al lector fomente la lectura”.

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Nueva Lisboa en-elibro

24 julio 2006 8:08

  • Mi Novela Nueva Lisboa, que está íntegra en la Red con licencia Creative Commons, acaba de ser convertida en e-libro con el formato e-Reader, que la hace legible en dispositivos con Palm OS, Windows Mobile, Symbian e incluso ordenadores Windows y Macintosh. La iniciativa ha partido de Albert Cuesta (que, por cierto, estrena su blog La cafetera rusa en La Vanguardia).

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