Cómo ven los editores españoles su futuro

12 febrero 2011 9:09


De la galería de ojos de mi sección visual

Por presión popular comento lo que se dijo en la jornada Los retos del negocio editorial, organizada por Expansión, que reflejé en un post anterior: “Si editaramos en inglés, ya estaríamos muertos”.

Los editores están al menos diagnosticando bien sus problemas. Ven que es inviable mantener el mismo modelo de negocio. Y claro: les parece “inconveniente” la entrada de players como Telefónica, Apple o Google, pero ¿qué van a hacer?.

No tienen soluciones, o las que ven son un espejismo: poner la esperanza en esos “nuevos contenidos atractivos que hasta ahora el libro tradicional no podía incorporar” (Edhasa) lleva a los editores a un nuevo terreno, el de la producción multimedia (animaciones, videos, etc.), carísimo y en el que los editores no tienen know how. Ya vivimos esa misma situación cuando los CD-ROMS en los 90, y sabemos cómo acaba. Además estos libros aumentados suelen ser inútiles y decepcionantes.

Dicen que el libro electrónico no debe entenderse como “la mera transcripción tecnológica de un contenido creado y pensado para otro soporte y otros clientes” (Planeta). ¡Claro que no!: tiene que ser la buena transcripción tecnológica (¡no esos epub llenos de errores!) de un contenido creado y pensado para el lector. Punto. Aunque (sigue Planeta) de prolongarse esta situación, “venderemos el mismo contenido a precios distintos y se quedarán con el más barato”. Sorprende ver esta falta de confianza en su producto tradicional, el buen libro de papel: lo que ocurrirá es que venderán el mismo contenido en varios formatos, y se seguirán vendiendo muchos libros de papel (auque quizás no tantos como ellos querrían…).

Sí: “Si editaramos en inglés, ya estaríamos muertos”. El español ha sido una barrera de entrada, pero ya están ahí Google Ebookstore, Amazon a punto, desembarco generalizado de editoras bajo demanda (Palibrio y Xinxii), … En la lista LUN: lengua, uso y norma Silvia Senz ha planteado crudamente la cuestión: La “lengua común”, ¿salvaguarda de la industria editorial catalano-española? Una muestra:

Basta que núcleos de producción editorial tradicionales como México o Argentina recuperen lo bastante su industria para que lo que sale de España no llegue allí. […] Basta, pues, con que Apple, Google y otros “monstruos” llegados de lejanas tierras imiten la iniciativa de los “publishers” norteamericanos, contraten los derechos de publicación (de obras originales en castellano o de traduciones al castellano) para diversos países, creando su red mundial de colaboradores (traductores, correctores, adaptadores…) y produzcan así sus propias localizaciones para comerse casi enterito ese pastel idiomático que la federación española de gremios editoriales, creyéndose (ingenua y cínicamente) propietaria del idioma, cree conservar.

Hoy por hoy los editores en papel, secundados por los agentes y con la complicidad implícita de autores y derechohabientes extranjeros, detentan los derechos digitales de los libros cuyos derechos impresos poseen. Es decir: el editor X publica la novela Y en papel y la agente sólo venderá los derechos digitales de Y al mismo X. Luego Y puede (y suele) hacerle poco caso al canal digital: su negocio está en otra parte. Pero esto puede cambiar, por ejemplo, cuando los propietarios extranjeros de los derechos se pregunten cómo están obteniendo rendimientos digitales tan malos por sus libros. El troceo de los derechos en una lengua por países o zonas (derechos en español para Argentina, o México, o para América Latina, o para España, vendidos separadamente), que hasta ahora ha sido una  estrategia de los propietarios y sus agentes para sacar más dinero a los libros tradicionales, no tiene ningún sentido en el mundo digital, y desaparecerá; en el nuevo mercado realmente global habrá una ventana para editores arriesgados en español, vengan de donde vinieren.

Mientras tanto, y en lo que atañe a libros en papel, seguimos en un sector con mala información comercial, mala información a los clientes, con libros convertidos en un cocktail de datos y con una estructura de distribución que a nadie satisface (ni a clientes ni a vendedores).

La solución debería ser doble: por una parte mejorar el circuito del libro de papel, y sus correlatos de información digital, para conservar en buen estado ese precioso nicho, en vez de defraudar al comprador y enervar al librero. Por otra crear una oferta amplia, barata y de calidad de libros electrónicos. Ninguna de las dos interesa a quienes ya ocupan mesas de novedades en las librerías, y saben que van a seguir haciéndolo. Ambas interesan a todos los demas.

Etiquetas: , , , , ,

“Si editaramos en inglés, ya estaríamos muertos”

08 febrero 2011 9:09

Lo dijo Badenes, de Planeta, en la jornada Los retos del negocio editorial, organizada por Expansión. Según el resumen del diario: “uno de los principales motivos que están frenando la entrada de estos gigantes tecnológicos en el negocio es la edición en lengua castellana”. A continuación, una selección de otras cuestiones que salieron a la luz.

“Todo lo que se está haciendo en el sector es intentar mantener el mismo modelo de negocio y la cadena de valor que ahora existe, pero eso es inviable”, dijo Fernando Carro, de Direct Group Bertelsmann.

Joaquín Álvarez de Toledo, de Círculo de Lectores,calificó de “inconveniente” la entrada de Telefónica, Apple o Google, empresas que son “capaces de mover una industria y establecer estándares”. Además, “son compañías capaces de asumir costes hundidos en el desarrollo de nuevos modelos de negocio”.

Daniel Fernández, de Edhasa: apostó por “el libro electrónico cuando incluya nuevos contenidos atractivos que hasta ahora el libro tradicional no podía incorporar”.

Sobre Libranda: Núria Cabutí, de Random House Mondadori: “Libranda quiere dinamizar el mercado del libro electrónico en España y apoyar al desarrollo de los canales de venta actuales antes de la entrada de los grandes operadores”.

Ernest Folch: “Lo que genera piratería es la falta de oferta”.

Pero vale la pena leer todo el resumen de la reunión.

Etiquetas: , ,

ISBN: el cocktail de los datos sobre libros

24 enero 2011 9:09

Nuestros lectores habituales lo recordarán: hace algo más de tres años, Rafael Martínez Alés daba la voz de alarma acerca de la posible fragmentación del registro del ISBN en España. Pues bien, el ISBN, que venía estando regulado por el Ministerio de Cultura, ha pasado ya a manos de la Federacion de Gremios de Editores. Esto impedirá la división de la base de datos, pero por otro lado representa una privatización, como ha explicado muy bien Elvira Huelbes. Durante un periodo de transición que puede durar un año la base de datos consultable de ISBNs seguirá siendo la del Ministerio.

Es bien sabido que el ISBN es un identificador estándar e internacional (las siglas corresponden a International Standard Book Number) que se asigna a cada edición diferente de una obra que está en el circuito de venta, ya sea en una librería o en la web. En la versión en papel, el ISBN figura como un código de barras.

Para conocer algunas de sus repercusiones de la privatización hemos hablado con el Director de la nueva agencia del ISBN, Miguel Jiménez. A diferencia de la gratuidad anterior, ahora dar de alta un ISBN costará dinero, “aunque menos, o incluso mucho menos, que en cualquiera de los países similares al nuestro”. Las tarifas definitivas aún no han sido aprobadas, pero sí que parece que rondarán los 3 euros por ISBN, en una escala que irá abaratando el precio de quienes más ISBNs compren: en grandes cantidades, pueden llegar a salir a 30 céntimos de euro la unidad. Las pequeñas editoriales, por tanto, serán las más gravadas.

Los autores-editores, las personas que utilizan por ejemplo los servicios de una empresa como Lulu para hacerse sus propios libros, deben obtener un ISBN sólo si quieren que su obra esté a la venta por los canales habituales. Las empresas de impresión bajo demanda a veces prestan también el servicio de conseguir un ISBN, cobrándolo. Estos autores-editores serán claramente los más perjudicados en la nueva situación española, porque se les puede llegar a cobrar 10 veces más que los editores profesionales, por el hecho de que “registrar el ISBN de un autor-editor puede ser tan trabajoso, o más, que procesar los que presente un editor normal”.

Hay que recordar que el ISBN hoy no es un trámite obligatorio, salvo que se quiera llevar el libro a las librerías, físicas o virtuales. En teoría, una obra que no va a pasar por el circuito abierto de venta (por ejemplo, un libro a la venta sólo en la web de su editor, ya sea en papel o en edición digital), no requeriría ISBN, señala Jiménez. El trámite tampoco protege la propiedad intelectual. La sección “Qué no es el ISBN” de la web de la agencia aclara todos estos extremos.

Normalmente, las bases de datos de ISBN además de información sobre autor, título, editor, etc., tienen también otras informaciones, como lengua de origen (en el caso de las traducciones), o la materia. Ya expusimos en su día la importancia de la clasificación por materias, así como el hecho de que DILVE, la joven base de datos de libros en venta, auspiciada por los editores, ha elegido el sistema BIC. ¿Qué va a hacer en este aspecto el ISBN? Dejará de lado, dice Miguel Jiménez, la CDU que venía usando, y utilizará también BIC.

El hecho de decantarse por un sistema mejor de clasificación no es una garantía por sí solo: quienes asignan la materia son los editores, y si ellos no lo hacen bien, el libro quedará mal encuadrado. Y la experiencia demuestra que las editoriales, en las que no hay por lo general documentalistas ni personas que puedan cumplir su papel, delegan esta fina tarea en el último becario. Si para una novela perecedera esta cuestión puede no afectar mucho a las ventas, para libros científicos, de ensayo o de enseñanza la mala visibilidad en las bases de datos de materias puede ser todo un handicap. En el caso de los libros electrónicos, de la calidad de los metadatos dependerá su adecuada inserción en el ecosistema informativo.

El mencionado DILVE es una base de datos que impulsaron los editores como complemento al ISBN (que gestionaba el Ministerio): éste recogía todos los libros editados, aunque estuvieran agotados, y el DILVE las obras efectivamente a la venta que añadieran, de forma voluntaria, sólo los editores agremiados (que son la mayoría, pero no todos). Por otra parte esta base de datos de libros en venta contiene no sólo los datos bibliográficos, sino también cubiertas, solapas, capítulos de muestra, y otros elementos orientados a informar mejor al posible comprador. DILVE ha tenido desde su creación un buen desarrollo: a estas alturas gestiona casi 290.000 libros. ¿Habrá entonces dos sistemas prácticamente con los mismos objetivos y contenidos? Opina Miguel Jiménez: “ISBN y DILVE deben ir convergiendo”. DILVE ya tiene una pasarela con el ISBN, .

Pero esto no es todo: los libreros (que parecen hacer rancho aparte , o tal vez son los editores quienes lo hacen respecto a los libreros: nunca se sabe) tienen su CEGAL en Red, que reúne datos de ISBN, de DILVE y de otras fuentes.

¿Acaba aquí la proliferación de almacenes de prácticamente los mismos elementos? No, por cierto: de nueva creación es el ISTC (International Standard Text Code), un identificador de la “obra”, al que luego habría que ligar las “manifestaciones” de la misma, sea una edición en tapa dura o un archivo ePub. De extenderse su uso, habría obras con un código ISTC, localizables fácilmente en una base de datos común, que luego enlazaría con todas y cada una de las versiones en libro o en archivo digital.

Hablando de esto, ¿y los libros digitales? Ya en el 2005 la Agencia Internacional señaló que cada edición electrónica diferente debe tener también su propio ISBN. La Agencia Internacional del ISBN ha emitido un conjunto de directrices y Preguntas Frecuentes “para ayudar a las agencias nacionales de ISBN, editores, intermediarios y otras partes interesadas en la identificación apropiada de medios digitales, incluyendo ‘aplicaciones’ [los programas que permiten leer obras en [teléfonos avanzados, de Apple y otras marcas 16.02.2011]]”. En resumen: sigue habiendo la necesidad de tener un ISBN diferente para cada archivo en un formato distinto, más además, si un mismo formato presenta dos DRMs distintos (llamados extrañamente en la traducción GDD, por “gestión de derechos digitales”), cada uno de ellos debe tener su propio ISBN. ¿Acaba aquí la cosa? Tampoco… Si uno quiere distribuir capítulos o partes separadas de un libro (algo que en la edición científico-técnica es mucho más frecuente que en las novelas…) cada una de ellas debe tener su ISBN propio. Un manual sobre programación, por ejemplo, que constara de diez capítulos y que se quisiera explotar en dos formatos, en dos mercados diferentes bajo restricciones de uso (DRM) distintas, y con venta de capítulos independiente podría llegar a acumular 44 ISBNs, si he contado bien.

Pero (dirán algunos) ¿no existía el DOI, Digital Object Identifier precisamente para eso? Bueno: el identificador DOI (que lleva dando vueltas por ahí al menos desde hace catorce años; ) resulta que se puede integrar también en la cadena de caracteres del ISBN.

Editores, libreros, gestores ministeriales que dejan de serlo, estándares internacionales, supraestándares internacionales, estándares para obras digitales, fabricantes de formatos para e-book, fabricantes de medidas anticopia… Agítese y sírvase con una aceituna. ¿Será el ISBN el vaso que contenga todo?

Etiquetas: , , , , , , ,

La larga vida de un libro libre

14 enero 2011 9:09

Este es un viejo tema para aquellos que sigan esta web. En 1995 publiqué en Alfaguara mi novela Nueva Lisboa, y en el 2000 recuperé los derechos, porque otra editorial iba a publicarla. Por fin esta reedición no tuvo lugar, y el Dia del Libro del 2006 la colgué en la Red con una licencia Creative Commons no comercial. Diversos sitios se pusieron a redistribuirla, y en la página de descarga fui reseñando los que llegaban a mi conocimiento. En el mismo 2006 se pasó al formato eReader. En el 2007 se integró en un sitio dedicado a lectores de distintos géneros. El año pasado me enteré por un tweet de @javiderios que se había incorporado a una web que se dedica a difundir “libros libres y legales, para leer en e-readers (lectores electrónicos), el ordenador u otros dispositivos”: E-Books gratis. Y por último, las pasadas navidades una web dedicada a alquiler de viviendas la ha incorporado como regalo para sus visitantes, junto con otras obras (imagen de arriba).

En un sistema en que los libros publicados desaparecen de las librerías empujados por el torrente de novedades, esta vida etérea de un libro digital, saltando de servidor en servidor y de formato en formato, me parece, como autor, uno de los mejores destinos que puede tener una obra…

Etiquetas: ,

Aparece Trama y Texturas, 13

13 enero 2011 9:09

El último número de la revista Trama y Texturas presenta el siguiente índice:

Karl Marx & Friedrich Engels: Tribulaciones de un libro
Francisco Rico: Fragmentos y vínculos
Adolfo Castañón: Bibliotecas propias y ajenas
Robert Darnton: ¿Es posible crear una Biblioteca Nacional Digital?
Michael Kandel: Ser editor
María José de Acuña: El rol de las agencias de comunicación editorial en el mundo postdigital
Noé Villaseñor: A propósito de la ley del precio ‘único’ del libro en México
Ramón Cifuentes Pérez: Dichas y desdichas. Una historia de supervivencia en la comercialización del libro importado en México
Enrique Pascual: El entorno digital y las publicaciones jurídicas
Paul Carr: Una humilde propuesta para los autores que quieren librarse de sus editores
Íñigo García Ureta: Arroba
Fco. Javier Jiménez: Aforismos diabólicos del libro y la edición
Juan Ángel Juristo: Una metáfora de nuestro tiempo
Cecilia Tan: Visibilidad: el gran reto del libro
Richard H. Adin: Los editores no leen ‘e-books’
Libros y blogs

Etiquetas: , , , ,

“Me están comiendo el patrimonio”

12 enero 2011 9:09

A los treinta y dos años de mi edad ya había escrito e impreso doce impresos de cincuenta pliegos cada uno sobre los sistemas de estas facultades; y solo me prestaron estas pesadísimas tareas para hacer ricos a los libreros e impresores de España, los que escandalosamente me están comiendo el patrimonio que debí a Dios, a mi estudio y a mi retiro.

(Diego de Torres Villarroel, 1734)
Recopilación de José Antonio Sánchez Paso

Etiquetas: , ,

Benjamin, sobre el libro

01 enero 2011 15:15

Interrumpo el descanso festivo para recomendar encarecidamente una muestra que alberga el Círculo de Bellas Artes de Madrid: Walter Benjamin, constelaciones, bajo la dirección de Juan Barja. Por suerte, y para las personas que no puedan desplazarse a la capital de España, se puede visitar íntegramente en la Web.

Constelaciones es una obra audiovisual que utiliza obras coetáneas del filósofo Walter Benjamin para ilustrar y desarrollar algunos de sus temas. El resultado es francamente sugerente.

El Atlas reconstruye de forma hipertextual las conexiones entre temas benjaminianos, a través de una constelación de citas. Como es bien sabido, la cita era una de sus armas favoritas para el pensamiento:

Hubo de ser [Kraus] el desesperado el que, por su parte, descubriera en la cita una fuerza no de conservar, sino más bien de purificar, y de destruir y sacar de contexto; la única que infunde todavía la esperanza de que algunas cosas sobrevivan a este escaso espacio temporal, precisamente porque las han sacado de él.

Los lemas presentes en Atlas son navegables por conceptos, de los que hay varios centenares, que se entrelazan a través de otros que aparecen en sus inmediaciones (véase la imagen inferior). Pues bien, precisamente bajo el lema libro descubrimos estas dos espléndidas citas:

La historia de la literatura tendría que empezar por estudiar las estructuras de venta […], para así, en lugar de contemplar una y otra vez las mismas cumbres, investigar la estructura geológica sobre la que descansa la montaña del libro.

y

El libro es ya una anticuada mediación entre dos […] sistemas de ficheros. Pues sin duda todo lo esencial se encuentra guardado en el fichero del investigador que escribió el libro, y el erudito que lo estudia lo va asimilando a su fichero.

Es sombroso hasta qué punto el brillante pensamiento de Walter Benjamin sigue resultando iluminador para nuestra época y sus inquietudes.

Me voy a permitir aquí una nota personal. Como director editorial de Taurus tuve el placer de continuar la publicación en español de los escritos de Benjamin que había iniciado Jesús Aguirre en los años 70 bajo el título general Iluminaciones. Es un placer ver cómo la obra de Benjamin sigue desplegándose…

Etiquetas: , , ,

Ventas que nunca llegaron a hacerse

17 diciembre 2010 9:09

Hace tiempo que tenía marcado este sitio, del que habló en su día if:book: Lost Book Sales, parafraseable como “Libros que podían haberse vendido, pero no”. Se trata de una web en la que las personas que intentaron comprarse un libro y no lo consiguieron cuentan lo que sucedió y qué hicieron a cambio.

La idea es simple, y los comentarios de los no-compradores a veces son peregrinas, pero nunca había visto una plasmación tan clara de la superficie oculta del iceberg: sí, se vende cierta cantidad de libros, pero ¿cuántos compradores ya decididos no han tenido ocasión de realizar su deseo?

Por supuesto, la mayor parte de los casos corresponden a e-books, y la razon es la limitación de región de venta, la inexistencia del formato deseado, o sencillamente, que no existan en versión digital. Pero muchos podrían hablar también de falta de un ejemplar en la librería o tardanza del distribuidor en proporcionar uno. En un mercado como el editorial, en que abunda la venta de impulso, cada ocasión perdida es una que no se podrá recuperar.

Etiquetas: , ,

Ya están allí los libros de Google

08 diciembre 2010 17:17

Ya se ha abierto la tienda de ebooks de Google (lo que parecía que iba a llamarse Google Editions). Tras “años de planificación y meses de demoras”, como dice el New York Times, después de un acuerdo con 4000 editores, y por el momento sólo para Estados Unidos. El lema: “Reading unbound”, o sea, tanto ‘lectura desencuadernada’ como ‘sin límites’. Como señalamos en su día, los libros comprados (o descargados gratuitamente) pueden leerse en casi cualquier dispositivo (menos en el Kindle): en el navegador, iPhone o iPad, como e-pub… A pesar de estar “en la nube”, los libros podrán leerse off-line en ciertas condiciones.

En España aún no están disponibles, salvo las obras gratuitas y en la versión de lectura en el navegador, que por cierto, funciona muy bien, incluso redimensionando la pantalla:

La aplicación para iPad o iPhone tampoco está disponible en el iTunes español, aunque tendrá esta pinta:

Y la gran pregunta, ¿realmente beneficiará a las librerías, como pretende el lanzamiento? Para el NYT:

El Google eBookstore podría beneficiar significativamente a librerías independientes, como Powell’s Books en Portland, Ore., que se ha apuntado para vender e-books de Google es sus sitios web a través de Google.

Es decir: ¿por qué debería cualquier lector comprar el e-book de Google en la web de su librería, en vez de directamente en Google? De las posibles respuestas a esta pregunta depende el futuro digital de los libreros como mediadores, y he aquí algunas posibles:

  • Porque ya es comprador en la web de librero
  • Porque lo ha encontrado en la web del librero, que ofrece una información mejor sobre las novedades
  • Porque en la web del librero ha leído un artículo sobre un cierto género de obras que le interesan, y ha descubierto una que no conocía, y ha seguido el enlace para comprarla

Pero nuestros lectores puedes descubrir más…

Etiquetas: , , , ,

Bicicletas, tanques y cortacéspedes

03 diciembre 2010 9:09

Libros en la nube entrevista al editor Alejandro Katz (que es un viejo conocido de estas páginas), cerebro pensante de Katz Editores, una de las pocas editoriales presentes tanto en América como en España.

De sus palabras destacamos estas reflexiones sobre la redefinición del libro y las librerías:

“[…] Si hay algo que las nuevas tecnologías nos permiten, nos exigen, es a ver que el libro se está diversificando, fragmentando, en muchas subespecies. Hay contenidos que deben quedar fuera de la especie libro y esto genera mucha resistencia”. No le faltan los ejemplos. “Los repertorios de información de doble entrada, como los catálogos o las enciclopedias, no son libros. Los hemos identificado con libros gracias a esa definición falaz de los pliegos encuadernados. Creo que Apple, por ejemplo, está haciendo mucho por obligarnos a pensar de otra manera. Mirá aquí”, dice, empuñando su iPhone. Aparece el mapa de una guía de viajes. “Esto no es un libro, esto es una app y Jobs no permite que las apps sean llamadas libros. Para eso está el ePub y el iBookstore. Un ePub es un libro, electrónico sí, pero libro. Las apps son un nuevo género discursivo.”

Para Katz, la aparición de lo digital permitirá, por primera vez desde Gutenberg, que dejen de considerarse libros lo que simplemente son formas del conocimiento. “La industria editorial ha forzado una interpretación demasiado atenta a lo que unifica los procesos productivos y no a lo que diversifica los contenidos, las motivaciones, todo lo que hace a la conciencia de necesidad del lector.” Ese lector entra a una librería buscando, por ejemplo, un libro de Nicole Loreaux sobre la elaboración del olvido en la memoria de Atenas, y tiene que pasar sobre barricadas de libros de jardinería, de cocina, de guías de viaje, de novelas policiales, de agendas. “A cualquiera le parecería un disparate que existiera un lugar donde se comercializan todos los objetos que tienen en común el concepto de tracción. Una tienda donde vendieran coches, bicicletas, tanques de guerra y podadoras de césped. Sin embargo, eso es una librería hoy.” Brillante y demoledor.

Cuando yo era editor en papel (ya hace unos añitos…) intenté que ciertos tipos de libros se acercaran más a sus públicos objetivos: que libros de cocina fueran a tiendas selectas de alimentación, guías turísticas a agencias de viajes, libros sobre salud a farmacias… imposible. La estructura de distribución, tanto la de los libros como la de alguno de estos establecimientos, convertían esta operación en una labor titánica. Bien: con libros electrónicos y públicos segmentados en la Red, esto debería empezar (de hecho, ya ha empezado) a cambiar.

Etiquetas: , , ,